Cual película de terror, se cometieron en Alemania las peores atrocidades a niños inocentes a partir de la década de 1970 cuando se decidió realizar un experimento social en el que niños sin hogar se daban en custodia a hombres pedófilos de manera intencional.
Eso sí, se elegían a padres adoptivos ‘especialmente amorosos’, declaraba en aquel momento Helmut Kentler, profesor de psicología alemán, que estaba convencido que el contacto sexual entre adultos y niños era inofensivo.
Por más de 30 años, las autoridades de Berlín aprobaron esta práctica en la que los padres pedófilos recibieron hasta un subsidio estatal.
¿Cómo las autoridades permitieron estas atrocidades?
Recientemente, el Partido Verde de Berlín pidió que se abra una investigación sobre el escándalo de abusos infantiles masivos que se llevaron a cabo abiertamente durante más de tres décadas.
Se permitió y fomentó la adopción de niños sin hogar a pedófilos con el conocimiento de las autoridades.
Según un nuevo informe publicado el lunes 15 de junio, las autoridades de educación y el Senado de Berlín occidental estaban al tanto de esta práctica, que fue «aceptada, apoyada y defendida» por políticos y académicos de izquierdas a lo largo de los años 70, 80 y 90 del siglo pasado.
«Había y hay redes», ha dicho la política Marianne Burkert-Eulitz a Berliner Zeitung, que pide al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y al Partido Democrático Libre (FDP) que se responsabilicen del escándalo.
¿De quién fue la idea de esta aberración?
El psicólogo Helmut Kentler era psicólogo y profesor de pedagogía en la Universidad de Hannover.
Él, creía que el acto sexual tenía un impacto positivo en el desarrollo personal de los niños.
El psicólogo fue un defensor abierto de la ‘pedosexualidad’, y durante toda su carrera profesional abogó por la normalización del sexo con niños. En 1999 declaró que la pedofilia «puede tener un efecto muy positivo en el desarrollo de la personalidad de un niño».
Se trataba de los llamados ‘niños de la estación Zoo’, que se ocupaban del tráfico de drogas y la prostitución.
En aquel tiempo, las autoridades de Berlín se vieron impotentes y no entendían cómo debían comportarse con estos jóvenes. De manera que se mostraron favorables a tales ‘experimentos’, según explica la jefa de la investigación del Instituto para el Estudio de los Problemas de la Democracia de la Universidad de Göttingen -Gotinga-, Teresa Nentwig.
Según Nentwig, en los años 70 y 80, las autoridades de Berlín designaron como tutores a hombres que habían sido condenados por tener contactos sexuales con menores de edad. Niños y adolescentes que antes vivían en las calles tenían que ‘pagar’ por una cama caliente, buena comida y ropa limpia involucrándose en relaciones sexuales con sus tutores.
Tanto Kentler como otros involucrados que lo apoyaron, ya murieron. Los documentos que detallan el alcance total de los abusos todavía están bajo llave en el archivo del Departamento de Educación de Berlín. Los legisladores verdes exigen que sean revelados y que el escándalo de abusos se haga público en toda su depravación.
¿Qué pasó con las víctimas y la investigación?
En 2013, el Senado abrió una serie de investigaciones contra los tutores. Sin embargo, no ha sido completada, debido a que no todos los documentos correspondientes habían sido desclasificados.
Teresa Nentwig explica que el acceso a ellos solo es posible después de un cierto período.
Aunque se han solicitado avances para reducir este tiempo de espera, no han sido posibles por razones relacionadas con la protección de datos personales.
Es así como los investigadores aún no pueden tener acceso a estos documentos.
Comunicarse con las víctimas también ha resultado un problema mayor. La especialista aclara que los involucrados no quieren describir sus experiencias.
«Tuve la oportunidad de hablar solo con un conocido de una de las víctimas. Sin embargo, la conversación directa con la víctima no fue posible, dado que este hombre, ya adulto, no quiso establecer contacto personal conmigo. Otros tampoco quieren comunicarse conmigo».
Las de los jóvenes que recibieron abusos simplemente no tienen fuerza para hablar de sus experiencias por temor a que lo que se quedó en el pasado regrese con más fuerza. No obstante, Nentwig ha dicho que la investigación continúa hasta esclarecer los hechos y se haga justicia.