EL NUEVO PROGRAMA DE FERNANDO PAZ Y EDUARDO GARCÍA SERRANO EN 'PERIODISTA DIGITAL'

GRAN ESTRENO / Franco, memoria viva de España

Iniciamos este 9 de febrero de 2025 en Periodista Digital el nuevo espacio FRANCO, MEMORIA VIVA DE ESPAÑA.

La realidad es que este nuevo programa de la mano de Eduardo García Serrano y Fernando Paz no nace de nuestra iniciativa, sino de la del Gobierno y sus más de cien actos propagandísticos para conmemorar el cincuentenario de la muerte de Francisco Franco al que, durante el último medio siglo, la clase política, periodística y académica de España han convertido en el paradigma del mal; poco más o menos en lo que hoy es para los niños de los Países Bajos el Duque de Alba, el coco con el que sus padres les asustan para que se vayan a la cama sin rechistar.

Les mostraremos por tanto, desde sus inicios y hasta su muerte, quién fue Francisco Franco y qué fue su Régimen político; y lo haremos sin filias y sin fobias, sin cantos homéricos y sin mantras preestablecidos por la corrección política, mineralizados hoy en el acervo, ese conjunto de valores, tradiciones y creencias, cultural de los españoles. Lo haremos sin ánimo proselitista en ningún sentido, pero sí con la voluntad de mostrar la verdad, que es lo que el historiador y el periodista deben hacer siempre alejándose de otro tipo de exigencias, mandatos y conveniencias. Buscar la verdad, por inconveniente e incómoda que resulte, ése es el espíritu y la voluntad de este programa, FRANCO, MEMORIA VIVA DE ESPAÑA. Y lo haremos con valentía personal, profesional e intelectual, porque la verdad sin valentía deja de existir. La verdad puede salvar las más graves situaciones de hostilidad y es, a veces, más eficaz que el derecho y la razón misma. El apocamiento de ánimo no resuelve nada, ni aún cuando le asiste la razón.

Primer episodio

Aunque hace medio siglo que murió Franciso Franco, se da la paradoja de que su presencia en la sociedad española es tanto mayor cuanto más nos alejamos en el tiempo.
Franco ha pasado a ser objeto de un indisimulado odio, hasta el punto de que nadie, en nuestra historia, ha sido tan vilipendiado como él.

La versión oficial de Franco le ha convertido en un personaje verdaderamente singular: no hay nada de lo que hiciera Francisco Franco que merezca el menor juicio positivo.

Si bien, objetivamente, el régimen franquista presenta aciertos indiscutibles, incluso estos se disocian de su persona.

Así, la historia oficial sostiene que, triunfador en una guerra civil en la que la victoria resultaba a priori improbable, su victoria nada le debió a su valía militar, sino al apoyo de los fascistas europeos y a la traicionera actitud de las democracias hacia la República. Mantuvo a España fuera de la IIGM, en un momento en que Europa entera sucumbía ante la potencia de los ejércitos alemanes, pero ello – al parecer – se debió a que Hitler no le quiso como aliado. Aceptó a los judíos que huían de la ocupación alemana y cobijó a varias docenas de miles de hebreos, pero Franco tampoco tuvo nada que ver con ello; todo obedeció a la iniciativa de los diplomáticos españoles, al margen de las directrices de Madrid.

En plena desolación de la posguerra, la suerte de nuevo se puso de su lado ya que solo la Guerra Fría salvó al régimen de su aniquilación durante el aislamiento al que fue sometido por los democráticos vencedores de la IIGM.

Posteriormente, España vivió los mejores años de su historia reciente. Un país esencialmente agrícola, se convirtió en la 9ª potencia industrial del mundo, y la economía española fue la segunda en crecimiento del mundo, solo superada por la de Japón. Emergió una sociedad sostenida por una amplia clase media que no existía hasta entonces, y los avances en todos los terrenos fueron espectaculares: desde la educación hasta la sanidad. Pero todo ello se produjo, al parecer, contra la voluntad de un Franco reticente a aceptar los cambios.

Por último, el régimen tuvo la capacidad de dejar paso al nuevo sistema político democrático que ha llegado hasta el día de hoy, en una decisión casi sin precedentes, que supuso su generosa aniquilación. Pero tampoco, según quiere la historia oficial, tuvo Franco nada que ver con ello, pese a que consta su aceptación de un futuro democrático liberal para España.

Franco no sería, pues, responsable de ninguna de las decisiones que pueden ser valoradas positivamente y, por el contrario, sería el causante de todos los errores.

De acuerdo a la versión oficial se trataría de un caso único en la Historia,

La verdad, por supuesto, es muy diferente.

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