Los matrimonios concertados siguen siendo una costumbre en India. Hablamos de aquellos en los que los progenitores eligen la persona con la que sus hijos pasaran, en teoría, el resto de sus vidas. El motivo que les lleva a mantener esta tradición se basa en principios religiosos.
El proceso para contraer matrimonio entre dos personas de la misma casta varía en función del caso, pero muchas veces los mismos novios se conocen el propio día del enlace. Parece una locura, incluso una producción cinematográfica, pero es real. Tan real, que cada vez son más los jovenes que, antes de darse el ‘sí quiero’ reclaman un tiempo de agasajo e incluso más capacidad de decisión para la mujer (que, en la mayoría de ocasiones, tiene poco).
Antes de dar el paso que marcaría sus vidas para siempre se vieron cinco veces. Él acababa de terminar la carrera y, tras unos años fuera, regresó a Bombay; solo tenía 26 años. Lo único que deseaba era recuperar el tiempo perdido con sus amigos y familia. Sin embargo, esta última, tenía otro plan para él: confeccionaron una hoja de vida matrimonial para orientar su vida hacia la conquista que, sí o sí, culminaría en el matrimonio.
Una hoja de vida matrimonial es una carta de presentación que incluye los datos biográficos, casta, información sobre los progenitores y descendientes, negocios familiares y hasta el carácter de todos ellos. También se completa con referencias físicas, como fotografías, estatura, complexión y tono de piel.
Su padre, Vijay Kumar Gupta, la envió a una de las agencias profesionales de matrimonio que en India se estilan. Entre padre e hijo revisaron más de 300 hojas de vida matrimonial de postulantes a llevarse el corazón de este cortejador. Quizá porque se tenga tanta información, los acuerdos se realizan entre personas muy compatibles y no es de extrañar el siguiente dato:
«Según el análisis del censo hecho por el economista Suraj Jacob y la antropóloga Sreeparna Chattopadhyay en 2016, el2,4% de los matrimonios termina en divorcio en India, un porcentaje mucho menor que el de países en donde las parejas se escogen por motivos románticos».
Pero esto no quiere decir que sean vínculos felices.
Karan tuvo 22 citas y, aunque en principio parecía chocarse contra una pared constantemente, un buen día llegó Vidhi, la número 23.
En junio de 2018 empezaron a chatear y dos semanas después Karan viajó a Calcuta, la ciudad de Vidhi, para conocerla en persona:
«Fue la primera mujer que consideré para el matrimonio», aseguró.
Ella practicaba el hinduismo y su nivel socioeconómico era similar al de él; además, compartían valores de crianza. Su hoja de vida también era un absoluto triunfo. Sus pasiones eran cantar, viajar y escribir un blog sobre moda.
Pero lo que cerró el trato fue el horóscopo. Se trata de una prueba en la que un astrólogo valoró aspectos como la longevidad y compatibilidad emocional y sexual de ambos. Dicen que si el número que de esta prueba resulta superior a 28, el matrimonio feliz está asegurado. Ellos sacaron 34 puntos. Parecía perfecto, hasta que llegó la hora de la verdad: Vidhi le llamó para decirle que lo escogía a él para compartir el resto de su vida. Él, todavía inseguro, prometió darle una respuesta pronto.
Unos días después, ella recibió la llamada:
«Me quiero casar contigo», dijo Karan.
«¿¡Estás seguro!?», preguntó Vidhi.
«Completamente», afirmó.
Tuvieron seis meses para preparar la boda y conocerse mejor:
«No conozco el amor, pero tengo todas las ganas de conocerlo con Vidhi», dijo Karan.
La celebración se celebró en la conocida como «ciudad rosada», la capital del estado norteño de Rajastán, donde reina el contraste y el caos de los pitos de los automóviles y tuk tuk. Todo estaba repleto de comida, bailes, vibrantes colores y rituales.
A las tres de la mañana, confiando en la luna como buen presagio, comenzó una historia que cambiaría sus vidas por siempre.