En el artículo publicado en El Debate este 18 de marzo, Luis Ventoso se cachondea de lo lindo de los progres rabiosos por el acuerdo de PP y VOX en Valencia.
El director adjunto en El Debate aborda con un tono mordaz la reciente alianza entre el Partido Popular (PP) y Vox para aprobar los presupuestos de 2025 en la Comunidad Valenciana.
Ventoso inicia su análisis con una clara ironía:
«Los mismos que hace unos meses clamaban contra cualquier acercamiento a Vox ahora parecen haber olvidado sus principios».
Esta afirmación establece desde el principio una crítica contundente hacia aquellos que han manifestado su rechazo a las políticas del partido ultraderechista, sugiriendo que su indignación es más bien selectiva y conveniente según las circunstancias políticas.
A lo largo del artículo, se destaca cómo Carlos Mazón, presidente valenciano del PP, ha encontrado «oxígeno» político al pactar con Vox justo cuando su gestión estaba bajo fuego debido a la crisis provocada por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos).
«Es curioso ver cómo quienes antes denunciaban cualquier tipo de colaboración ahora celebran acuerdos siempre que les beneficien».
Este comentario resalta una doble moral dentro del discurso político actual donde las alianzas son aceptables si sirven para mantener o recuperar poder.
En otro momento clave del texto, se menciona:
«La reacción rabiosa desde ciertos sectores es casi cómica; parece que han olvidado rápidamente sus propias promesas».
Aquí, Ventoso no solo critica a los políticos sino también al electorado que parece cambiar sus expectativas según quién esté al mando. Este punto invita a reflexionar sobre cómo las ideologías pueden ser manipuladas para justificar acciones contradictorias.
Además, enfatiza:
«La verdadera tragedia no es solo lo ocurrido tras la DANA; es ver cómo algunos utilizan esta desgracia como trampolín para atacar adversarios políticos».
Con esto, subraya un aspecto crítico sobre el uso instrumentalizado del sufrimiento ajeno para fines partidistas. La tragedia natural ha sido convertida en un campo de batalla retórico donde cada parte busca sacar ventaja política.
Finalmente, concluye con una observación aguda: “Si algo nos enseña este episodio es que todos están dispuestos a bailar al son que les toque quien tenga más poder”. Esta frase encapsula perfectamente la esencia sarcástica del artículo; refleja una realidad política donde los ideales parecen ser sacrificados ante intereses inmediatos y conveniencias estratégicas.