Nayib Bukele ha cumplido su promesa a Marco Rubio en tiempo récord: la megacárcel CECOT ya alberga a 261 personas deportadas desde EE.UU., muchas de ellas sin siquiera haber pisado suelo salvadoreño en su vida.
El espectáculo montado para recibir a estos «huéspedes indeseados» fue digno de Hollywood. Con un video de alta producción, el mandatario salvadoreño hizo públicas las imágenes en redes sociales, mostrando al mundo su versión particular de «cero tolerancia» contra el crimen.
De los 261 deportados, 137 fueron expulsados bajo la arcaica Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, una reliquia legal que permite deportaciones sin juicio y que solo se había usado tres veces en la historia de EE.UU., siempre en tiempos de guerra.
El resto del cargamento humano incluye 101 venezolanos deportados bajo el Título 8 y 23 supuestos pandilleros salvadoreños. Una mezcla explosiva que Bukele recibe con los brazos abiertos en su «hotel» de máxima seguridad.
La justicia estadounidense intentó frenar esta locura, pero fue demasiado tarde. El juez James Boasberg bloqueó el uso de la ley de Enemigos Extranjeros y ordenó el regreso de los deportados. ¿La respuesta de Bukele en redes sociales fue: «Ups, demasiado tarde».
El mensaje es claro: El Salvador se ha convertido en la nueva Guantánamo, un agujero negro legal donde los derechos humanos y el debido proceso van a morir. Los criminales del mundo estás avisados…
