La dieta paleolítica, un régimen alimentario que emula los hábitos nutricionales de nuestros antepasados del Paleolítico, ha ganado popularidad en los últimos años, incluso entre atletas de élite. Un caso notable es el del futbolista Marcos Llorente, cuya adherencia a este patrón alimentario ha suscitado interés en la comunidad médica y deportiva.
Composición de la dieta paleolítica
Según María José Cachafeiro, farmacéutica y experta en nutrición, la dieta paleolítica se caracteriza por:
- Inclusión: Carnes magras, pescados, frutas, verduras, frutos secos y semillas.
- Exclusión: Cereales, lácteos y legumbres.
Esta composición busca replicar la alimentación de los cazadores-recolectores del Paleolítico, bajo la premisa de que nuestro organismo está genéticamente adaptado a este tipo de nutrición.
Evidencia científica
La evidencia científica sobre los beneficios de la dieta paleolítica es mixta y aún limitada, especialmente en el contexto del rendimiento deportivo de alto nivel. Algunos estudios sugieren potenciales beneficios metabólicos:
- Mejora en los niveles de glucosa en sangre
- Aumento de la sensibilidad a la insulina
Sin embargo, Cachafeiro advierte que «la investigación en atletas es limitada y no hay suficientes datos para concluir su efecto en el rendimiento deportivo».
Consideraciones nutricionales para atletas
Un aspecto crítico de la dieta paleolítica en el contexto deportivo es la restricción de fuentes tradicionales de carbohidratos. Cachafeiro explica:
«Aunque la dieta paleolítica limita fuentes tradicionales de carbohidratos como cereales y legumbres, se pueden obtener estos hidratos de otros alimentos como frutas, verduras, frutos secos y semillas. Eso sí, en menor medida».
Esta reducción en la ingesta de carbohidratos podría tener implicaciones en el rendimiento de atletas de resistencia o de alta intensidad, que requieren un aporte energético considerable.
Recomendaciones para la implementación
La experta enfatiza la importancia de la supervisión profesional al adoptar este tipo de dieta, especialmente en el ámbito deportivo:
«Pueden proporcionar la energía necesaria para el rendimiento deportivo. Eso sí, que la adecuación de la ingesta sea personalizada y supervisada por un nutricionista deportivo. Cualquier cambio en la alimentación debe realizarse con precaución y asesoramiento personal».
Conclusión
La dieta paleolítica, aunque prometedora en algunos aspectos de la salud metabólica, requiere más investigación para determinar su eficacia y seguridad en el contexto del deporte de alto rendimiento.
Los atletas que consideren adoptar este patrón alimentario deben hacerlo bajo estricta supervisión médica y nutricional, asegurando que se cumplan sus requerimientos energéticos y nutricionales específicos.
Es fundamental que futuros estudios se centren en los efectos a largo plazo de la dieta paleolítica en atletas de élite, evaluando no solo los parámetros metabólicos, sino también el rendimiento deportivo, la recuperación y la salud general.