En un hallazgo que ha capturado la atención mundial, arqueólogos egipcios y estadounidenses han descubierto una tumba faraónica de 3.600 años de antigüedad en la necrópolis de la Montaña de Anubis, cerca de Abidos, Egipto.
Este descubrimiento aporta luz sobre el llamado Segundo Periodo Intermedio (1640-1540 a.C.), una etapa caótica de fragmentación política y guerras internas en el antiguo Egipto.
Sin embargo, lo que más ha intrigado a los investigadores es que el nombre del faraón enterrado permanece desconocido debido a los saqueos sufridos por la tumba en la antigüedad.
La estructura funeraria, situada a unos siete metros bajo tierra, destaca por su arquitectura monumental.
La cámara funeraria principal está construida en piedra caliza y originalmente estaba cubierta por una bóveda de ladrillos de adobe de cinco metros de altura.
Las paredes, aunque dañadas, aún conservan decoraciones alusivas a las diosas Isis y Neftis, guardianas de los muertos, junto con bandas doradas que probablemente contenían jeroglíficos con el nombre del monarca.
La dinastía perdida de Abidos
El hallazgo se atribuye a la dinastía perdida de Abidos, un linaje prácticamente desconocido que gobernó el Alto Egipto durante el Segundo Periodo Intermedio. Este periodo marcó una era de inestabilidad entre los faraones nativos y los hicsos, invasores asiáticos que controlaron gran parte del delta del Nilo. La dinastía de Abidos, aunque poco documentada, habría sido un reino rival que buscaba mantener su autonomía frente a estas amenazas externas.
Los arqueólogos creen que el faraón sepultado podría haber sido un predecesor del rey Senebkay, cuya tumba fue descubierta en 2014 también en esta región. Según Josef Wegner, líder del equipo arqueológico y miembro del Museo de la Universidad de Pensilvania, “la tumba es más grande que otras asociadas a esta dinastía, lo que sugiere que este gobernante tenía un estatus especial”.
Saqueos antiguos y desafíos modernos
Aunque la tumba presenta características únicas y evidencia un alto nivel de sofisticación arquitectónica para su época, fue saqueada hace miles de años. Los ladrones no solo se llevaron objetos funerarios valiosos, sino que también destruyeron las inscripciones jeroglíficas que podrían haber identificado al faraón enterrado. A pesar de ello, los investigadores trabajan con tecnología avanzada, como análisis químicos y escáneres subterráneos, para recuperar más información.
Uno de los aspectos más fascinantes es que las excavaciones han revelado fragmentos cerámicos y restos orgánicos que podrían ofrecer pistas sobre los rituales funerarios y las prácticas agrícolas contemporáneas al faraón. Además, se están buscando vasos canopos —recipientes utilizados para guardar los órganos momificados— que podrían contener inscripciones con el nombre real.
Contexto histórico: la necrópolis de Abidos
Abidos ha sido durante siglos uno de los sitios más importantes del antiguo Egipto. Considerado un lugar sagrado dedicado al dios Osiris, señor del inframundo, este lugar alberga numerosas tumbas reales desde las primeras dinastías hasta el Imperio Nuevo. La necrópolis conocida como Montaña de Anubis debe su nombre al dios chacal asociado con la muerte y el embalsamamiento.
La tumba recién descubierta no solo destaca por su tamaño e importancia histórica, sino también porque refuerza la idea de que Abidos fue un centro neurálgico para las dinastías menores durante períodos convulsos. Mohamed Abdel Badie, jefe del Consejo Supremo de Antigüedades Egipcias, declaró: “Este descubrimiento demuestra cuánto queda aún por aprender sobre las dinastías menos conocidas del antiguo Egipto”.
Implicaciones para la egiptología
El descubrimiento plantea preguntas fundamentales sobre cómo se desarrollaron estas dinastías independientes durante el Segundo Periodo Intermedio. Los investigadores sugieren que este periodo caótico no fue únicamente una etapa de decadencia, sino también un momento clave para la innovación cultural y tecnológica que allanó el camino hacia el renacimiento del Imperio Nuevo.
Además, este hallazgo subraya la importancia de seguir explorando regiones menos estudiadas como Abidos. A pesar del saqueo y los daños sufridos por muchas tumbas antiguas, cada descubrimiento ofrece nuevas oportunidades para reconstruir capítulos olvidados en la historia egipcia.
El futuro: ¿más secretos bajo tierra?
El equipo arqueológico continuará trabajando en la zona con herramientas modernas como drones y sensores geofísicos para identificar otras posibles tumbas en la región. La esperanza es encontrar más evidencia física —como sarcófagos o inscripciones intactas— que permita identificar al misterioso faraón y sus contemporáneos.
Mientras tanto, este hallazgo ya está considerado uno de los más significativos en lo que va del año para la egiptología. Más allá del misterio en torno al faraón sin nombre, lo encontrado en Abidos nos recuerda cuán vasto e inexplorado sigue siendo el legado cultural del antiguo Egipto.