La dictadura ‘suave‘.
Constante, creciente y con el telón de fondo del islamismo.
Este 20 de marzo de 2025, Turquía enfrenta una crisis política sin precedentes.
Por orden expresa del todopoderoso y tiráico Recep Tayyip Erdogan, las autoridades detuvieron al alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, figura clave de la oposición y principal rival del presidente en las próximas elecciones.
El arresto, ocurrido en la madrugada del 19 de marzo, se realizó con un despliegue policial masivo que incluyó registros en su domicilio y la detención de 106 colaboradores del Partido Republicano del Pueblo (CHP).
Imamoglu, ganador de las elecciones municipales de 2019 y 2024, se perfilaba como el candidato opositor más fuerte para desafiar a Erdogan en las presidenciales de 2028. La Fiscalía lo acusa de «liderar una organización criminal» y «colaborar con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)», grupo considerado terrorista por Ankara. Además, se le imputan delitos de corrupción, soborno y manipulación de licitaciones.
La oposición rechaza estas acusaciones como «ridículas» y «fabricadas». Dilek Imamoglu, esposa del alcalde, denunció que las autoridades actuaron sin respetar protocolos legales: «Primero te encarcelan, luego crean las pruebas». Özgür Özel, líder del CHP, calificó el arresto como un «golpe de Estado» y aseguró que Erdogan busca evitar una derrota electoral, ya que las encuestas muestran al CHP con ventaja de hasta 20 puntos.
Impacto en el proceso electoral
El arresto coincide con dos movimientos estratégicos del Gobierno:
- Revocación del título universitario de Imamoglu por la Universidad de Estambul, lo que podría invalidar su candidatura presidencial (la Constitución exige formación superior).
- Prohibición de manifestaciones en Estambul hasta el 23 de marzo, fecha en que el CHP planea realizar primarias para oficializar su candidato.
A pesar de las presiones, el CHP mantiene su calendario electoral. Özgür Özel insistió en que las primarias se celebrarán y que Imamoglu, pese a su detención, sigue siendo el candidato natural: «El CHP encabeza los sondeos. Imamoglu ganará contra Erdogan».
Antecedentes y perspectivas
Este episodio refleja la consolidación autoritaria de Erdogan, quien ha gobernado Turquía desde 2003. Su partido, el AKP, perdió Estambul en 2019 tras 25 años de control, lo que marcó un revés histórico. Imamoglu, con su estilo pragmático y su enfoque en servicios municipales, se convirtió en un símbolo de la resistencia democrática.
El arresto también resalta la estrategia de Erdogan para neutralizar opositores mediante acusaciones judiciales. Casos como el del periodista Ahmet Altan o el líder kurdo Selahattin Demirtaş muestran un patrón de persecución política. Ahora, con las elecciones presidenciales en el horizonte, el presidente busca eliminar cualquier amenaza a su poder.
¿Qué sigue?
La detención de Imamoglu podría radicalizar a la oposición, unida en su rechazo al Gobierno. Sin embargo, la revocación de su título universitario y las cargas legales lo colocan en una posición vulnerable. Si el CHP logra mantener su candidato, la campaña electoral podría convertirse en un plebiscito sobre la democracia turca, con Erdogan defendiendo su legado y la oposición promoviendo un cambio de rumbo.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación este nuevo capítulo de la crisis de derechos humanos en Turquía. La Unión Europea y organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado repetidamente el uso de la justicia como herramienta política. Este caso podría agravar las tensiones diplomáticas, especialmente en un momento en que Turquía busca reforzar su papel en la geopolítica regional.
En resumen, el arresto de Imamoglu no solo es un golpe a la oposición, sino un espejo de la fragilidad del sistema democrático turco.
Su destino judicial y político definirá si Erdogan consolida su poder o si la sociedad turca logra abrir un nuevo ciclo de pluralismo.
Mientras tanto, la pregunta clave sigue siendo: ¿dirá algo la obesa y cómoda Unión Europea a la que aspiran a entrar los turcos?