El país afronta otro ciclo de crisis bajo el mando de Nicolás Maduro

Venezuela vuelve a la emergencia económica: cuatro factores que explican el desastre chavista y la estulticia de Maduro

Venezuela regresa a la emergencia económica por la gestión chavista, la inflación disparada y la incapacidad de Maduro para contener la crisis

Venezuela vuelve a la emergencia económica: cuatro factores que explican el desastre chavista y la estulticia de Maduro

En Venezuela, la historia parece un bucle sin final. Tras años de crisis, recesión, hiperinflación y promesas incumplidas, el país vuelve a ser noticia por el regreso oficial a la “emergencia económica”.

Esta figura, decretada recurrentemente por Nicolás Maduro, simboliza el reconocimiento de un colapso económico que nunca llegó a superarse del todo.

Los venezolanos sufren las consecuencias directas: inflación galopante, precios inasumibles, salarios mínimos que no llegan ni a tres dólares mensuales y un Estado incapaz de garantizar servicios básicos.

La economía venezolana se mueve entre la parálisis institucional y las secuelas de una década de políticas erráticas.

La inflación ha vuelto a acelerarse en 2025, los precios no dejan de subir y los hogares apenas pueden acceder a lo esencial.

El discurso oficial habla de “resistencia” y “milagros económicos”, pero los datos pintan una realidad mucho más cruda.

1. La inflación descontrolada y los precios sin techo

El retorno de la emergencia económica tiene mucho que ver con el repunte inflacionario. Según cifras recientes del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), en febrero de 2025 la tasa mensual alcanzó un preocupante 12,8%, mientras que la inflación interanual escaló hasta el 117%. Los productos básicos —alimentos, ropa, servicios— registran subidas que arruinan cualquier previsión familiar.

Algunos datos clave:

  • En enero de 2025 la inflación fue del 7,9% mensual, con un salto interanual del 91,3%.
  • Rubros como salud (11,5%), educación (10,3%) o vestido/calzado (10%) fueron los más afectados en ese mes.
  • En febrero se aceleró aún más: alimentos subieron un 13,3%, esparcimiento un 21,2%, restaurantes/hoteles un 17,9%.

Esta dinámica está fuertemente vinculada a la depreciación del bolívar frente al dólar. El precio promedio del dólar subió un 15% solo en febrero. El país opera en una economía semidolarizada de facto pero sin estabilidad monetaria real.

2. La incompetencia política: improvisación y falta de reformas

La gestión económica bajo el chavismo —y especialmente con Maduro— ha estado marcada por decisiones improvisadas y falta absoluta de reformas estructurales. Entre 2014 y 2016 se optó por pagar deuda externa a costa del colapso interno: se destinaron hasta 100.000 millones de dólares al pago de deuda cuando el tamaño total de la economía era menos de la mitad. Para financiar el déficit derivado se recurrió a emisión monetaria sin respaldo, lo que desató una hiperinflación histórica.

El intento posterior de estabilización macroeconómica resultó caótico: recorte brutal de importaciones, destrucción del tejido industrial y social y una caída inédita del PIB en dos dígitos durante varios años consecutivos.

En palabras sencillas: se antepuso el buen nombre internacional al bienestar interno. Y cuando los recursos externos dejaron de llegar —por sanciones o caída del precio del petróleo— no hubo plan B.

3. El impacto social: salarios mínimos y pobreza extrema

El coste humano es abrumador. Venezuela exhibe hoy algunos de los peores indicadores sociales del continente:

  • El sueldo base equivale a menos de tres dólares mensuales; los bonos complementarios tampoco inciden en prestaciones sociales ni resuelven la pobreza estructural.
  • Ocho de cada diez venezolanos no pueden cubrir una canasta básica.
  • Más del 50% sufre pobreza multidimensional (vivienda precaria, mal acceso a servicios públicos, educación o empleo).
  • En 2023 casi un 40% padeció hambre; en ciudades como Maracaibo o Maturín el porcentaje supera el 60%.
  • La inseguridad alimentaria severa afecta al 45% y hay más de 1 millón de menores con desnutrición grave.

Todo esto ocurre mientras los servicios públicos siguen colapsados y el control social se endurece.

4. Factores externos: sanciones, petróleo e incertidumbre global

La economía venezolana sigue atada al destino del petróleo —única fuente relevante de divisas— pero ni siquiera eso basta ya para sostener el aparato estatal. Las sanciones internacionales han limitado las opciones financieras y comerciales. Aunque en los últimos meses se han abierto expectativas moderadas tras algunos acuerdos migratorios con Estados Unidos, cualquier retroceso podría disparar otra vez la inflación y agravar aún más el tipo de cambio.

El Observatorio Venezolano de Finanzas proyecta para este año una inflación cercana al 110%, pese a un crecimiento estimado del PIB entre el 1,5% y el 3,5%. La volatilidad cambiaría es otro reflejo claro: se espera que el dólar pueda superar fácilmente los 112 bolívares antes de fin de año.

¿Por qué vuelve Venezuela a la emergencia económica?

En resumen:

  • El ciclo inflacionario sigue fuera de control.
  • El poder adquisitivo real cae sin remedio.
  • Las políticas oficiales son insuficientes o directamente contraproducentes.
  • El contexto internacional es adverso.

La combinación letal entre incompetencia política, destrucción institucional y dependencia absoluta del petróleo deja al país sin colchón frente a cualquier nueva sacudida externa o interna.

Principales consecuencias para los ciudadanos

  • Pérdida continua del valor real del salario.
  • Aumento sostenido del coste vital básico.
  • Imposibilidad para acceder a servicios públicos mínimos.
  • Emigración masiva como vía desesperada ante la falta total de oportunidades.

Mirando hacia adelante

Mientras desde el Palacio presidencial se insiste en discursos triunfalistas sobre supuestas recuperaciones milagrosas, la realidad cotidiana desmiente cada frase oficial. Venezuela está nuevamente sumida en una emergencia económica profunda marcada por:

  • Inflación crónica
  • Precios fuera de control
  • Políticas erráticas
  • Desgaste social extremo

Todo ello bajo un régimen incapaz o poco dispuesto a asumir las reformas necesarias para revertir una década perdida.

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