España y Portugal paralizadas por un colapso sin precedentes

Gran apagón eléctrico en España: caos, desconcierto y el pasmo de un ausente Sánchez

El mayor apagón en décadas deja a millones sin luz y siembra dudas sobre la gestión del Gobierno y muchas críticas a su presidente

El Gran Apagon y España sin electricidad
El Gran Apagon y España sin electricidad. PD

La jornada del 28 de abril de 2025 será recordada como una de las más caóticas en la historia reciente de España y Portugal.

A las 12:30 del mediodía, millones de ciudadanos se vieron súbitamente trasladados a una era analógica: luces apagadas, electrodomésticos inertes y una desconexión absoluta de las comunicaciones digitales.

El apagón no fue un simple corte local, sino un colapso total —un “cero energético”— que afectó a la península ibérica y partes del sur de Francia y Bélgica.

Mientras la población buscaba respuestas entre transistores de pilas y colas interminables en comercios, las grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Lisboa quedaban paralizadas.

Semáforos fuera de servicio provocaron atascos kilométricos.

El transporte público se detuvo en seco, con trenes de Renfe y trayectos de Adif cancelados indefinidamente. Los hospitales funcionaron a medio gas, priorizando solo intervenciones urgentes. Aeropuertos como el de Barajas quedaron sumidos en la incertidumbre, con miles de pasajeros varados y sin información clara sobre sus vuelos.

Un país a oscuras: impacto social y económico

Las consecuencias del apagón fueron inmediatas y profundas:

  • El consumo eléctrico cayó un 50% en cuestión de minutos, pasando de 25.189 a 12.425 megavatios según datos de Red Eléctrica.
  • Las comunicaciones móviles e internet dejaron de funcionar en amplias zonas del país.
  • Las cadenas logísticas se vieron interrumpidas, con supermercados cerrados por falta de suministro eléctrico y problemas en sistemas informáticos.
  • En los hogares, frigoríficos comenzaron a descongelarse y la población acudió a tiendas pequeñas para comprar productos básicos.
  • El sector industrial sufrió pérdidas incalculables por la paralización repentina de fábricas y talleres.
  • La actividad educativa quedó suspendida: colegios desalojados, niños esperando ser recogidos sin medios para comunicarse.

La sensación generalizada era de desconcierto e impotencia, mientras los ciudadanos intentaban organizar su día a día sin saber cuánto duraría la emergencia ni cuáles eran sus causas.

¿Dónde estaba Sánchez? La ausencia que genera debate

En medio del caos, una pregunta recorría redes sociales y tertulias radiofónicas: ¿dónde ha estado el presidente Pedro Sánchez durante las primeras horas del apagón? La incertidumbre se alimentó por la falta de información oficial inmediata. No fue hasta varias horas después del inicio del colapso cuando el presidente compareció públicamente desde La Moncloa, asegurando que no existía “información concluyente” sobre lo sucedido y que todas las hipótesis estaban abiertas, desde fallos técnicos hasta un posible ciberataque.

El Gobierno había convocado una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad Nacional. Tanto Sánchez como la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, se dirigieron al centro de control de Red Eléctrica para seguir la evolución del restablecimiento del suministro. Sin embargo, la percepción social era que la respuesta llegaba tarde ante un episodio tan grave.

Varios presidentes autonómicos exigieron al Ejecutivo activar el máximo nivel del plan nacional de emergencia —el plan 3— ante la magnitud del desastre. Mientras tanto, el Gobierno portugués también formó un gabinete especial para monitorizar la situación y subrayó que el origen podría estar fuera de sus fronteras, apuntando hacia España.

¿Por qué ocurrió? El misterio del cero energético

La causa exacta sigue sin esclarecerse a ciencia cierta. Lo que sí se sabe es que se produjo un “cero energético”: un colapso total del sistema eléctrico nacional, donde toda la red dejó súbitamente de suministrar energía. Este fenómeno es mucho más grave que un simple corte local; implica una desconexión masiva que requiere procedimientos muy complejos para volver a levantar el sistema desde cero.

Entre las posibles causas técnicas figuran:

  • Fallos graves en infraestructuras clave: líneas de transmisión, subestaciones o componentes críticos dañados pueden desencadenar un efecto dominó que paraliza toda la red.
  • Eventos climáticos extremos o accidentes no descartados.
  • Ciberataques o sabotajes: aunque sin pruebas concluyentes hasta ahora, el contexto internacional tenso hace que esta hipótesis cobre fuerza en algunos sectores oficiales.
  • Desequilibrios bruscos entre oferta y demanda energética.

Lo cierto es que recuperar el suministro tras un cero energético es lento. Exige reactivar progresivamente cada central generadora sin apoyo externo, acoplando estaciones y subestaciones una por una. Red Eléctrica advirtió desde el primer momento que la restauración total podría llevar entre seis y diez horas.

Gestión política: críticas y retos futuros

La reacción política ha estado marcada por las críticas a la falta de información rápida y transparente. Muchos ciudadanos esperaban ver al presidente liderando personalmente la comunicación desde el primer minuto. La demora en su aparición pública aumentó las especulaciones sobre su paradero real durante las primeras horas clave.

El episodio ha puesto sobre la mesa varios retos urgentes:

  • Mejorar los protocolos públicos de comunicación ante crisis eléctricas.
  • Invertir en modernización constante para reducir vulnerabilidades técnicas.
  • Reforzar ciberseguridad ante posibles amenazas externas.
  • Fomentar mayor coordinación europea para prevenir incidentes transfronterizos.

Las autoridades españolas trabajan ahora junto a organismos europeos como ENTSO-e para analizar las causas profundas del apagón e implementar medidas que eviten repetir esta situación en el futuro cercano.

Un despertar analógico en pleno siglo XXI

España ha vivido este lunes una jornada insólita: millones han experimentado lo frágil que puede ser nuestra vida digitalizada ante una crisis energética total. La imagen más repetida es la del ciudadano caminando entre atascos o esperando noticias junto a una radio portátil.

La gran incógnita —¿dónde estaba Sánchez durante esas primeras horas cruciales?— ha servido como catalizador del debate público sobre cómo debe gestionarse una emergencia nacional tan compleja. Lo único claro es que ningún país está completamente blindado frente al riesgo cero energético; pero sí cabe exigir respuestas rápidas, honestas y eficaces cuando ocurre lo improbable.

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