Al amanecer del 30 de diciembre de 2006, en la sede de sus servicios secretos en Bagdad, Sadam Husein era ahorcado con la misma soga que sufrieron sus enemigos.
Lo colgaron, tras ser ratificada la sentencia que le condenaba a muerte por ‘crímenes contra la Humanidad‘.
La sentencia le condenaba por la muerte y tortura de 148 iraquíes chiíes en 1982.
Sadam fue una figura controvertida y compleja en la historia del siglo XX.
Estas curiosidades muestran la complejidad y la naturaleza contradictoria del dictador iraquí, un líder que dejó una profunda huella en la historia de Irak y el mundo.
- Escritor de novelas románticas: Aunque es más conocido por su papel político, Sadam Husein también se aventuró en la escritura. Publicó varias novelas, como Zabiba y el rey (2000), que es una especie de alegoría sobre la relación entre el pueblo iraquí (Zabiba) y su líder (el rey). Esta obra fue escrita bajo un seudónimo, y algunos consideran que tiene connotaciones políticas y mensajes propagandísticos.
- Apoyo de Occidente durante la guerra con Irán: En la década de 1980, durante la guerra entre Irán e Irak, Sadam Husein recibió apoyo financiero y militar de Estados Unidos y otras potencias occidentales, a pesar de que más tarde se convertiría en un enemigo de muchos de esos países. El conflicto duró 8 años (1980-1988) y dejó millones de muertos y heridos.
- Estilo de vida excéntrico: Sadam era conocido por su gusto por el lujo. Poseía numerosos palacios en Irak, algunos con piscinas y spas, incluso en medio del desierto. Sus propiedades eran una muestra del poder y el culto a la personalidad que intentaba proyectar.
- Uso de dobles: Se cree que Sadam usaba dobles en muchos eventos públicos para evitar ser atacado. Aunque no se sabe cuántos dobles empleaba, algunos rumores afirman que podrían haber sido entre 3 y 7, todos entrenados para imitar sus gestos y comportamiento.
- Construcción de monumentos para sí mismo: Durante su régimen, Sadam ordenó la construcción de monumentos como la Espada de Qādisiyyah, un par de enormes espadas sostenidas por manos gigantes, que conmemoran la victoria de Irak en la guerra Irán-Irak y simbolizan la mano de Saddam.
- Interés en la antigua Babilonia: Sadam Hussein se veía a sí mismo como un sucesor de los grandes líderes de la antigua Mesopotamia, en particular, Nabucodonosor II. Financiaba excavaciones arqueológicas y reconstrucciones de monumentos babilónicos, incluso agregando su propio nombre a las inscripciones de estos lugares.
- Propaganda y culto a la personalidad: Su imagen estaba en todas partes en Irak, desde billetes hasta carteles y estatuas. El culto a su personalidad estaba muy arraigado, y era presentado como un líder heroico, carismático y casi invencible.
- Relaciones familiares conflictivas: A pesar de proyectar una imagen de unidad familiar, las relaciones dentro de la familia Husein eran tensas. Dos de sus yernos que desertaron a Jordania en 1995 fueron persuadidos de regresar a Irak, solo para ser asesinados a su regreso.
EL HOMBRE SIN MIEDO
Vídeos y fotografías de su ejecución corrieron como la pólvora por internet.
Se veía a Sadam vestido de negro, rechazando la capucha antes de ser colgado.
«No vi en él rastro alguno de miedo», confesó años después Mouaffak al-Rubaïe, que conservó la soga tras asistir a la ejecución.
Sadam Husein comenzó a recitar la profesión de fe musulmana, pero la trampilla cedió bajo sus pies.
A las 6,10 horas, el tirano que dirigió los destinos de Irak con mano de hierro durante más de dos décadas, desde 1979 hasta la toma de Bagdad por las tropas estadounidenses el 9 de abril de 2003, dejó de existir a los 69 años.
Era el primer día de Aïd al-Adha, la gran fiesta musulmana del Sacrificio, y los chiítas, que sufrieron bajo su régimen, celebraron su muerte en las calles.
Al día siguiente de su ejecución, Sadam Husein fue enterrado en su localidad natal de Al Auya, cerca de Tikrit. En sus proximidades, en un escondite subterráneo en la localidad de Al Daour, había sido capturado el 13 de diciembre de 2003, tras más de ocho meses de búsqueda.
«Soy Sadam Husein, soy el presidente de Irak y quiero negociar», dijo en inglés a los soldados estadounidenses que lo descubrieron.
Durante el proceso contra él, de octubre de 2005 a julio de 2006, Sadam no dejó de negar la legitimidad del tribunal especial iraquí, que le condenó a muerte el 5 de noviembre.
Su ejecución el 30 de diciembre suponía el fin de una era en un país que, casi dos décadas después, sigue dividido y sumido en el caos.