No importa que sea verdad o mentira, la izquierda impone a la opinión pública su versión de todo lo que sucede; es lo que se llama el relato. Tenemos ejemplos todos los días. El último cuando Sánchez intenta convencernos de que en su día la derecha recortó prestaciones sociales y gastos de defensa. Según su relato, él invierte mucho más en este último apartado que el PP cuando gobernaba, aunque para ello tenga que hacer enjuagues numéricos, añadiendo cifras de seguridad interior, lucha contra la ciberdelincuencia y hasta los dineros invertidos contra el cambio climático.
Dentro de esa izquierda, el PSOE no se arredra ni ante las circunstancias más adversas. Véase, si no, el caso Ábalos en el que ya se han encargado oficiosamente de rellenar partes de trabajo diario para justificar la presencia de Jéssica Rodríguez en una empresa en que la querida del ex ministro según su propia declaración nunca trabajó.
Esa exposición de relato izquierdista se impone en todos los frentes; en algunos con mucho éxito. Tenemos como prueba la tragedia de la dana, en la que han recaído sobre Carlos Mazón todos los dicterios por su culpable falta de reflejos, pero se ha salido de rositas Pedro Sánchez, máximo responsable de la inacción en los primeros momentos. Peor aún es el caso de Isabel Díaz Ayuso, a quien atribuyen la muerte — asesinato, dice el macabro relato— de 7.291 ancianos durante la Covid, sin más prueba que la repetición de la consigna, y se hace abstracción de los 130.000 fallecidos en toda España.
Es la reiteración de los mantras la que trata de conformar la mente de los ciudadanos, con la ayuda inestimable en ocasiones de una casta intelectual acunada en el regazo del poder. Bien es verdad que la mayoría de los dichos intelectuales es de izquierdas, pero trabaja en perfecta simbiosis con las instancias institucionales, manifestándose a su favor, por su parte, y recibiendo premios, galardones y sinecuras por la otra parte.
En un clima tan adverso para la derecha, si ella no sabe contraponer su propio relato y ganarse los afectos de medios de opinión y demás corifeos del poder, lo tendrá muy difícil para dar la vuelta a la situación política y ponerse en condiciones de gobernar.