Salud

Porno: Las fatales consecuencias que tiene la pornografía para nuestro cerebro

Porno: Las fatales consecuencias que tiene la pornografía para nuestro cerebro
Porno: Las fatales consecuencias que tiene la pornografía para nuestro cerebro Pixabay

Cada vez más gente consume pornografía, quizás por la facilidad de acceso que tenemos mediante Internet. El mayor problema lo encontramos con los jóvenes que se inician en la exploración de la sexualidad mediante estos contenidos. No nos quedamos cortos si hablamos de que nos encontramos ante un problema de gran envergadura.

La masturbación y ver pornografía, hacen que nuestro cerebro produzca dopanima, el neurotransmisor del placer, haciendo que cada vez deseemos ese estímulo, más y más, mediante un proceso de condicionamiento.

El fácil acceso a la pornografía mediante Internet hace muy sencillo alcanzar la dosis de dopamina diaria, sin mucho esfuerzo, lo que amplifica el problema.

Además, si seguimos el efecto Coolidge, que afirma que el deseo sexual siempre disminuye con una pareja frecuente o estable y aumenta con una nueva, la novedad es la clave. La pornografía ofrece infinidad de novedades, una y otra vez, lo que resulta adictivo; más novedad, trae más emoción, generamos más dopamina, y nos hacemos más y más adictos.

Precisamente por este fenómeno es por el que muchos hombres adictos a las pornografía experimentan disfunción eréctil ya que sus parejas dejan de excitarles, y necesitan los hiperestímulos del porno para alcanzar el climax.

Así podemos afirmar que la pornografía cambia literalmente nuestro cerebro; al igual que cuando bebes refrescos quieres más refrescos, o comes dulces, quieres más dulces, si consumes porno, quieres más porno.

El proceso para dejar esta adicción es lento, pero posible. Hay que reeducarse y eso lleva un protocolo concreto que necesita de tiempo y cambios de hábitos.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído