Hace apenas unas semanas, la Policia Nacional lanzaba una advertencia en redes sociales sobre un nuevo modus operandi delictivo que se ha extendido por diversas ciudades españolas.
Se trata del llamado «truco del billete», un ingenioso y silencioso sistema de hurto que ha sido importado directamente desde Nápoles y que está causando estragos entre conductores despistados.
El procedimiento es simple pero efectivo. Los delincuentes esperan a que un automovilista estacione o se detenga momentáneamente, para luego colocar un billete de 50 euros en el parabrisas del vehículo, a menudo falso.
En cuanto el conductor lo descubre y baja del coche para recogerlo, los ladrones entran en acción.
Aprovechando el descuido y la puerta abierta, en cuestión de segundos pueden hacerse con el vehículo y desaparecer. Si el coche está bloqueado, no desaprovechan la oportunidad: sustraen bolsos, mochilas o cualquier objeto de valor a su alcance antes de huir a toda prisa.
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El truco ha demostrado ser altamente efectivo, lo que ha facilitado su expansión por distintas zonas del país. Tanto es así que las autoridades han emitido recomendaciones específicas para evitar caer en la trampa: no detenerse si se encuentra un billete en el parabrisas y, en caso de hacerlo, asegurarse de tener las llaves y pertenencias consigo en todo momento.
Aunque este sistema no emplea violencia ni coacción directa, lo que lo cataloga como hurto y no como robo con fuerza, las consecuencias para las víctimas pueden ser devastadoras. La AP-7 en Cataluña es una de las vías donde este tipo de delito se ha vuelto especialmente frecuente. Allí, los ladrones emplean otra variante de la estafa, simulando pinchazos en los neumáticos para hacer que los conductores se detengan y robarles.
Las autoridades instan a extremar la precaución y a reportar cualquier actividad sospechosa. En un mundo donde el crimen se reinventa constantemente, la mejor defensa sigue siendo la prevención.
