El Vaticano renueva el ritual de despedida papal

El funeral del papa Francisco: Bergoglio no será enterrado com un emperador romano

El funeral del argentino marcará un antes y un después: será sobrio, sin lujos, y abandonará los símbolos de poder que lo asemejaban a los emperadores romanos

El funeral del papa Francisco: Bergoglio no será enterrado com un emperador romano

La noticia de la muerte de Francisco no solo ha impactado a millones de fieles, sino que también ha traído consigo una transformación profunda en los rituales de despedida de un papa. Por primera vez en siglos, el funeral del líder católico se alejará deliberadamente de las fastuosas ceremonias que evocaban el esplendor de los antiguos emperadores romanos para abrazar una sencillez profundamente cristiana.

El propio Jorge Mario Bergoglio fue quien decidió este cambio. Lo hizo a conciencia, dejando instrucciones detalladas sobre cómo quería que fuera su funeral: “Lo simplificamos bastante”, reconoció con su humor habitual meses antes de morir. El resultado es un ritual renovado, más acorde con la imagen que él quiso proyectar como pastor humilde y servidor del pueblo de Dios.

¿Por qué ya no será “como el de un emperador romano”?

Durante siglos, los funerales papales han estado rodeados de símbolos de poder y majestuosidad:

  • Tres féretros (ciprés, plomo y roble), uno dentro del otro.
  • Un catafalco (una estructura elevada y ornamentada para sostener el ataúd durante las exequias).
  • Ceremonias largas y complejas, con varios días de velatorio.
  • Elementos exclusivos como la férula papal o el anillo del Pescador.

Todo esto evocaba la imagen imperial: un Papa como figura casi divina, rodeado por una corte y honores propios de monarcas antiguos. Sin embargo, Francisco ha querido romper con esa percepción. Para él, el Papa debe ser recordado como “un pastor y discípulo de Cristo, no como un poderoso hombre de este mundo”.

Las claves del nuevo funeral papal

Las modificaciones introducidas por Francisco han sido recogidas en la nueva edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, publicada por el Vaticano en 2024. Estos son algunos puntos esenciales del renovado protocolo:

  • Desaparición de los tres féretros: Ahora habrá un único ataúd sencillo, eliminando la práctica centenaria de los tres ataúdes superpuestos (ciprés, plomo y roble).
  • Sin catafalco ni férula papal: El cuerpo será expuesto directamente en la Basílica de San Pedro para la veneración de los fieles, pero sin el catafalco ni otros elementos pomposos.
  • Velatorio simplificado: Solo habrá un velatorio (en vez de dos) y se elimina la ceremonia solemne del cierre del ataúd.
  • Cambio en la constatación de la muerte: Ahora se hace en la capilla y no en la habitación privada del Papa, subrayando el aspecto litúrgico por encima del privado.
  • Acceso más directo para los fieles: El cuerpo estará más accesible al pueblo en la Basílica Vaticana, alejándose así del secretismo palaciego.

Un funeral coherente con toda una vida

Este cambio no es casual ni improvisado. Forma parte del legado reformista que ha caracterizado todo el pontificado de Francisco. Su apuesta por una Iglesia “pobre para los pobres”, por la transparencia económica y por dejar atrás privilegios históricos encuentra ahora reflejo incluso en su despedida final.

La Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Vaticano ha revisado a fondo todos los textos y ritos asociados al funeral pontificio, adaptándolos a la Constitución Prædicate Evangelium, promulgada en 2022. El objetivo: que cada gesto tenga sentido evangélico y no sea solo una repetición vacía o una muestra de poder terrenal.

Reacciones dentro y fuera del Vaticano

La decisión ha generado opiniones diversas:

  • Muchos fieles ven en este gesto una coherencia absoluta con lo que fue el Papa argentino: cercano, austero y convencido defensor de lo esencial.
  • Algunos sectores tradicionales lamentan perder parte del ritual histórico que consideraban propio del peso universal de la figura papal.
  • En medios internacionales se destaca que este nuevo protocolo marca un punto de inflexión e influirá previsiblemente en funerales futuros.

Como expresó recientemente un portavoz vaticano: “El último adiós a Francisco será sobrio, cristiano y profundamente humano”.

Implicaciones para el futuro

El funeral de Francisco sienta un precedente difícilmente reversible. Abre la puerta a que sus sucesores opten también por exequias menos grandilocuentes, volviendo al espíritu original del cristianismo: humildad ante la muerte y cercanía con el pueblo.

Además, esta decisión envía un mensaje claro a todo el mundo católico sobre el papel real del Papa: no como figura imperial ni símbolo absoluto de poder humano, sino como servidor hasta el final. Así lo quiso Francisco, así será recordado.

En definitiva, el adiós a este Papa no solo marca el fin de una era por su figura personal sino también por su manera —tan distinta— de entender la muerte y el legado espiritual. Una despedida que rompe moldes y señala nuevos caminos para toda la Iglesia.

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