TENSIONES DIPLOMÁTICAS AFECTAN AL TURISMO NORTEAMERICANO

Canadienses cancelan en masa sus viajes a EE.UU. en respuesta a las políticas de Trump

Miles de canadienses boicotean destinos estadounidenses, generando pérdidas millonarias en el sector turístico y tensando las relaciones bilaterales

Canadienses cancelan en masa sus viajes a EE.UU. en respuesta a las políticas de Trump

El panorama turístico entre Canadá y Estados Unidos atraviesa una crisis sin precedentes. La reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos en 2024 y sus posteriores políticas han desencadenado una ola de cancelaciones de viajes por parte de ciudadanos canadienses, quienes tradicionalmente han sido los principales visitantes internacionales del país vecino.

El impacto en números

Las cifras son alarmantes. Según un informe reciente de Tourism Economics, se proyecta una disminución del 5.5% en los viajes a Estados Unidos para este año, en contraste con el crecimiento del 9% que se había pronosticado inicialmente. Esta caída podría traducirse en una pérdida de 18 mil millones de dólares en gasto turístico para 2025.

La oficina nacional de estadísticas de Canadá ha reportado una caída del 23% en los viajes en automóvil hacia Estados Unidos, comparando febrero de 2025 con el mismo mes del año anterior. Los viajes aéreos tampoco se han salvado, mostrando una disminución del 13%.

Razones detrás del boicot

El origen de esta tensión se remonta a diciembre de 2024, cuando Trump se refirió a Canadá como «el estado número 51», una declaración que se materializó con la imposición de aranceles del 25% a productos canadienses. Este gesto, junto con otras políticas y retóricas consideradas hostiles, ha generado un clima de desconfianza y rechazo entre los canadienses.

Kate Dingwall, una periodista canadiense, explica su decisión de cancelar sus vacaciones: «Mi pareja y yo decidimos no seguir adelante con nuestras vacaciones en Estados Unidos este año. Me preocupa la frontera y quedarme atrapada allí, sobre todo con lo quisquilloso que es Donald Trump con Canadá».

Impacto en la industria turística

Las aerolíneas han respondido rápidamente a la disminución de la demanda. Air Canada ha anunciado la reducción de vuelos a destinos vacacionales populares como Las Vegas. Otras compañías como Flair Airlines y WestJet también han cancelado o desistido de abrir nuevas rutas entre ambos países.

La U.S. Travel Association estima que una disminución del 10% en viajeros canadienses significaría una pérdida de más de 2.000 millones de dólares anuales y 14.000 empleos en Estados Unidos.

Reacción social y política

El movimiento de boicot ha ganado fuerza en las redes sociales con el hashtag #BuyCanadian. Varias provincias canadienses han llegado incluso a retirar bebidas alcohólicas estadounidenses de sus estanterías, extendiendo el impacto más allá del sector turístico.

El ex primer ministro Justin Trudeau ha instado a los canadienses a considerar alternativas nacionales para sus viajes de verano, alimentando aún más este sentimiento de rechazo hacia el turismo en Estados Unidos.

Preocupaciones adicionales

Las nuevas políticas de control fronterizo implementadas por la administración Trump han generado inquietud entre los viajeros. Un caso particularmente alarmante fue el de la actriz Jasmine Mooney, quien fue detenida y encadenada durante 12 días por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de EE. UU., lo que ha aumentado el temor entre los potenciales turistas.

Además, una nueva exigencia de registro para canadienses que ingresan por tierra después de 30 días en el país está afectando especialmente a los «snowbirds», más de un millón de canadienses que suelen pasar el invierno en estados como Florida o Arizona.

Perspectiva internacional

El recelo hacia las medidas de Trump no se limita a Canadá. Países europeos como Francia, Dinamarca, Alemania, Finlandia y Reino Unido han emitido advertencias a sus ciudadanos sobre viajes a Estados Unidos, especialmente para la comunidad LGBTQ+.

Conclusión

El boicot canadiense a los viajes a Estados Unidos representa un desafío significativo para las relaciones bilaterales y la economía turística de ambos países. Mientras la administración Trump mantiene su postura, el sector turístico estadounidense enfrenta pérdidas millonarias y una imagen internacional cada vez más deteriorada. La situación actual plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones entre estos vecinos norteamericanos y el impacto a largo plazo en el turismo internacional hacia Estados Unidos.

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