UN EPISODIO OSCURO EN LA HISTORIA DEL CINE

La polémica escena de «El último tango en París»: lo que realmente sucedió entre Marlon Brando y Maria Schneider

La escena de la mantequilla en El último tango en París desató una controversia que persiste hasta hoy, revelando abusos detrás de cámaras y una herida emocional irreparable para Maria Schneider

La polémica escena de "El último tango en París": lo que realmente sucedió entre Marlon Brando y Maria Schneider

Estrenada en 1972, El último tango en París, dirigida por Bernardo Bertolucci y protagonizada por Marlon Brando y Maria Schneider, marcó un hito en la historia del cine por su audaz contenido sexual. Sin embargo, la producción del filme quedó empañada por un episodio que sigue generando debate: la infame escena de la mantequilla, considerada por muchos como un símbolo de abuso y traición hacia una joven actriz que apenas comenzaba su carrera.

El contexto de una película revolucionaria

El último tango en París fue alabada inicialmente por su audaz exploración de la sexualidad humana y la actuación magistral de Marlon Brando, quien recibió una nominación al Oscar por su papel. No obstante, décadas después, las declaraciones de Maria Schneider sobre lo ocurrido durante el rodaje sacaron a la luz un episodio oscuro que cambió para siempre la percepción pública del filme.

Maria Schneider tenía solo 19 años cuando interpretó a Jeanne, una joven parisina que se involucra en una relación intensa y destructiva con Paul, un hombre mayor encarnado por Brando. En una entrevista, Schneider reveló que Bernardo Bertolucci y Marlon Brando conspiraron para rodar una escena no consensuada en la que se utilizaba mantequilla como lubricante durante una violación simulada. Esta escena no estaba incluida en el guion original, y Schneider no fue informada de los detalles hasta el mismo día del rodaje.

Una escena fuera del guion

La famosa escena muestra a Paul (Brando) utilizando mantequilla como lubricante en un acto de violencia sexual contra Jeanne (Schneider). Según las palabras de Schneider, Bertolucci le informó sobre el uso del tarro de mantequilla momentos antes de filmar, dejando a la actriz emocionalmente desprotegida. «Me sentí humillada y violada tanto por Marlon como por Bertolucci», expresó años después. Aunque técnicamente no hubo contacto sexual real, el impacto psicológico fue devastador para Schneider, quien lloró genuinamente durante la grabación.

Bertolucci admitió años más tarde que la intención detrás de esta decisión fue capturar una reacción auténtica de vulnerabilidad y humillación en Schneider para aumentar el realismo de la escena. Sin embargo, este enfoque ha sido ampliamente criticado como un abuso flagrante del poder del director sobre su actriz.

Las consecuencias emocionales para Maria Schneider

El impacto psicológico que esta experiencia tuvo en Maria Schneider fue profundo y duradero. En diversas entrevistas, ella afirmó que nunca pudo superar completamente lo ocurrido durante el rodaje. Además, criticó a Bertolucci por tratarla como un objeto más en su visión artística, sin preocuparse por su bienestar emocional.

Schneider también relató cómo este episodio contribuyó a su lucha con problemas personales, incluyendo adicciones y depresión. Aunque con el tiempo perdonó a Marlon Brando —quien más tarde confesó no haber comprendido completamente las circunstancias en ese momento— nunca logró reconciliarse con Bertolucci. «Él me traicionó», señaló enfáticamente en múltiples ocasiones.

La postura de Bernardo Bertolucci

En declaraciones posteriores, Bertolucci reconoció los hechos pero nunca expresó arrepentimiento completo por sus acciones. En una entrevista concedida en 2013, afirmó: «Quería su reacción como chica, no como actriz». Aunque admitió que podría haber actuado de otra manera, también defendió su decisión desde el punto de vista artístico. Estas palabras provocaron una oleada de críticas hacia el director, quien fue acusado de perpetuar dinámicas abusivas bajo el pretexto del arte cinematográfico.

Un legado polémico

A más de cinco décadas del estreno de El último tango en París, esta escena sigue siendo objeto de intensos debates sobre los límites éticos en el cine y el consentimiento dentro del ámbito artístico. La controversia ha eclipsado muchos aspectos positivos del filme y ha generado preguntas sobre cómo proteger a los actores jóvenes e inexpertos frente a situaciones abusivas en los rodajes.

Hoy día, esta experiencia se utiliza como ejemplo para abogar por prácticas más transparentes y respetuosas en las producciones cinematográficas. El caso también ha impulsado conversaciones sobre la importancia del consentimiento explícito en escenas íntimas y sobre cómo las dinámicas de poder pueden ser explotadas detrás de cámaras.

En definitiva, El último tango en París ya no es recordada solo por su revolucionario contenido artístico sino también como un ejemplo sombrío de las fallas éticas dentro de la industria cinematográfica.

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Autor

Fernando Veloz

Economista, comunicador, experto en televisión y creador de formatos y contenidos.

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