Eduardo Sotillos fue portavoz del Gobierno socialista en los tiempos de Felipe González. Dice no saber cómo funciona desde dentro un gabinete de imagen política en estos casos: "no tengo ni idea, no me dedico a eso", ríe. Pero la verdad es que una persona con su trayectoria, debe saber mucho de qué se debe estar cociendo ahora mismo en Moncloa.

A su juicio, un cambio en un equipo de comunicación "puede ser una solución", pero no siempre fallan los asesores de imagen. En ocasiones, reconoce, son los políticos los que fallan tomando medidas que a los ciudadanos "no les gustan". En una breve conversación, da sus puntos de vista acerca de una campaña de imagen anunciada desde el Gobierno con la intención de paliar la bajada en la popularidad del Presidente Zapatero.

{p}¿Cambiar a un equipo de comunicación es la solución?{/p}
Puede serla, porque también los equipos de comunicación fallan. Y luego también, claro que sí, se pueden producir fallos de política que a los ciudadanos no les gusten.

{p1}¿Tanto pesa el Estatut?{/p1}
Claro que tiene que ver el Estatut con la pérdida de intención de voto del Partido Socialista. Es cierto que los resultados del CIS son de antes del Estatut, pero ya se había estado negociando y hablando del tema. El Estatut va unido al concepto de "España se rompe" y todas esas cosas, y ese mensaje ha sido muy apoyado y al final ha calado; es normal que cualquier ciudadano se pregunte honestamente "¿será verdad?".

{p1}Y aquí es donde entra la importancia de la comunicación...{/p1}
Es verdad que muchas veces se producen fallos en la política de comunicación, yo mismo fui muy criticado en un momento dado por ese mismo aspecto, pero por otra parte siempre es lógico: es más fácil pensar en cambiar la comunicación que hacer cambios en el equipo. Es lo mismo que en un equipo de fútbol, un entrenador suele cambiarse más fácilmente que un equipo o la directiva.

{p1}¿Y una determinada política de comunicación tiene reflejo en los medios?{/p1}
Cada medio hace lo que le da la gana, como es lógico. Esto se ve en hechos como, por ejemplo, el del pasado martes: el presidente de la Comisión Europea Durao Barroso, que es además miembro del Partido Popular Europeo, hizo un desmentido rotundo sobre las acusaciones de que había mantenido una entrevista con el Presidente del Gobierno para negociar con él el apoyo a la OPA de Gas Natural a cambio de que el Gobierno rebajara sus derechos sobre la financiación. Esto lo han reproducido algunos medios, pero no en todos, por ejemplo, no salía como tal en Periodista Digital. Es decir, la política de comunicación se vuelve muy difícil de llevar a cabo. Porque la gente no sabe qué pasa, y sin conocer yo también pensaría "vaya Gobierno que es capaz de neciar la compra de una empresa a cambio de los intereses españoles en la financiación europea", cuando no es así. Es complicado hacer una buena política de comunicación, y más en momentos como estos en los que hay dos españas, una que no quiere hablar con la otra y la otra que no quiere escuchar a la una.

{p1}Se habla de cierta falta de transparencia{/p1}
Lo de la transparencia es como un tópico que se repite; a los ciudadanos la falta de transparencia de un ministerio les impota escasamente, eso les importa a los periodistas. Al ciudadano hay ministros que le son muy simpáticos y muy comunicativos y consiguen mejor nota, pero eso depende de la habilidad comunicativa. Al final en España no hay ningún secreto: se puede tener una conversación más o menos discreta o secreta en Moncloa y se filtra al día siguiente: creo que al final este es un país bastante transparente, voluntaria o involuntariamente.

{p1}Entonces, ¿de qué depende la intención de voto de la gente?{/p1}
Las elecciones se ganan porque los ciudadanos miran adelante y piensan si han encontrado trabajo o no, si llegan a final de mes o no, si la sanidad va mejor o no... Esas son las preocupaciones mayoritarias en las encuestas. A la gente le importa que si le has prometido una vivienda barata pueda encontrarla, pero que sea transparente la ministra de Vivienda, le importa bien poco.