GUERRA COMERCIAL GLOBAL

El plan secreto de Donald Trump: ¿Qué busca realmente con su subida arancelaria global?

Donald Trump desata una tormenta económica con aranceles masivos, redefiniendo la globalización y sacudiendo los mercados internacionales

El plan secreto de Donald Trump: ¿Qué busca realmente con su subida arancelaria global?

¿Que pretende realmente Donald Trump? ¿Cuál es su plan secreto? ¿A qué sofisticada estrategia política y comercial responde su dramática y brutal subida de aranceles a todo el mundo?

La respuesta esas preguntas sólo las tiene, probablemente la Casa Blanca, pero a a primera vista y basándonos en sus declaraciones y en el contexto económico y político de 2025, la impresión es que el presidente de EEUU persigue varios objetivos interconectados:

  • Primero, Trump busca fortalecer la economía interna de Estados Unidos mediante un enfoque proteccionista. Al establecer un arancel base del 10% a todas las importaciones y tarifas más altas a países específicos —como el 20% a la Unión Europea, 34% a China o hasta 49% a economías como Camboya—, su administración pretende incentivar la producción dentro de EE.UU. La idea es que las empresas extranjeras, para evitar estos costos, trasladen sus fábricas a territorio estadounidense, generando empleos y revitalizando la industria manufacturera. Esto se alinea con su mantra de «America First» y su promesa de reindustrializar el país, como ha reiterado desde su primer mandato y en eventos como el Foro Económico Mundial de enero de 2025, donde instó a las empresas a fabricar en EE.UU. para beneficiarse de impuestos bajos.
  • Segundo, los aranceles parecen ser una herramienta para financiar ambiciosos recortes fiscales internos. Trump ha sugerido que los ingresos generados —estimados en hasta 600,000 millones de dólares anuales según algunos asesores— podrían usarse para extender o ampliar las reducciones de impuestos de su primer gobierno, que benefician especialmente a las grandes corporaciones y los sectores más ricos. Este enfoque combina su visión económica con un cálculo político: mantener el apoyo de su base y de los donantes empresariales.
  • Tercero, hay un componente de negociación geopolítica. Trump ha calificado estas medidas como «recíprocas», argumentando que responden a décadas de «abusos comerciales» por parte de aliados y rivales que imponen barreras a los productos estadounidenses. Al aumentar las tarifas, presiona a otros países para que reduzcan sus propios aranceles o hagan concesiones en temas como migración (en el caso de México) o tráfico de drogas (con Canadá y China). Este uso de los aranceles como arma de coerción no es nuevo: en 2019, por ejemplo, amenazó a México con tarifas similares para forzar medidas migratorias, y luego las suspendió tras negociaciones.

Sin embargo, el alcance global y la magnitud de esta subida —que afecta incluso a socios tradicionales como Canadá y la UE— sugieren que no se trata solo de protección o negociación, sino también de una reconfiguración del comercio mundial a favor de EE.UU. Trump ha presentado el déficit comercial de 918,000 millones de dólares en 2024 como una «emergencia nacional», y su estrategia parece diseñada para reducirlo drásticamente, aunque analistas advierten que podría desencadenar una guerra comercial con represalias que dañen a todas las economías, incluida la estadounidense.

Por último, hay un elemento de imagen política. Bautizando el anuncio como el «Día de la Liberación», Trump refuerza su narrativa de líder fuerte que «libera» a EE.UU. de supuestas estafas extranjeras, apelando a su base electoral con un mensaje populista. Sin embargo, esta apuesta no está exenta de riesgos: los economistas alertan sobre inflación, disrupciones en cadenas de suministro y posibles recesiones, tanto en EE.UU. como globalmente, lo que podría socavar sus objetivos a largo plazo.

En resumen, Trump pretende con esta tremenda subida de aranceles proteger y reindustrializar la economía estadounidense, financiar su agenda fiscal, presionar a otros países en negociaciones y consolidar su imagen política, todo bajo una visión proteccionista que desafía el orden comercial establecido. Si logrará estos fines sin desatar consecuencias económicas adversas es una incógnita que dependerá de cómo responda el resto del mundo.

Trump, ha vuelto a ocupar el centro del escenario internacional al anunciar una agresiva política de aranceles universales que afecta a más de 180 países.

Con tarifas que oscilan entre el 10% y el 54%, esta medida marca un giro radical hacia el proteccionismo económico bajo la bandera del «America First». Según sus declaraciones, este movimiento busca revitalizar la industria nacional estadounidense y reducir su dependencia del comercio exterior.

Detrás de estas decisiones se esconde una compleja estrategia geopolítica y económica que podría alterar profundamente las dinámicas globales.

¿En qué consisten los nuevos aranceles?

La nueva batería arancelaria incluye:

  • Un arancel base del 10% para todas las importaciones.
  • Tarifas específicas más elevadas para ciertos países clave:
    • 34% para China, sumándose a tasas previas.
    • 46% para Vietnam.
    • 25% en automóviles importados, afectando especialmente a México y Japón.

Además, sectores estratégicos como la tecnología también están en el punto de mira. Por ejemplo:

  • Un gravamen adicional del 25% al aluminio, esencial en productos electrónicos como ordenadores o consolas.
  • Aranceles sobre materias primas críticas como tierras raras, litio o cobalto.

Estas medidas no solo encarecen los bienes importados sino que también amenazan con ralentizar cadenas productivas globalizadas dependientes de estos materiales esenciales.

La doctrina Miran: El cerebro detrás del plan

Detrás de esta ofensiva comercial está Stephen Miran, asesor económico principal e ideólogo clave en lo que algunos llaman ya «la doctrina Miran». Este enfoque combina políticas intervencionistas con tácticas proteccionistas destinadas a reindustrializar Estados Unidos. Entre sus pilares destacan:

  1. La depreciación estratégica del dólar para hacer más competitivas las exportaciones estadounidenses.
  2. El uso intensivo de aranceles como herramienta negociadora frente a socios comerciales internacionales.

Miran argumenta que estas medidas buscan resolver contradicciones internas del capitalismo estadounidense: desde la desindustrialización hasta su creciente deuda externa. Sin embargo, críticos como Paul Krugman han señalado incoherencias fundamentales en este planteamiento económico.

Impacto inmediato: Mercados tambaleantes

El anuncio no tardó en generar reacciones adversas tanto dentro como fuera de Estados Unidos:

  • En Wall Street se vivió un auténtico «jueves negro», con desplomes históricos:
    • Nasdaq cayó un 5,97%; S&P500 perdió un 4,84%; Dow Jones bajó un 3,98%.
    • Empresas tecnológicas altamente dependientes de Asia sufrieron pérdidas significativas: Apple (-9%), Nvidia (-7%), Tesla (-5%).

Este colapso refleja temores sobre cómo estos gravámenes podrían aumentar costes operativos e inflacionarios tanto dentro como fuera del país norteamericano.

Por otro lado:

  • Países afectados han comenzado ya contramedidas recíprocas; Canadá anunció tarifas espejo sobre vehículos fabricados por empresas estadounidenses mientras Europa evalúa sanciones similares contra productos agrícolas americanos..

Más allá del impacto económico directo reside otra dimensión crucial—la geopolítica subyacente detrás dichas acciones .Trump parece estar utilizando dichos impuestos manera calculada presionar rivales estratégicos (China) aliados tradicionales (UE).

Un ejemplo claro sería exclusión deliberada Rusia lista sancionada preexistentes acuerdos energéticos posibles alivios futuros tensiones Ucrania .

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Autor

Manuel Trujillo

Periodista apasionado por todo lo que le rodea es, informativamente, un todoterreno

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