Hoy, 21 de abril de 2025, Claudia Sheinbaum ha dado un paso firme para limitar la influencia foránea en los medios nacionales. La decisión llega tras la difusión en canales mexicanos de un anuncio del Gobierno estadounidense contra la migración ilegal, encabezado por Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional.
El spot, dirigido especialmente a quienes buscan cruzar la frontera hacia EE UU, advierte sobre las consecuencias legales y promete mano dura frente a la inmigración irregular. La reacción del Ejecutivo mexicano ha sido inmediata y contundente: prohibir cualquier propaganda pagada por gobiernos extranjeros en medios nacionales.
Esta medida no solo responde al contexto inmediato, sino que revive un debate histórico sobre la soberanía mediática en México y los límites de la injerencia internacional en el espacio público mexicano.
Un anuncio que desencadenó una reforma
La polémica comenzó cuando cadenas de televisión mexicanas emitieron un spot producido por el Gobierno estadounidense, en el que Kristi Noem advertía a posibles migrantes sobre las políticas de deportación y persecución a quienes crucen ilegalmente la frontera. El mensaje, según denunció Sheinbaum, contenía elementos discriminatorios y representaba una intromisión directa en asuntos internos mexicanos.
En palabras de la presidenta, “vamos a reponer el artículo eliminado y ponerlo nuevamente en la ley… para que ningún Gobierno extranjero pueda pagar para difundir estos anuncios”. El artículo al que se refiere fue derogado en 2014 durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, y su restauración busca cerrar cualquier resquicio legal que permita la compra de espacios publicitarios por potencias extranjeras.
Contexto legal y antecedentes
Hasta hace una década, México contaba con disposiciones claras que impedían la transmisión de propaganda extranjera en medios concesionados. Sin embargo, con las reformas estructurales impulsadas durante el sexenio anterior, se eliminó este candado legal. Desde entonces, organizaciones civiles y algunos legisladores han advertido sobre los riesgos de abrir los medios nacionales a intereses foráneos.
La situación ahora da un giro significativo. La propuesta de Sheinbaum implica reformar la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión para restablecer estas restricciones. En esencia:
- Se prohíbe expresamente la compra de espacios publicitarios o propagandísticos por parte de cualquier gobierno extranjero.
- La medida afecta tanto a medios tradicionales (televisión, radio) como digitales y redes sociales.
- El objetivo declarado es “proteger la soberanía informativa” y evitar mensajes considerados discriminatorios o ajenos al interés nacional.
Reacciones políticas y sociales
La iniciativa ha generado debate tanto dentro como fuera del país. Diversos sectores han expresado su respaldo a la protección del espacio mediático mexicano frente a campañas extranjeras, especialmente cuando contienen mensajes que pueden considerarse ofensivos o discriminatorios hacia sectores vulnerables como los migrantes.
No obstante, voces críticas advierten sobre los riesgos potenciales para la libertad de expresión y el intercambio legítimo de información internacional. Algunos expertos subrayan que el reto será distinguir entre “propaganda” e información pública relevante para audiencias mexicanas.
Las autoridades mexicanas han insistido en que el enfoque es claro: impedir que intereses ajenos al país manipulen la opinión pública o incidan en temas delicados como la migración, especialmente cuando las campañas adoptan un tono punitivo o estigmatizante.
¿Qué viene ahora?
La reforma será enviada al Congreso esta misma semana. Se prevé que obtenga apoyo mayoritario dadas las recientes tensiones diplomáticas con Washington por el manejo del flujo migratorio y los reiterados intentos estadounidenses por influir en el debate nacional mediante campañas publicitarias dirigidas desde el extranjero.
De aprobarse, México volverá a blindar su sistema mediático frente a injerencias externas pagadas. Sin embargo, quedan preguntas abiertas:
- ¿Podrán otros países replicar estrategias similares usando actores privados o fundaciones?
- ¿Cómo se regularán plataformas digitales globales donde es difícil rastrear el origen real de los fondos publicitarios?
- ¿Qué mecanismos adoptará el regulador mexicano para vigilar y sancionar posibles infracciones?
Mientras tanto, Sheinbaum ha dejado claro su rechazo frontal a cualquier mensaje extranjero “pagado” que promueva discursos discriminatorios o intervenga en asuntos internos sensibles. En palabras directas: “No estamos de acuerdo con estos spots antiinmigrantes”.
Claves para entender el debate
- La migración sigue siendo uno de los temas más sensibles en la relación bilateral México-EE UU.
- Las campañas pagadas desde Washington han aumentado ante el ciclo electoral estadounidense y el endurecimiento del discurso migratorio.
- El control sobre los mensajes difundidos en territorio nacional es percibido como esencial para preservar tanto la dignidad nacional como los derechos humanos de las personas migrantes.
El paso dado este lunes por Sheinbaum marca un punto de inflexión en la política mediática mexicana. De fondo late una pregunta fundamental: ¿dónde está la línea entre información legítima e injerencia? Por ahora, México ha optado por reforzar su frontera mediática casi tanto como su frontera física.