La historia, aunque ya sabida, es fantástica. La iluminación, decorados, ambientación y el reparto también cumplen de sobra con sus trabajos, pero aun así hay algo que falla y no hace redondo este film dirigido con fuerza por Robert Egges.
De hecho fui a verla con hijos y sobrinos para cerrar las Navidades y no escuché ni un solo susto y, en cambio, varias risas. Y eso significa que no transmite su principal misión, que es aterrorizar, dar miedo, angustia o, al menos, algo de tensión, y eso no ocurre.
La idea del monstruo enamorado de una bella joven a la que controla y que quiere volver a poseerla se mezcla con otro amor más humano, amigos que sufren la brutal violencia del tirano, doctores desahuciados pero geniales, esclavos del poder oscuro y con el regreso de la peste.
Si entras en la película lo pasas bien y es entretenida, si te quedas fuera acaba siendo un chiste.
3 ★★★