El reloj corre.
Este fin de semana podría definir el futuro de Gaza.
Si los terroristas de Hamas no sueltan a los rehenes, el ruido de los aviones y las botas del IDF resonarán pronto.
Y entonces, como dijo Trump, “habrá un infierno que pagar”.
¿Quién lo pagará? Probablemente, como siempre, la población palestina, que apoya a los psicopatas, pero no interviene más que marginalmente en sus tropelías.
Este sábado 8 de marzo de 2025, Israel ha puesto sobre la mesa un plan claro y duro para aumentar la presión sobre Hamas.
El telón de fondo es la orden del gobierno israelí al IDF (Fuerzas de Defensa de Israel) de estar listas para lanzar una guerra total si los terroristas no liberan a los rehenes que aún retienen.
El esquema incluye cortar suministros esenciales, lanzar ataques aéreos de precisión, forzar otra evacuación de civiles gazatíes hacia el sur y, como paso final, reingresar militarmente a la Franja de Gaza. Todo esto llega tras un bloqueo de bienes que ya está en marcha. ¿Estamos ante el fin de la tregua que ha mantenido la calma relativa desde enero?
La noticia saltó el viernes por la mañana. Israel no está improvisando. Su estrategia es un proceso escalonado, diseñado para asfixiar a Hamas hasta que ceda.
El primer paso ya se ejecuta: desde hace días, los camiones con alimentos, medicinas y combustible no cruzan las fronteras de Gaza. Las imágenes de pasos como Rafah y Kerem Shalom muestran filas de vehículos parados, mientras las autoridades israelíes justifican la medida como una respuesta al estancamiento en las negociaciones por los rehenes.
El siguiente movimiento, según Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas y voz influyente en el gabinete, sería cortar electricidad y agua.
Esto se debatió en una reunión reciente del gobierno de Benjamin Netanyahu.
La idea no es nueva, pero implementarla ahora señala una escalada seria.
Gaza, que depende casi por completo de Israel para estos servicios, quedaría en una situación límite.
Organizaciones humanitarias ya alertan del colapso que esto provocaría entre los 2 millones de habitantes de la Franja.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y su enviado para Oriente Medio, Steve Witkoff, han respaldado esta postura con advertencias claras.
“Si Hamas no cumple, la guerra volverá”, dijo Trump en un mensaje reciente.
Su administración, que ha apostado fuerte por apoyar a Israel, ve en este ultimátum una forma de forzar resultados.
Witkoff, por su parte, insiste en que no hay margen para juegos: o los rehenes regresan, o las consecuencias serán inmediatas.
La Casa Blanca ya confirmó contactos directos con Hamas, algo inédito, pero sin avances visibles.
El plan israelí no se queda en medidas económicas.
Si Hamas no cede, el IDF tiene órdenes de preparar ataques aéreos. No hablamos de operaciones quirúrgicas, sino de una ofensiva masiva que podría arrasar lo poco que queda en pie en Gaza tras 16 meses de conflicto.
Después vendría la evacuación forzada de civiles que regresaron al norte tras la tregua de enero.
Finalmente, tropas terrestres entrarían de nuevo en la Franja, un escenario que recuerda la devastadora invasión de 2023.
¿Cómo llegamos aquí?
La tregua firmada en enero trajo esperanza. Hamas liberó a 33 rehenes israelíes y 5 tailandeses a cambio de unos 2000 criminales palestinos encarcelados en prisiones de Israel.
Pero la fase dos, que debía incluir el resto de los cautivos y un alto el fuego permanente, está bloqueada.
Israel acusa a Hamas de robar ayuda humanitaria y negarse a negociar.
Los terroristas, en cambio, dicen que Netanyahu busca excusas para romper el acuerdo y mantener el control militar.
Los números hablan solos. De los 58 rehenes que aún retiene Hamas, 34 están confirmados muertos, según el ejército israelí.
Entre los vivos está Edan Alexander, un estadounidense-israelí que se ha convertido en símbolo de la crisis.
Sus padres, Adi y Yael Alexander, estuvieron esta semana en el Congreso de EE.UU., pidiendo a Trump que no deje caer la presión. Cada día sin noticias aumenta la angustia de las familias.
En Gaza, la situación es desesperada.
El bloqueo de suministros ya golpea duro. Los hospitales operan al mínimo, y la comida escasea. Un portavoz de Hamas, Sami Abu Zuhri, calificó las amenazas de Trump como “injustificadas” y dijo que no intimidan al grupo.
Otro líder, Hazem Qasim, advirtió que una escalada militar podría llevar a la muerte de rehenes. Es un juego de alto riesgo donde nadie parece dispuesto a ceder.
¿Qué opinan los expertos?
Algunos analistas ven esto como una apuesta de Netanyahu para fortalecer su posición interna. Con elecciones en el horizonte y críticas por su manejo de la guerra, una victoria clara contra Hamas le daría oxígeno político. Otros creen que Israel y Trump coordinan un plan mayor, usando Gaza como prueba de fuerza frente a Irán, principal apoyo de los terroristas.
Los pronósticos no son optimistas. Si el IDF lanza la guerra total, el coste humano será brutal.
Gaza ya perdió más de 48.000 vidas desde octubre de 2023, y una nueva ofensiva agravaría la crisis.
La comunidad internacional, aunque dividida, empieza a reaccionar. Países árabes como Egipto y Jordania rechazan cualquier desplazamiento masivo de palestinos, mientras Europa pide contención. Pero con Trump detrás, Israel tiene un respaldo que pesa más que las críticas.
¿Qué puede pasar en las próximas horas?
Hay tres escenarios:
- Hamas cede y libera rehenes, salvando la tregua. Improbable, dado su historial.
- El bloqueo sigue, pero sin guerra abierta. Una pausa tensa que no resuelve nada.
- El IDF actúa, y Gaza vuelve a ser un campo de batalla. El más temido y, hoy, el más posible.