TRADICIÓN Y EMOCIÓN EN LA SEMANA SANTA DE MÁLAGA

La Legión y el Cristo de la Buena Muerte: Un vínculo forjado en la historia y la devoción malagueña

Cada Jueves Santo, la Legión Española escolta al Cristo de la Buena Muerte en Málaga, un acto que une fervor religioso, historia militar y emoción popular

La Legión y el Cristo de la Buena Muerte
La Legión y el Cristo de la Buena Muerte. PD

Cuando el sol apenas asoma en el horizonte del puerto de Málaga, una multitud expectante aguarda el desembarco de la Legión Española.

El sonido de los tambores, los pasos a ritmo vertiginoso y el característico himno El novio de la muerte anuncian el inicio de uno de los actos más emblemáticos de la Semana Santa andaluza: el traslado del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, conocido popularmente como Cristo de Mena.

Esta tradición, cargada de solemnidad y fervor, transforma cada año las calles del centro histórico en un escenario donde conviven devoción religiosa y orgullo militar.

No es solo una procesión: es un símbolo compartido por miles de malagueños, cofrades y turistas.

La imagen poderosa de los legionarios portando el Cristo con una sola mano, avanzando a 160 pasos por minuto entre aplausos y lágrimas, resume el espíritu único que envuelve este rito.

Lo que empezó como un gesto puntual es hoy un evento retransmitido por televisión nacional e internacional.

La imagen del “novio de la muerte” portando al Cristo sigue emocionando generación tras generación.

En palabras recientes recogidas en medios digitales: “Vivirlo en directo es algo que te llena, emociona y conmueve”, ha afirmado este jueves Juanma Moreno.

Así, año tras año, Málaga no solo revive su Semana Santa sino que reafirma con orgullo su lugar en el corazón espiritual —y también cultural— del país.

El origen del vínculo: historia de una devoción

La relación entre la Legión Española y el Cristo de la Buena Muerte se remonta a hace casi un siglo. Todo comenzó en 1925, cuando figuras clave como Miguel Primo de Rivera y el entonces teniente coronel Francisco Franco Bahamonde participaron en los actos religiosos organizados por la Congregación de Mena. Aquella visita fue decisiva: en 1928, la autoridad militar designó oficialmente al Cristo como protector y patrón del Tercio de Extranjeros, consolidando una conexión que perdura hasta hoy.

Desde entonces, el Cristo pasó a ser conocido como el Cristo de los legionarios. En 1930, una unidad legionaria desembarcó por primera vez en el puerto para custodiarlo durante la procesión. La tradición se vio interrumpida por episodios trágicos como la destrucción de la talla original en 1931 durante los disturbios anticlericales previos a la Segunda República. Sin embargo, renació con fuerza tras la posguerra gracias a una nueva imagen tallada en 1941 por Francisco Palma Burgos, que recoge el dramatismo y la anatomía imponente del Cristo que ideó Pedro de Mena en el siglo XVII.

Ceremonia, simbolismo y preparación

El desembarco legionarios cada Jueves Santo es mucho más que un desfile militar. Es un ritual cargado de emoción y detalles simbólicos:

  • Los efectivos del Tercio Alejandro Farnesio IV llegan a bordo del Buque ‘Furor’ al Muelle 2 del puerto.
  • Desembarcan entre honores militares, himno nacional y aplausos multitudinarios.
  • Los legionarios entonan El novio de la muerte, canción no oficial pero profundamente arraigada en su identidad.
  • Inician su recorrido hacia el centro histórico para escoltar al Cristo desde su capilla hasta su trono procesional.

Durante toda la semana previa, escuadras de legionarios se turnan cada pocos minutos para custodiar al Cristo en su capilla. Este gesto constituye un acto de meditación y respeto tanto para militares como para fieles.

La procesión es también un despliegue físico: portar al Cristo requiere fuerza, coordinación y destreza, ya que los legionarios lo sostienen con una sola mano mientras avanzan a paso ligero. Los preparativos son intensos; los participantes se entrenan durante semanas para estar a la altura del evento.

Una imagen icónica para Málaga y España

El paso del Cristo de Mena escoltado por la Legión ha traspasado fronteras locales para convertirse en uno de los símbolos más reconocibles de la Semana Santa española. Personalidades como Antonio Banderas, legionario de honor, o autoridades como el presidente andaluz Juanma Moreno no faltan nunca a esta cita marcada por “la emoción y el sentimiento” que genera tanto entre los devotos como entre quienes lo viven por primera vez.

No se trata solo de fe o tradición religiosa: es también una celebración colectiva donde confluyen identidad local, memoria histórica y espíritu castrense. Las calles llenas hasta desbordar reflejan esa mezcla única entre lo sagrado y lo popular.

Razones profundas: ¿por qué lo hace la Legión?

Las motivaciones que explican esta vinculación son múltiples:

  • El Cristo es protector espiritual y símbolo moral para La Legión desde su nacimiento.
  • La participación refuerza los valores tradicionales del cuerpo: sacrificio, lealtad y entrega absoluta.
  • El acto sirve también para rendir homenaje a los caídos e infundir ánimo a quienes cumplen misiones fuera del país.
  • Para Málaga supone renovar anualmente su vínculo con las Fuerzas Armadas españolas.

Además, este año ha destacado especialmente por las condiciones meteorológicas favorables, permitiendo una mayor afluencia ciudadana. Se calcula que más de 30.000 personas han acompañado a los legionarios durante todo el recorrido procesional.

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