La torre fue diseñada como el campanario de la Catedral de Pisa y su construcción comenzó en el siglo XII, en 1173. Sin embargo, a medida que se construía, los constructores comenzaron a darse cuenta de que la torre se inclinaba hacia un lado. Esto se debió a que la torre fue construida sobre un terreno de arcilla, limo y arena, que no tenía la suficiente capacidad para soportar el peso de la estructura.
Además de las condiciones del suelo, otro factor que contribuyó a la inclinación fue la forma en que se construyó la torre. La construcción se detuvo en varias ocasiones debido a conflictos militares y problemas financieros, lo que permitió que el suelo se asentara de manera desigual bajo la base de la torre.
A pesar de la inclinación evidente, la construcción continuó en etapas a lo largo de los años, y los arquitectos realizaron esfuerzos para intentar corregir la inclinación.
En el siglo XX se llevaron a cabo importantes trabajos de restauración y refuerzo estructural para evitar que la torre se derrumbara. Se extrajeron tierras del lado más alto y se instalaron contrapesos para estabilizarla.
Hoy en día, la Torre de Pisa sigue siendo un símbolo icónico de Italia y atrae a numerosos turistas de todo el mundo debido a su inusual inclinación.
La Torre en cifras:
Altura: 58,36 metros
Diámetro exterior: 15 metros
Peso: 14.453 toneladas
Inclinación: (actual) unos 5.115°
Sillería: 29.424
Superficies de piedra: 7.735 metros cuadrados
Capiteles: 207
Escaleras: 273 escalones
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