UNIVERSIDAD DE COLUMBIA

El estudiante palestino Mahmoud Khalil será deportado de EEUU ‘por crear un ambiente hostil’

A Siria, donde nació, o a Argelia, país del que es ciudadano.

Mahmoud Khalil
Mahmoud Khalil. PD

Este viernes 11 de abril de 2025, un tribunal de inmigración en Luisiana determinó que Mahmoud Khalil, activista propalestino y exestudiante de la Universidad de Columbia, puede ser deportado a Siria, donde nació, o a Argelia, país del que es ciudadano.

La decisión, emitida por la jueza Jamee Comans, se basa en el argumento del gobierno estadounidense de que su presencia representa «consecuencias potencialmente graves para la política exterior» de Estados Unidos.

Este controvertido fallo llega en medio de una creciente tensión política alimentada por la administración del expresidente Donald Trump, quien ha intensificado su cruzada contra activistas y estudiantes extranjeros involucrados en causas críticas hacia Israel.

La detención de Khalil el pasado 8 de marzo marcó el primer arresto bajo esta renovada política de represión.

ICE lo aprehendió en el vestíbulo de su apartamento universitario y lo trasladó a un centro de detención en Luisiana, lejos de su esposa embarazada y su equipo legal.

A pesar de ser residente permanente en EE. UU., las autoridades revocaron su estatus migratorio alegando su participación en protestas propalestinas en Columbia.

Estas manifestaciones, realizadas el año pasado, buscaban denunciar los ataques israelíes sobre Gaza y exigen justicia para el pueblo palestino.

Antecedentes del caso

El perfil público de Mahmoud Khalil comenzó a crecer mientras lideraba las protestas estudiantiles en Columbia durante la primavera pasada.

Grupos proisraelíes lo acusaron de colaborar con organizaciones terroristas como Hamas.

El memorando del secretario de Estado Marco Rubio, utilizado como base para justificar la deportación, señala que Khalil habría creado un «ambiente hostil» para estudiantes judíos durante las protestas.

Sin embargo, los abogados del activista han desafiado esta narrativa, argumentando que no existe conexión entre sus acciones y amenazas reales a la política exterior estadounidense o la seguridad nacional.

El caso también ha sido calificado por múltiples expertos legales como un ataque directo contra los derechos protegidos por la Primera Enmienda, especialmente la libertad de expresión y reunión pacífica.

Un precedente peligroso

La decisión judicial ha generado una fuerte reacción dentro y fuera de Estados Unidos.

Grupos defensores de derechos humanos califican este caso como un «precedente peligroso» que podría emplearse para silenciar voces críticas hacia políticas exteriores estadounidenses o posturas aliadas con Israel.

Amnistía Internacional ha señalado que Khalil está siendo perseguido exclusivamente por sus opiniones políticas y ha exigido su liberación inmediata.

Por otro lado, manifestaciones masivas han tenido lugar frente al tribunal y centros universitarios como Columbia, donde sus colegas continúan denunciando lo que consideran una estrategia gubernamental para intimidar a estudiantes activistas.

Además del impacto político interno, este caso resalta las tensiones crecientes entre Estados Unidos y la comunidad internacional respecto al conflicto israelí-palestino.

La administración Trump ha sido señalada repetidamente por adoptar medidas autoritarias contra quienes critican las acciones militares israelíes o defienden los derechos palestinos. La amenaza explícita del expresidente de retirar $400 millones en fondos federales destinados a investigaciones universitarias evidencia cómo estas políticas buscan castigar disidencias institucionales además del impacto personal sobre individuos como Khalil.

Futuro incierto: Siria o Argelia

La posibilidad real de deportación coloca a Khalil ante dos destinos igualmente complejos: Siria o Argelia. Su país natal atraviesa una devastadora guerra civil desde hace más de una década, lo cual pone en riesgo su seguridad e integridad si fuera enviado allí. Por otro lado, Argelia —país del cual obtuvo ciudadanía tras emigrar como refugiado palestino— podría recibirlo formalmente; sin embargo, las perspectivas legales e institucionales para continuar su vida académica o profesional son inciertas dadas las condiciones restrictivas locales hacia activistas políticos visibles.

Mientras tanto, sus abogados han confirmado que apelarán esta decisión ante tribunales federales superiores argumentando violaciones constitucionales graves durante todo el proceso judicial e irregularidades documentadas relacionadas con pruebas presentadas por el gobierno estadounidense.

Un debate más amplio sobre derechos civiles

El caso Mahmoud Khalil no solo es una historia individual sino también un reflejo preocupante sobre cómo se erosionan libertades fundamentales bajo políticas migratorias estrictas combinadas con agendas políticas específicas.

Este episodio plantea preguntas urgentes sobre el equilibrio entre seguridad nacional versus garantías constitucionales dentro del contexto global actual marcado por conflictos persistentes e intensificación ideológica tanto dentro como fuera Estados Unidos.

A medida que evolucione este proceso judicial —y eventualmente político— será crucial observar si prevalecen principios democráticos fundamentales frente decisiones aparentemente motivadas políticamente cuyo alcance podría extenderse mucho más allá fronteras estadounidenses inmediatas.

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