Ecosistemas africanos bajo la lupa del comportamiento animal

El tipo ignora las advertencias y la leona a la que acaricia hace esto…

Las leonas, mucho más que cazadoras, son el corazón estratégico y social de las manadas de leones africanos

¿Quién no ha sentido un escalofrío viendo a una leona acechar entre la hierba alta, lista para lanzarse sobre una presa?

Si alguna vez pensaste que el macho con melena era el verdadero jefe, prepárate para descubrir la otra cara del “rey” de la sabana.

Aquí, en el corazón de África, las auténticas jefas lucen bigotes finos y una determinación feroz, aunque sin melena.

Las leonas no solo cazan: deciden quién come, quién sobrevive y cómo se perpetúa la dinastía felina. No es casualidad que sean las auténticas reinas del relato animal.

Y es que, si en la vida cotidiana solemos hablar de “madres coraje”, en el mundo felino deberíamos decir “leonas coraje”.

No solo son madres atentas; además, gestionan alianzas y estrategias con más astucia que muchos políticos.

Y basta ver el vñideo, para com probar qu8e es un animal temible.

Pieter Nortje, de 55 años, se acercó a una cerca para interactuar con dos de esos felinos, en un complejo vacacional de Virginia (Estado Libre, Sudáfrica).

Tras acariciar la melena de un macho, intento hacer lo mismo con una joven hembra, que mordió su antebrazo.

La esposa de la víctima grababa la escena y reaccionó con gritos de pánico ante la situación, pero segundos después el animal soltó a su marido.

El rol esencial de la leona: matriarca y estratega

La organización social de los leones es única entre los grandes felinos. Mientras que tigres o leopardos prefieren la soledad, los leones viven en grupos cohesionados llamados manadas. Pero no nos engañemos: aunque el macho con melena ostenta una imagen imponente y es clave para la defensa territorial, son las leonas quienes llevan el timón del día a día.

Las manadas suelen estar formadas por varias hembras emparentadas y sus crías. La cooperación femenina es absoluta: se turnan para cuidar a los cachorros, defienden el territorio y, sobre todo, coordinan complejas estrategias de caza. Las presas suelen ser mucho más grandes que cualquier león individual (búfalos, cebras o ñus), por lo que la colaboración es esencial para sobrevivir.

En esta estructura social:

  • Las leonas adultas son responsables del 90% de las capturas diarias.
  • Se reparten las tareas: mientras unas acechan por un lado, otras cortan la retirada a las presas.
  • Cuidan colectivamente a los cachorros; incluso pueden amamantar a crías ajenas si es necesario.

Esta labor silenciosa convierte a las leonas en auténticas arquitectas del éxito evolutivo de la especie. Sin ellas, la manada simplemente no funcionaría.

¿Están las leonas (y los leones) en peligro de extinción?

Lamentablemente, sí. El rugido del león resuena cada vez menos en África. Según estimaciones recientes, la población de leones africanos ha caído dramáticamente durante las últimas décadas. Se calcula que hoy quedan menos de 25.000 ejemplares en libertad. Esta cifra supone una reducción superior al 40% respecto al siglo pasado.

Las causas principales son:

  • Pérdida de hábitat debido a la expansión agrícola y humana.
  • Disminución de presas naturales.
  • Caza furtiva y conflictos con ganaderos locales.
  • Enfermedades transmitidas por animales domésticos.

Esto afecta directamente a las manadas lideradas por hembras adultas. Cuando una manada pierde varias leonas (por caza o enfermedad), todo el entramado social puede colapsar. Los cachorros quedan desprotegidos y los machos rivales aprovechan para invadir territorios debilitados.

Para revertir este declive se están implementando proyectos de conservación centrados en proteger hábitats clave y reducir los conflictos entre humanos y felinos. La supervivencia del “rey” depende más que nunca del coraje y sabiduría de sus reinas.

¿Son un peligro real para los humanos?

La imagen popular del león como depredador temible tiene algo de mito… pero también parte de realidad. Aunque estos animales suelen evitar a los humanos cuando pueden, existen situaciones donde pueden ser peligrosos. El riesgo aumenta especialmente cuando:

  • Se invade su territorio o se sorprende a una hembra con cachorros.
  • Sufren escasez extrema de alimento.
  • Han perdido el miedo tras años conviviendo cerca de asentamientos humanos.

No obstante:

  • Los ataques a personas son poco frecuentes comparados con otros animales africanos (como hipopótamos o cocodrilos).
  • La mayoría de incidentes ocurren en áreas donde el hábitat natural ha sido drásticamente reducido.

Por tanto, aunque conviene mantener siempre una distancia prudente —y mucho respeto— hacia estos felinos, no se puede decir que sean un peligro constante para las personas fuera de contextos muy concretos.

Curiosidades para rugir… ¡de sorpresa!

Más allá del papel central de la leona en su familia felina, hay detalles sorprendentes sobre estos animales:

  • Las leonas pueden rugir tan fuerte que su llamado se escucha hasta 8 kilómetros.
  • En cada manada suelen convivir entre 3 y 12 hembras adultas junto con uno o varios machos dominantes.
  • Practican el “juego social” desde cachorras: pelean suavemente entre ellas para entrenar habilidades clave.
  • A diferencia del macho, cuya melena puede parecer elegante pero resulta incómoda al cazar, ellas mantienen un perfil bajo perfecto para el sigilo.
  • Cuando una nueva coalición de machos toma control sobre una manada, suele eliminar a los cachorros existentes… pero muchas veces subestiman el ingenio colectivo de las hembras para salvarlos mediante alianzas secretas.

El legado invisible pero fundamental de las leonas es prueba viviente de que el poder real muchas veces está lejos del foco… y cerca del corazón colectivo femenino.

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