EL PRIMER PAPA ESTADOUNIDENSE Y NACIONALIDAD PERUANA, FORJÓ SU VOCACIÓN EN EL PAÍS ANDINO

El papa León XIV y su profunda huella en Perú: De misionero a Pontífice

El nuevo líder de la Iglesia Católica, eligió el nombre de León XIV, dedicó más de cuatro décadas de su vida al servicio pastoral en Perú

Este jueves 9 de mayo de 2025, el mundo católico sigue procesando el histórico nombramiento del cardenal Robert Francis Prevost como el nuevo Papa León XIV, ocurrido ayer en el Vaticano. Este acontecimiento marca un hito sin precedentes: el primer pontífice estadounidense de la historia, pero con una particularidad que lo hace especialmente relevante para América Latina: su profunda conexión con Perú, país donde vivió durante cuatro décadas y del que obtuvo la nacionalidad.

La elección de Prevost como el 267º Papa de la Iglesia Católica se produjo tras un breve cónclave que requirió solo cuatro votaciones. A las 18:07 horas del 8 de mayo, el humo blanco y el repique de campanas anunciaron al mundo la noticia desde la Plaza de San Pedro. Poco más de una hora después, a las 19:14, el cardenal francés Dominique Mamberti pronunció el tradicional «Habemus Papam» desde la logia central de la Basílica, presentando al nuevo pontífice que eligió el nombre de León XIV.

De Chicago a Perú: el camino de un misionero

Robert Francis Prevost nació hace 69 años en Chicago, Estados Unidos, hijo de un padre francés y una madre de ascendencia española. Su vínculo con Perú comenzó en 1985, cuando llegó al país sudamericano como parte de su misión pastoral en Chulucanas, Piura. Lo que inicialmente podría haberse considerado una asignación temporal se convirtió en una relación de cuatro décadas que transformaría profundamente su vida y ministerio.

Durante su estancia en Perú, Prevost desarrolló una intensa labor pastoral que dejó una huella imborrable en las comunidades donde sirvió. Trabajó como vicario parroquial de la Catedral «Sagrada Familia» y Canciller en Piura, estableciendo fuertes lazos con los fieles peruanos. Su compromiso con el país fue tal que eventualmente obtuvo la nacionalidad peruana y el DNI peruano, convirtiéndose en un verdadero hijo adoptivo de la nación.

Su trabajo en Perú no se limitó a Piura. En 2014, el entonces Papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, diócesis que pastoreó durante casi una década hasta 2023. Este período fue fundamental en su formación como líder religioso y en su comprensión de las realidades de América Latina.

Un pastor cercano al pueblo

Una de las características más destacadas del nuevo Papa durante su tiempo en Perú fue su cercanía con las comunidades más alejadas y necesitadas. Según testimonios recogidos por diversos medios, León XIV no dudaba en trasladarse a caballo para llegar a las zonas más remotas del país, demostrando un compromiso inquebrantable con su misión pastoral.

«Se trasladaba a caballo para ir hasta las zonas más alejadas del país», recuerdan quienes lo conocieron durante su tiempo en Chiclayo. Esta disposición para abandonar las comodidades y adentrarse en territorios de difícil acceso refleja el espíritu misionero que ha caracterizado su ministerio y que ahora podría definir su pontificado.

Los peruanos que tuvieron la oportunidad de conocerlo personalmente lo describen como «un hombre noble, humilde y servicial», cualidades que resonaron en su primer mensaje como Papa, cuando dedicó unas palabras especiales a su «querida diócesis de Chiclayo».

El reconocimiento a sus raíces peruanas

En su primer discurso como pontífice desde el balcón de la Basílica de San Pedro, León XIV no olvidó mencionar a Perú, el país que lo acogió durante tantos años. Con visible emoción, expresó: «Y si me permiten también, una palabra, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo.»

Estas palabras, pronunciadas parcialmente en español, evidencian el profundo vínculo emocional y espiritual que mantiene con el país sudamericano. No es casual que, antes de partir hacia Roma para asumir responsabilidades en el Vaticano, hubiera manifestado: «Tengo la alegría y el orgullo de sentirme muy identificado con el pueblo peruano».

La formación de un Papa en tierras peruanas

La experiencia peruana de León XIV no solo le permitió conocer de primera mano las realidades de América Latina, sino que también moldeó su visión pastoral y su enfoque del ministerio. Durante sus años en Perú, Prevost desarrolló una perspectiva de la Iglesia como institución cercana, viva y sinodal, características que podrían definir su pontificado.

Su trayectoria en el país sudamericano abarcó diversos roles: desde su trabajo como misionero en Piura hasta su labor como obispo en Chiclayo. En 2014, el Papa Francisco lo designó obispo de esta última diócesis, donde permaneció hasta 2023, cuando fue llamado a Roma para asumir el cargo de Prefecto del Dicasterio para los Obispos, una posición clave en la estructura vaticana que le permitió interactuar con líderes religiosos de todos los continentes.

Esta experiencia en Perú fue fundamental para su formación como líder religioso. Como él mismo expresó en una ocasión, su tiempo en el país le enseñó la importancia de «caminar junto al pueblo» y de construir una Iglesia que responda a las necesidades reales de los fieles.

Un legado de servicio en Chiclayo

La diócesis de Chiclayo, mencionada específicamente por León XIV en su primer discurso como Papa, fue testigo de su dedicación y compromiso durante casi una década. Allí, Prevost implementó un estilo de liderazgo caracterizado por la cercanía con los fieles y la atención a las comunidades más vulnerables.

Durante su episcopado en Chiclayo, promovió diversas iniciativas pastorales orientadas a fortalecer la fe de la comunidad y a atender las necesidades sociales de la región. Su enfoque no se limitaba a los aspectos espirituales, sino que abarcaba también una preocupación por el bienestar integral de las personas.

Los testimonios de quienes trabajaron con él en Chiclayo coinciden en destacar su sencillez y su capacidad para conectar con personas de todos los estratos sociales. «No era un obispo de escritorio», comentan quienes lo conocieron, «sino alguien que salía al encuentro de la gente, que escuchaba sus problemas y buscaba soluciones concretas».

De Perú al Vaticano: un camino de servicio

El camino que llevó a Robert Prevost desde las comunidades rurales de Perú hasta el trono de San Pedro es un testimonio de dedicación y servicio. Tras su ordenación sacerdotal el 19 de junio de 1982, obtuvo una licenciatura en Derecho Canónico dos años después, lo que le proporcionó una sólida formación jurídica que complementaría su experiencia pastoral.

Su llegada a Perú en 1985 marcó el inicio de una relación que transformaría su vida y su ministerio. Durante los siguientes años, Prevost se sumergió en la realidad peruana, aprendiendo de sus tradiciones, su cultura y su espiritualidad.

En 2014, el Papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, reconociendo sus cualidades como líder religioso y su profundo conocimiento de la realidad latinoamericana. Durante su episcopado, Prevost se destacó por su enfoque pastoral y su compromiso con las comunidades más vulnerables.

En 2023, fue llamado a Roma para asumir el cargo de Prefecto del Dicasterio para los Obispos, una posición estratégica que le permitió familiarizarse con los desafíos de la Iglesia a nivel global. Este nombramiento fue un claro reconocimiento de sus capacidades y de la confianza que el Papa Francisco depositaba en él.

Un pontificado con acento latinoamericano

La elección de Robert Prevost como Papa León XIV representa no solo un hito histórico para Estados Unidos, sino también un reconocimiento al papel de América Latina en la Iglesia Católica contemporánea. Aunque nacido en Chicago, su larga experiencia en Perú le ha proporcionado una perspectiva única sobre las realidades y desafíos del continente latinoamericano.

Su elección del nombre León XIV lo alinea con una tradición de papas conocidos por su fuerte liderazgo en tiempos de adversidad. Particularmente, evoca a León XIII, quien sirvió a finales del siglo XIX y se distinguió por su énfasis en la dignidad y los derechos de los pobres y la clase trabajadora, temas que parecen resonar con la trayectoria pastoral de Prevost.

Los analistas sugieren que su pontificado podría continuar en la línea del Papa Francisco, con quien mantiene una estrecha afinidad pastoral. De hecho, fue Francisco quien lo nombró cardenal en 2023 y quien le confió importantes responsabilidades en la Curia Romana.

Los desafíos que enfrenta el nuevo pontífice

Como líder de más de mil millones de católicos en todo el mundo, León XIV enfrenta numerosos desafíos, tanto dentro como fuera de la Iglesia. Entre los temas más urgentes se encuentran cuestiones como el divorcio, el papel de las mujeres en la Iglesia y la actitud hacia la comunidad LGBTQ+.

Su experiencia en Perú, donde tuvo que lidiar con realidades sociales complejas y diversas, podría proporcionarle herramientas valiosas para abordar estos desafíos con una perspectiva pastoral y cercana a las necesidades de los fieles.

Además, su conocimiento de primera mano de las realidades de América Latina podría influir en su enfoque de temas como la migración, la pobreza y la desigualdad, problemas que afectan profundamente a la región y que requieren respuestas concretas desde la doctrina social de la Iglesia.

El legado peruano en el Vaticano

La elección de un Papa con fuertes vínculos con Perú ha generado una ola de entusiasmo y orgullo en el país sudamericano. Para muchos peruanos, ver a alguien que conoce de cerca su realidad y que ha compartido sus luchas y esperanzas al frente de la Iglesia Católica representa una oportunidad única para que sus voces sean escuchadas en el escenario global.

El hermano del nuevo pontífice, John Prevost, ha compartido recuerdos de infancia y detalles sobre la visión del Papa León XIV, a quien describe como «un hombre profundamente comprometido con los pobres, los migrantes y la espiritualidad de la gente». Estas palabras reflejan la influencia que su experiencia en Perú ha tenido en su formación como líder religioso.

La huella que Robert Prevost dejó en Perú trasciende ahora las fronteras del país y se proyecta hacia la Iglesia universal. Su conocimiento de la realidad latinoamericana, su experiencia pastoral en comunidades vulnerables y su compromiso con una Iglesia cercana y sinodal son ahora parte del legado que lleva consigo al trono de San Pedro.

Un puente entre culturas

La figura de León XIV representa un puente entre diferentes culturas y realidades: nacido en Estados Unidos, formado en Roma y con una larga experiencia pastoral en Perú. Esta diversidad de influencias podría enriquecer su pontificado y permitirle abordar los desafíos globales de la Iglesia con una perspectiva amplia e inclusiva.

Su fluidez en español e italiano, además de su lengua materna, el inglés, le facilita la comunicación directa con fieles de diferentes regiones, eliminando barreras lingüísticas que podrían obstaculizar su mensaje. Esta capacidad para comunicarse en varios idiomas refleja su vocación universal y su disposición para el diálogo intercultural.

En un mundo marcado por divisiones y conflictos, la figura de un Papa que ha vivido y trabajado en diferentes contextos culturales podría convertirse en un símbolo de unidad y entendimiento mutuo. Su experiencia en Perú, donde aprendió a valorar y respetar tradiciones y expresiones religiosas diversas, podría ser particularmente valiosa en este sentido.

La elección de Robert Francis Prevost como Papa León XIV marca el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica. Un capítulo que, sin duda, estará influenciado por su larga experiencia en Perú y por los valores y enseñanzas que adquirió durante sus cuatro décadas de servicio en el país sudamericano.

Para los peruanos, ver a alguien que conoce de cerca su realidad al frente de la Iglesia universal representa un motivo de orgullo y esperanza. Para la Iglesia global, la experiencia pastoral de León XIV en comunidades vulnerables de América Latina podría aportar una perspectiva valiosa sobre los desafíos que enfrenta el catolicismo en el siglo XXI.

El camino que llevó a Robert Prevost desde las comunidades rurales de Perú hasta el Vaticano es un testimonio de dedicación, servicio y compromiso con los valores evangélicos. Un camino que ahora continúa, con nuevos desafíos y responsabilidades, pero con la misma vocación de servicio que lo ha caracterizado a lo largo de su vida.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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