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Una vida marcada por la adversidad y la convicción

¿Será el cardenal Robert Sarah el próximo Papa?… negro, conservador, anticomunista, pronatalidad, crítico con el Islam y antiwoke

El guineano representa un cristianismo vibrante entre persecuciones

Periodista Digital 24 Abr 2025 - 01:09 CET
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La Iglesia católica atraviesa días de incertidumbre tras la muerte de Francisco. Entre especulaciones, un nombre destaca por su perfil atípico: Robert Sarah, el cardenal africano que encarna el ala más conservadora y tradicionalista del Vaticano.

De origen humilde, nacido en Ourous, una aldea de Guinea, Sarah representa mucho más que una opción rupturista: simboliza la resistencia doctrinal frente a las tendencias progresistas que han marcado los últimos años en Roma.

A sus 79 años, Sarah está justo al borde de la edad límite para participar en el cónclave.

Si resulta elegido, sería el primer pontífice negro de la historia moderna, cumpliendo así una vieja profecía citada hasta por Nostradamus en algunos círculos mediáticos.

Su figura divide profundamente a los fieles: para muchos católicos africanos y europeos es un faro de ortodoxia; para sus detractores, un obstáculo para la modernización del cristianismo.

La vida de Robert Sarah ha estado marcada por desafíos. Ordenado sacerdote en 1969 y nombrado arzobispo con solo 34 años por Juan Pablo II, ejerció su ministerio bajo el régimen autoritario guineano, donde la represión política era moneda corriente. Pese a ello, se mantuvo como voz firme contra el comunismo y defensor incansable de los valores tradicionales del catolicismo.

Su ascenso en la Curia romana fue meteórico. Ha ocupado cargos clave como secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, coordinando la caridad católica mundial. En 2010 fue nombrado cardenal y, cuatro años después, prefecto del Culto Divino bajo el propio papa Francisco. Sin embargo, las diferencias con Francisco se hicieron pronto evidentes. Mientras el pontífice argentino impulsaba reformas aperturistas —como debatir el celibato o bendecir uniones homosexuales— Sarah lideraba las resistencias internas desde una perspectiva inquebrantablemente conservadora.

Conservadurismo radical y crítica al islamismo

Sarah ha construido su reputación sobre una defensa férrea de la tradición litúrgica y moral católica. Se opone frontalmente a la ideología de género, al aborto, a la eutanasia y a lo que denomina “declive moral del secularismo occidental”. La doctrina social progresista del papa Francisco choca con su visión del cristianismo como baluarte contra las modas culturales y políticas contemporáneas.

Uno de los aspectos más polémicos de Sarah es su posición crítica hacia el islam político. Criado en un país donde esta religión es mayoritaria pero históricamente tolerante, no ha dudado en denunciar públicamente el auge del fundamentalismo islámico como una “bestia apocalíptica”, equiparando amenazas como Boko Haram o Estado Islámico a desafíos existenciales para África y el mundo cristiano. Este discurso le ha granjeado apoyos entre sectores tradicionalistas europeos preocupados por el avance islamista.

África: cristianismo vibrante entre persecuciones

El continente africano vive un auge del cristianismo que contrasta con las crisis de fe en Europa. Países como Nigeria, República Centroafricana o Sudán han visto crecer comunidades católicas pese a enfrentarse a persecuciones violentas por parte de grupos islamistas radicales. Según datos recientes, África es hoy uno de los motores demográficos del catolicismo mundial.

Las misiones cristianas siguen siendo vitales: alimentan escuelas, hospitales y proyectos sociales donde los Estados no llegan. Sin embargo, este crecimiento se da bajo permanente amenaza: matanzas masivas, secuestros y destrucción de iglesias son frecuentes en varias regiones subsaharianas. El liderazgo africano dentro del Vaticano se percibe como símbolo de esperanza pero también como reconocimiento a una Iglesia perseguida pero resiliente.

Robert Sarah en rankings papales

En los últimos días, diversos modelos predictivos —incluyendo inteligencia artificial— han situado a Sarah entre los favoritos para suceder a Francisco. Aunque algunos consideran que su perfil conservador podría jugarle en contra frente a candidatos más moderados o aperturistas, su nombre aparece recurrentemente junto a otros cardenales africanos como Peter Turkson o figuras latinoamericanas emergentes.

Ranking actual (abril 2025) entre los favoritos al papado:

Sarah cuenta con fuerte apoyo entre cardenales africanos y sectores conservadores estadounidenses y europeos; sin embargo, enfrenta resistencia entre quienes ven urgente adaptar la Iglesia a nuevas realidades sociales.

El fenómeno “antiwoke” dentro del catolicismo

El término “antiwoke” define bien al entorno ideológico que respalda a Sarah. Sus seguidores lo consideran el antídoto ante lo que perciben como concesiones excesivas al relativismo cultural occidental. Las redes sociales reflejan este pulso: hashtags como #SarahPapa2025 agrupan tanto fieles tradicionales preocupados por la erosión doctrinal como activistas políticos contrarios a las políticas migratorias abiertas o al multiculturalismo promovido por otros sectores eclesiásticos.

En contraste con Francisco —abierto al diálogo interreligioso y comprometido con causas sociales globales— Sarah apuesta por una Iglesia “contracultural”, volcada en defender la ortodoxia frente a cualquier tentación secularizadora.

Persecución religiosa: realidad africana

La situación dramática de muchos cristianos africanos sigue siendo ignorada por buena parte del mundo occidental. Matanzas recientes perpetradas por extremistas islámicos en países como Nigeria han dejado miles de muertos y millones de desplazados internos. Organizaciones internacionales han denunciado la falta de protección efectiva tanto por parte de gobiernos locales como globales.

En este contexto, figuras como Robert Sarah adquieren una dimensión simbólica mayor: representan no solo un enfoque doctrinal sino también una voz que denuncia la violencia sistemática contra creyentes. El propio cardenal ha señalado repetidamente que “la sangre de los mártires africanos es semilla para la fe”, frase que sintetiza tanto dolor como esperanza compartidos por millones.


La candidatura papal de Robert Sarah reabre viejos debates sobre identidad, tradición e integración dentro del catolicismo global. Mientras unos ven en él el futuro necesario para recuperar el vigor perdido, otros temen un giro excesivamente restrictivo en un momento donde muchos fieles reclaman apertura e inclusión.

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