La Real Sociedad peleó con valentía, pero se marcha de Anoeta con la sensación de que, para tumbar al Real Madrid, hay que hacer mucho más que jugar bien.
Con más llegadas y ocasiones que su rival, el equipo de Imanol Alguacil deberá escalar un Everest en el Santiago Bernabéu dentro de un mes para buscar la remontada en la Copa del Rey.
RESUMEN
Los de Ancelotti no firmaron su partido más brillante, pero sí uno de los más serios. El técnico italiano sorprendió con un once inusual, dando la titularidad a Endrick y Güler en un gesto que pareció un desafío a quienes critican su conservadurismo. También probó con Asencio como lateral derecho, aunque este último experimento no funcionó y fue sustituido por Lucas Vázquez al descanso.
El gran protagonista fue Endrick, quien no dejó pasar la oportunidad. El joven delantero anotó el único gol del encuentro y rozó el segundo con un disparo al larguero. A su lado, Vinicius, portando el brazalete de capitán, mostró una versión serena y madura, liderando con temple tanto en lo futbolístico como en lo emocional.
El Madrid golpeó con su clásico veneno: el contragolpe. Vinicius inició la jugada en el área de Lunin, Bellingham aceleró y Endrick, con un control y giro perfectos, definió con potencia ante Remiro. La Real, que había dominado en los primeros compases con Kubo, Brais y Barrenetxea, careció de acierto en el último tercio y se topó con un Lunin en estado de gracia. El ucraniano volvió a demostrar que puede sostener al equipo en noches exigentes, con una parada espectacular en la segunda mitad que evitó el empate.
La sensación final fue clara: la Real pudo igualar, pero el Madrid, sin pisar el acelerador a fondo, dio la impresión de que, si hubiese querido, habría sentenciado la eliminatoria. En un mes, la vuelta en el Bernabéu dictará sentencia
Más en Deportes
CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL
QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE
Buscamos personas comprometidas que nos apoyen
CONTRIBUYE