Ucrania, sin opciones

Putin visita Kursk para celebrar los avances militares rusos, mientras Trump presiona por la paz y Europa queda en ridículo

Rusia recupera el control de casi todo el territorio ruso que había sido conquistado por la ucranianos en su operación relámpago del año pasado

Zelensky, Putin y los mapas militares de la guerra entre Ucrania y Rusia
Zelensky, Putin y los mapas militares de la guerra entre Ucrania y Rusia. PD

La pelota está ahora en el tejado del Kremlin.

Todo indica que no pasarán muchos días antes de que Rusia acepte la tregua impuesta por Donald Trump.

Lo más probable es que una vez consolidada su victoria militar en Kursk, donde ha reducido a añicos a las tropas ucranianas y parece a punto de recuperar todo el territorio que conquistaron los militares de Kiev hace un año, optará por la mesa de negociaciones.

Hoy, 12 de marzo de 2025, la guerra en Ucrania ha dado un giro dramático que podría acercar el fin del conflicto, pero en términos muy favorables para Rusia.

Y desfavorables para los Macron, Starmer, Sánchez y colegas, que han quedado una vez más en ridículo.

El fulgurante avance ruso y la tregua orquestada por Donald Trump dejan fuera de juego a la vieja Europa y subrayan que sus promesas, amenazas y gestos son pura palabrería.

Si la guerra entre continúa, cuando llegue la ayuda, el dinero y el respaldo millonario de Europa, no habrá Ucrania.

El presidente Vladimir Putin ha realizado una visita sorpresa a la región de Kursk, parcialmente ocupada por Ucrania desde agosto de 2024, para ordenar a sus tropas que expulsen definitivamente a las fuerzas ucranianas.

Según el jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerásimov, las fuerzas rusas ya han recuperado el 86% del territorio que Ucrania había tomado en Kursk.

Putin ha ordenado «destruir completamente al enemigo» y liberar toda la región «en el menor tiempo posible». Este avance fulminante deja a Ucrania sin su principal baza negociadora.

Paralelamente, el presidente estadounidense Donald Trump ha declarado que la paz «ahora depende de Rusia», después de que Ucrania aceptara ayer una propuesta de alto el fuego de 30 días negociada en Arabia Saudí.

Trump ha reanudado el envío de ayuda militar a Ucrania como gesto de buena voluntad, pero ha dejado claro que espera que Rusia acepte la tregua.

Europa, fuera de juego

La rápida evolución de los acontecimientos ha dejado en evidencia la inoperancia de los líderes europeos. Ni el presidente español Pedro Sánchez, ni el francés Emmanuel Macron, ni el primer ministro británico Keir Starmer han tenido un papel relevante en las negociaciones. La Unión Europea, una vez más, ha quedado al margen de las decisiones cruciales sobre el futuro del continente.

El avance ruso en Kursk y la presión de EEUU por un acuerdo dejan a Ucrania en una posición muy débil. El presidente Volodimir Zelensky, que hace unos meses hablaba de usar Kursk como moneda de cambio, ahora se ve obligado a aceptar una tregua en condiciones desfavorables. La retirada de las tropas ucranianas de Kursk parece inminente.

¿El fin de la guerra?

Aunque el Kremlin aún no ha respondido oficialmente a la propuesta de alto el fuego, la visita de Putin a Kursk sugiere que Rusia se siente en una posición de fuerza. Si Moscú acepta la tregua, podría ser el primer paso hacia el fin de un conflicto que ha durado más de tres años. Sin embargo, las condiciones de paz probablemente reflejarán la nueva realidad sobre el terreno, muy favorable a Rusia.

La guerra en Ucrania parece estar llegando a su fase final, pero no de la manera que Kiev y sus aliados europeos habían esperado. La diplomacia de Trump y el poderío militar ruso han dejado a Europa como un mero espectador en un conflicto que definirá el futuro del continente.

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