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Un ejemplo fascinante del ingenio evolutivo animal

El misterioso y letal arte de la cobra escupidora: el bicho que envenenó a Frank Cuesta

Empezaron a escupir veneno hace 7 millones de años por culpa de los primeros homínidos

Periodista Digital 21 Abr 2025 - 02:59 CET
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Imagínate paseando por la selva, cámara en mano, buscando el selfie perfecto, y de repente, te cruzas con una serpiente que, en vez de esconderse o huir, ¡te lanza un chorro de veneno directo a los ojos!

No es una escena sacada de una película de aventuras exagerada, es el día a día de la cobra escupidora, una de las criaturas más carismáticas y temidas del mundo animal.

Con su peculiar forma de defensa —que más parece una broma pesada que una táctica evolutiva—, esta serpiente ha dado mucho que hablar tanto a científicos como a exploradores.

Y si no, que le pregunten a Frank Cuesta, quien tuvo un encontronazo memorable con uno de estos reptiles.

El mundo de las cobras escupidoras está lleno de matices. Estas serpientes han evolucionado para ser expertas tanto en el camuflaje como en el arte del ataque a distancia. Su capacidad para lanzar veneno hasta dos metros no solo pone en jaque a sus depredadores naturales, sino también a los humanos despistados o demasiado curiosos.

¿Qué hace tan especial a la cobra escupidora?

A diferencia de otras serpientes venenosas, la cobra escupidora no necesita acercarse para ser peligrosa.

Este grupo incluye varias especies repartidas por África y Asia, como la Cobra Escupidora de Cuello Negro (Naja nigricollis) y la Cobra Escupidora de Sumatra.

La mayoría tienen un cuerpo alargado que puede alcanzar hasta 2,5 metros y una capucha característica que despliegan cuando se sienten amenazadas.

Su principal baza defensiva reside en su veneno: lo proyectan con sorprendente precisión hacia los ojos del enemigo. Este líquido contiene neurotoxinas y citotoxinas capaces de provocar desde irritación intensa hasta ceguera permanente si no se lava rápidamente. Lo curioso es que esta táctica no es fruto del azar; estudios recientes sugieren que las cobras desarrollaron esta habilidad precisamente como respuesta evolutiva ante amenazas grandes y móviles… ¡posiblemente nuestros propios antepasados!.

Estrategias y comportamiento

¿Están en peligro de extinción?

La conservación de las cobras escupidoras varía según la especie y la región. Aunque muchas gozan todavía de poblaciones estables, otras sufren por la pérdida de hábitat, caza directa y conflictos con seres humanos. Su presencia en zonas urbanas o agrícolas aumenta el riesgo de encuentros accidentales y represalias por parte de las comunidades locales. Si bien no todas figuran actualmente como especies amenazadas graves según organismos internacionales, existen poblaciones vulnerables debido a la deforestación y el comercio ilegal.

¿Son un peligro real para los humanos?

La respuesta corta es sí… pero con matices. La gran mayoría de incidentes ocurren cuando las cobras se sienten amenazadas o acorraladas. El “disparo” del veneno está dirigido casi siempre a los ojos: puede causar dolor extremo e incluso ceguera si no se trata rápidamente. Las mordeduras son menos frecuentes pero mucho más peligrosas; su veneno puede ser letal sin tratamiento médico urgente.

Pese al alarmismo frecuente en medios sensacionalistas, lo cierto es que estas serpientes prefieren evitar el contacto humano siempre que pueden. Los accidentes suelen deberse al desconocimiento o al manejo imprudente por parte de personas no expertas.

Ejemplo famoso: Frank Cuesta

Uno de los casos más mediáticos fue el del herpetólogo español Frank Cuesta, quien fue mordido por una cobra escupidora recientemente. A pesar del susto inicial y la gravedad potencial del incidente (la especie implicada está considerada entre las más venenosas del mundo), Cuesta logró sobrevivir gracias a la rápida intervención médica y probablemente a su experiencia previa tratando con animales peligrosos. Él mismo explicó que parte del secreto estuvo en mantener la calma y acudir inmediatamente al hospital para recibir antiveneno.

Curiosidades irresistibles sobre las cobras escupidoras

En definitiva, las cobras escupidoras son un ejemplo fascinante del ingenio evolutivo animal.

Capaces de defenderse sin necesidad de contacto físico directo, siguen despertando respeto —y algo de temor— tanto entre expertos como entre aventureros ocasionales. Y aunque el encuentro cercano nunca es recomendable (ni siquiera para Frank Cuesta), conocerlas es entender mejor la asombrosa diversidad del mundo natural.

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