En un menú maridado especialmente para la ocasión, los siete AOVE de Grandes Pagos de Olivar (GPO) exhibieron toda su personalidad y excelencia a lo largo de los siete platos creados por el equipo del chef Quique Dacosta en Deessa, con motivo de la presentación de la cosecha 2024/25 y coincidiendo con el XX aniversario de la Asociación.
Como señaló Francisco Vañó, presidente de Grandes Pagos de Olivar, fue “una oportunidad extraordinaria para conocer en primera persona los siete zumos de aceituna fresca que hemos producido fusionados y armonizados con los siete platos que ha preparado el equipo de Quique Dacosta. Una ocasión para comprobar que, siendo todos excelentes, excelsos y emocionantes, son también muy distintos. Y esa es la verdadera grandeza del aceite de oliva virgen extra y la de ser cosechero”.
Los siete AOVE fueron protagonistas absolutos de un menú en Deessa, restaurante de Quique Dacosta en el Hotel Mandarín Oriental Ritz de Madrid, que abrió con Mullador de caballa Deessa armonizado con Casas de Hualdo Reserva de Familia, seguido de Sopa fría de remolacha y eneldo, kéfir y helado de salmón, con Aubocassa, y Huevo de otoño Ritz con mole negro de algarroba con Marqués de Valdueza Coupage. A continuación, el Lenguado con beurre blanc al sake envejecido se presentó con Masía El Altet High Quality, y el Arroz de bacalao a la vigilia, con Marqués de Griñón Oleum Artis, finalizando con Molleja de leche y trufa junto a Abbae de Queiles. El postre, Guianduja real, armonizó con Castillo de Canena Reserva Familiar Picual.
“Procedentes de Mallorca, de la Comunidad Valenciana, del sur de Navarra, de Extremadura, de Castilla La Mancha y de Andalucía, nuestros siete AOVE son distintos, diferentes, con perfiles sensoriales que emocionan siempre”, explicó Vañó, quien destacó por otra parte, que siendo todos y cada uno de los siete cosecheros singulares, tienen en común “la persecución de la excelencia, el tratar de obtener los mejores zumos que podamos extraer de nuestros campos, el amor a la naturaleza, el amor al campo, el amor al olivo. El respetar la tradición de la maravillosa agricultura y olivicultura española. Pero a la vez, el apostar decididamente por la innovación, por la mecanización y por el desarrollo de la tecnificación de nuestros procesos industriales, que es la única forma, por otra parte, de conseguir aceites de oliva virgen extra de extrema calidad”.
Finalmente, el presidente de GPO recordó la importancia del pago, “una zona específica, delimitada, situada en todas y cada una de nuestras fincas, que posee una serie de características que la hacen única: la varietal, la estructura de suelo, la climatología, la orientación, pero sobre todo y por encima de todo, la acción del hombre. Es muy importante que el terroir sea entendido también como una estructura donde la actividad del agricultor es básica para obtener el resultado final”, concluyó.
Creada en el año 2005 y cumpliendo por tanto este año su XX Aniversario, la asociación Grandes Pagos de Olivar (GPO) pone en valor la singularidad y excelencia de sus AOVE al máximo nivel gastronómico y reúne a la élite de los olivareros españoles: en total, siete firmas de excelentes aceites de oliva virgen extra que son producidos en sus propias fincas. 
Los socios de GPO en la actualidad son Hacienda Queiles (Navarra), Aubocassa (Mallorca), Marqués de Griñón (Toledo), Marqués de Valdueza (Badajoz), Castillo de Canena (Jaén), Casas de Hualdo (Toledo), y Masía El Altet (Alicante). Son productores procedentes de diferentes zonas olivareras que comparten un rasgo común: los AOVE deben estar producidos en un pago, un terruño delimitado que aporta singularidad al aceite de oliva virgen extra, donde los olivos están sometidos a un control cercano y estricto.
