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En el norte de China, a orillas del río Hai, la silueta imponente del Goldin Finance 117 domina el horizonte de Tianjin.
Con sus 597 metros y 128 plantas, esta torre de cristal y acero se ganó el título no buscado de “rascacielos abandonado más alto del mundo”.
Tras una década convertida en símbolo de promesas incumplidas y derroche inmobiliario, la construcción se prepara para reanudar sus trabajos en los próximos días, según confirman fuentes locales y medios internacionales.
Durante años, el edificio fue apodado “ghostscraper”. Su estructura, majestuosa pero inacabada, quedó congelada en 2015 a escasos meses de su prevista inauguración.
Los planes originales preveían oficinas de lujo, hotel cinco estrellas y zonas comerciales que transformarían el distrito financiero de Tianjin. Sin embargo, la combinación letal de crisis financiera global, falta de financiación estatal y un mercado local incapaz de absorber semejante proyecto dejaron la torre huérfana antes incluso de abrir sus puertas.
De sueño a advertencia: el espejo de la burbuja inmobiliaria china
El caso del Goldin Finance 117 es más que una simple anécdota arquitectónica. Refleja los excesos cometidos durante la fiebre constructora que vivió China entre 2008 y 2015. La promotora Goldin Group, sin la red estatal que protege a gigantes como Wanda o Evergrande, afrontó sola los vaivenes financieros. El estallido de la burbuja bursátil en 2015 fue el golpe definitivo: el dinero se agotó y las obras se detuvieron cuando apenas faltaba equipar el interior del rascacielos.
Críticos y analistas han señalado errores estratégicos clave:
- Elegir Tianjin, una ciudad considerada “de segundo nivel”, como sede para un proyecto tan ambicioso.
- Falta de respaldo institucional frente a otras grandes promotoras chinas.
- Subestimar la volatilidad del mercado inmobiliario tras la crisis global.
Como resultado, la torre quedó aislada en una zona periférica sin el atractivo suficiente para captar empresas internacionales o turismo de alto poder adquisitivo. En palabras gráficas del medio The B1M: “Fue como intentar construir Hudson Yards a las afueras de Filadelfia”.
Un reinicio con interrogantes
La noticia del reinicio ha generado expectativas, pero también numerosas dudas. Las autoridades locales han dado luz verde para que las grúas y obreros regresen a la obra después de casi diez años sin actividad relevante. El objetivo declarado es finalizar los interiores y adaptar las instalaciones para usos mixtos.
Entre los factores que ahora juegan a favor destacan:
- La presión política para revitalizar sectores económicos estratégicos.
- El deseo del gobierno chino por mostrar signos de recuperación tras varios años convulsos en el sector inmobiliario.
- El interés por evitar el deterioro definitivo o incluso la demolición de un edificio que ya es parte del skyline icónico de Tianjin.
Sin embargo, persisten retos considerables:
- La demanda real sigue siendo incierta: ¿hay suficientes empresas o inversores dispuestos a ocupar tanto espacio premium?
- El sobrecoste acumulado tras años parado podría disparar los precios y dificultar la rentabilidad.
- Las nuevas normativas chinas limitan desde 2020 tanto el número como la altura máxima de rascacielos, dificultando la viabilidad comercial futura para proyectos tan colosales.
El efecto dominó en el sector inmobiliario chino
Este movimiento no solo afecta al futuro inmediato del Goldin Finance 117; también es interpretado como termómetro sobre la salud del sector inmobiliario en China. Tras años marcados por escándalos financieros y rescates estatales a grandes desarrolladoras, las autoridades buscan señales positivas que transmitan confianza e impulsen nuevas inversiones.
Algunos expertos consideran que rescatar proyectos icónicos puede ser útil para restaurar imagen internacional e incentivar empleo local. Otros advierten del peligro de reincidir en errores pasados: priorizar grandes obras frente a la demanda real o las necesidades sociales básicas como vivienda asequible.
Cifras clave para entender el impacto
Dato | Valor |
---|---|
Altura | 597 metros (1.959 pies) |
Plantas | 128 |
Fecha inicio obras | 2008 |
Paralización principal | 2015 |
Coste estimado (en su día) | Más de 7.000 millones de dólares |
Tipo uso previsto | Oficinas, hotel lujo, comercios |
De “ghostscraper” a posible icono recuperado
Hoy por hoy, Goldin Finance 117 es un recordatorio visible desde kilómetros a la redonda sobre cómo los sueños arquitectónicos pueden transformarse en pesadilla financiera. Pero también es ejemplo vivo —nunca mejor dicho— de cómo una economía puede reinventarse, aprender de sus excesos y tratar de dar una segunda vida a infraestructuras mastodónticas.
El futuro inmediato dependerá tanto del pulso inversor como de las políticas urbanísticas chinas. Si finalmente se completa y logra atraer actividad económica sostenida, Goldin Finance 117 podría pasar página y convertirse —por fin— en símbolo positivo para Tianjin y todo el sector inmobiliario asiático.
Por ahora, vuelve a ser noticia no por su abandono sino por su potencial renacimiento. ¿Logrará esta vez cumplir su promesa? Solo el tiempo —y el mercado— lo dirán.
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