Un dormilón en peligro

Australia elimina 750 koalas con francotiradores disparando desde helicópteros

Debate sobre la conservación y el futuro de este icónico marsupial australiano

Australia elimina 750 koalas con francotiradores disparando desde helicópteros
Koalas Imágen IA

En Australia, donde los koalas son prácticamente celebridades nacionales y sus peluches inundan aeropuertos, nadie esperaba que los titulares de este mes fuesen protagonizados por francotiradores y helicópteros. Sin embargo, el estado de Victoria ha sido escenario de una decisión tan polémica como dramática: el sacrificio de hasta 750 koalas mediante disparos desde el aire, una medida que ha desatado un tsunami de críticas y debates tanto entre la opinión pública como entre expertos en conservación.

La justificación oficial, según las autoridades medioambientales, tiene tintes trágicos. Los incendios forestales que arrasaron el Parque Nacional de Budj Bim dejaron a muchos koalas “gravemente heridos, deshidratados o al borde de la inanición”. Ante esta situación desesperada, el gobierno del estado optó por una eutanasia masiva “por razones humanitarias”, argumentando que era la única vía para evitar sufrimientos innecesarios a los animales afectados.

No obstante, asociaciones como la Alianza por los Koalas han denunciado la falta de controles y la imposibilidad de garantizar desde el aire si los ejemplares estaban realmente en mal estado o si portaban crías. La controversia está servida: ¿es compatible la compasión con la precisión quirúrgica cuando hablamos de rifles y helicópteros? El debate ético está lejos de cerrarse.

¿Un símbolo nacional en peligro?

Más allá del caso puntual de Victoria, lo cierto es que el koala vive tiempos difíciles. Este marsupial, emblema indiscutible del país oceánico, enfrenta una crisis silenciosa pero persistente. Desde hace años, su población se reduce a pasos agigantados debido a una combinación letal de factores: pérdida y fragmentación del hábitat, enfermedades como la clamidiosis, impactos del cambio climático y catástrofes como los incendios forestales recurrentes.

De hecho, en 2022 el gobierno australiano catalogó oficialmente al koala como “en peligro” en Queensland, Nueva Gales del Sur y el Territorio de la Capital Australiana. Solo en las dos últimas décadas se estima una caída del 24% en sus poblaciones más vulnerables. El famoso “Verano Negro” de 2019-2020 supuso un golpe devastador para muchas colonias silvestres.

Actualmente se calcula que hay entre 95.000 y 238.000 koalas en las regiones más estudiadas, aunque las estimaciones varían debido a la dificultad para censar a estos animales solitarios y arbóreos. La situación es especialmente crítica en las áreas costeras urbanizadas, donde atropellos y ataques de perros domésticos se suman a los problemas sanitarios y medioambientales.

Entre la ternura y la supervivencia: amenazas y retos

Los koalas parecen diseñados para conquistar corazones humanos: orejas redondeadas, nariz prominente y esa expresión eterna de estar pensando en las musarañas. Pero bajo esa imagen adorable se esconde una especie extremadamente especializada –y vulnerable–. Su dieta exclusiva basada en hojas de eucalipto los hace dependientes casi al 100% de bosques concretos.

La adaptación evolutiva que les permite sobrevivir comiendo hojas tóxicas es digna de estudio: su hígado puede metabolizar compuestos venenosos para otros animales. Sin embargo, esta dieta tan limitada también les condena si los eucaliptos desaparecen o enferman.

Entre los desafíos más serios está la clamidiosis, una enfermedad bacteriana que afecta a gran parte de las poblaciones silvestres. Sus consecuencias van desde problemas reproductivos hasta ceguera o incluso muerte. El tratamiento existe pero es costoso y difícilmente aplicable a escala masiva. Además, las colisiones con vehículos representan alrededor del 20% de los ingresos hospitalarios veterinarios; solo uno de cada cuatro koalas rescatados logra regresar al bosque en condiciones óptimas.

¿Son peligrosos los koalas para los humanos?

A pesar de su fama angelical (y su aspecto achuchable), no hay motivos para temerles. Los koalas no son peligrosos para las personas; carecen de venenos o garras especialmente dañinas para el ser humano. Eso sí, como cualquier animal salvaje pueden defenderse si se sienten amenazados: algún arañazo ocasional o mordisco pueden ocurrir si alguien olvida que no son peluches vivientes.

Su dieta basada casi exclusivamente en eucalipto tampoco representa ningún riesgo para nosotros –de hecho, ni siquiera podríamos digerir esas hojas sin intoxicarnos–. Así que si alguna vez ves un koala bostezando sobre un árbol australiano puedes estar tranquilo: lo más probable es que ignore tu presencia mientras sigue rumiando su comida favorita.

Curiosidades sobre los koalas

Para terminar este reportaje sin perder el toque anecdótico:

  • Los koalas duermen entre 18 y 22 horas al día, algo así como campeones olímpicos del descanso.
  • Su nombre viene del idioma darug (aborigen australiano) y significa “sin beber”, ya que obtienen casi toda el agua necesaria de las hojas.
  • Cada huella digital es única… ¡y sorprendentemente parecida a la humana! Tanto que hasta bajo microscopio resulta difícil distinguirlas.
  • Aunque parecen osos pequeños, lo cierto es que son marsupiales: llevan a sus crías (llamadas «joeys») durante meses en una bolsa ventral.
  • Los machos tienen una glándula en el pecho con la que marcan territorio frotándose contra troncos.

El caso reciente en Victoria pone sobre la mesa no solo la fragilidad ecológica del koala sino también nuestras propias contradicciones al enfrentarnos al reto de conservar especies icónicas bajo presión ambiental extrema. Y aunque hoy vuelvan a ser noticia por motivos desafortunados, siguen siendo ese símbolo inconfundible del continente australiano… aunque quizás demasiado dormilones para enterarse.

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