En un giro inesperado que ha conmocionado a la comunidad arqueológica internacional, un equipo conjunto británico-egipcio ha anunciado el descubrimiento de la tumba del faraón Tutmosis II, la última sepultura real de la dinastía XVIII que permanecía oculta desde el hallazgo de la tumba de Tutankamón hace más de un siglo.
Este hallazgo histórico, localizado en los Valles Occidentales de la Necrópolis Tebana, cerca de la ciudad de Luxor, desafía las teorías establecidas sobre la ubicación de las tumbas reales de este período.
El Dr. Piers Litherland, director de campo de la misión, describió el momento del descubrimiento como profundamente emotivo:
«Cuando salí, mi esposa estaba esperando, y todo lo que pude hacer fue romper en lágrimas. Descubrir algo completamente inesperado es profundamente conmovedor».
Este sentimiento refleja la magnitud de un hallazgo que reescribe la historia de la arqueología egipcia.
La tumba de Tutmosis II, faraón que gobernó hace aproximadamente 3.500 años, se encontró en una zona tradicionalmente asociada con entierros de mujeres reales. Los investigadores habían creído durante mucho tiempo que las cámaras funerarias de los faraones de la dinastía XVIII se encontraban a más de 2 km de distancia, más cerca del Valle de los Reyes.
Este descubrimiento no solo desafía esas suposiciones, sino que también arroja nueva luz sobre las prácticas funerarias de la antigua Egipto.
El Ministerio de Antigüedades de Egipto ha calificado este hallazgo como «uno de los avances arqueológicos más significativos de los últimos años».
A pesar de que estudios preliminares sugieren que el contenido de la tumba fue trasladado en la antigüedad —dejándola sin la icónica momia o el esplendor dorado característico del hallazgo de Tutankamón— la importancia histórica y arqueológica de este descubrimiento es innegable.
La entrada de la tumba fue localizada inicialmente en 2022, pero en ese momento se creyó que conducía a la sepultura de una esposa real.
Sin embargo, el equipo encontró posteriormente «fragmentos de jarras de alabastro inscritas con el nombre del faraón Tutmosis II, identificado como el ‘rey fallecido’, junto con inscripciones que llevan el nombre de su principal consorte real, la reina Hatshepsut», confirmando la identidad del propietario de la tumba.
Este descubrimiento se suma a una larga tradición de colaboración internacional en la arqueología egipcia.
Actualmente, según el Ministro de Antigüedades de Egipto, unas 250 misiones de 25 países, incluyendo 80 misiones egipcias, trabajan en numerosos sitios arqueológicos en todo el país. Esta cooperación internacional ha sido fundamental para desenterrar y preservar el rico patrimonio cultural de Egipto.
Sin embargo, la arqueología egipcia no ha estado exenta de desafíos.
Durante la llamada Primavera Árabe de 2011, varios museos y sitios arqueológicos sufrieron saqueos y daños.
El Museo Egipcio de El Cairo, situado en la emblemática Plaza Tahrir, fue uno de los más afectados.
Aunque inicialmente se reportó que no se habían robado objetos, posteriormente se confirmó la desaparición de varias piezas valiosas. Este incidente subrayó la importancia de proteger el patrimonio cultural en tiempos de inestabilidad política.
A pesar de estos contratiempos, Egipto ha continuado invirtiendo en la preservación y exhibición de su patrimonio.
El proyecto más ambicioso en este sentido es el Gran Museo Egipcio (GEM), cuya inauguración está prevista para el 3 de julio de 2025.
Este museo, que será el más grande del mundo dedicado a una sola civilización, albergará una colección sin precedentes de artefactos del antiguo Egipto, incluyendo el tesoro completo de Tutankamón.
El GEM, con una superficie de 500.000 metros cuadrados, promete revolucionar la forma en que se exhibe y se experimenta la historia egipcia. Según Ahmed Ghoneim, CEO de la Autoridad del GEM, la ceremonia de inauguración «será diferente a cualquier celebración anterior», con eventos que mostrarán el patrimonio cultural único de Egipto tanto a nivel nacional como internacional.
La apertura del GEM y descubrimientos como el de la tumba de Tutmosis II marcan un nuevo capítulo en la arqueología egipcia. Estos avances no solo enriquecen nuestro entendimiento del antiguo Egipto, sino que también prometen impulsar el turismo y la economía del país.
El Dr. Litherland y su equipo continuarán trabajando en el área, con la esperanza de encontrar los contenidos originales de la tumba de Tutmosis II. Este descubrimiento recuerda que, incluso después de siglos de exploración, el antiguo Egipto aún guarda secretos por revelar, manteniendo viva la fascinación por una de las civilizaciones más enigmáticas de la historia.