Titula Alfonso Ussía hoy su columna Contratiempo.
Y en el texto explica con coña la razón.
En el artículo, que aparece este 18 de abril de 2025 en El Debate, el veterano periodista aborda con su habitual ironía los debates contemporáneos sobre el deporte, la identidad de género y la competición, sirviéndose de una anécdota personal para desplegar una crítica social impregnada de ingenio.
El texto es un escaparate del inconfundible estilo de Ussía: directo, mordaz y cargado de dobles lecturas.
La tesis principal del artículo gira en torno a la imposibilidad biológica y normativa de seguir compitiendo en el deporte masculino a cierta edad, lo que le lleva a reflexionar, no sin sarcasmo, sobre la controversia actual acerca de la participación de personas transgénero en categorías deportivas femeninas.
Esta cuestión le sirve como pretexto para poner el dedo en la llaga sobre las contradicciones y paradojas que surgen en la sociedad contemporánea.
En uno de los pasajes esenciales del texto, Ussía desgrana con ironía su punto de partida vital:
“Como jugador masculino ya no tengo futuro, pero si en las competiciones femeninas se admiten a los trans, y éstos lanzan la bola a ocho y diez metros, aún me quedaría una oportunidad.”
Esta frase resume el tono irónico y provocador que domina toda la columna. Ussía utiliza su experiencia personal —su retirada forzosa del deporte por razones físicas— como excusa para abordar un asunto socialmente candente desde una perspectiva humorística. No se trata sólo del deporte; el autor aprovecha para deslizar una crítica más amplia sobre cómo se están gestionando hoy los límites entre lo masculino y lo femenino en distintos ámbitos públicos.
A continuación, el autor sigue desarrollando su argumento:
“No pretendo hacer daño a nadie ni molestar a quien pueda considerarse afectado por mis palabras. Simplemente constato un hecho objetivo: la diferencia física es un dato incontestable.”
La columna se construye así sobre un juego dialéctico entre lo anecdótico y lo general, entre lo que parece trivial —la suerte deportiva personal— y lo que es objeto de intenso debate público. La ironía es aquí la herramienta principal para poner en cuestión ciertas decisiones normativas recientes en materia deportiva, especialmente las que afectan a la inclusión y la equidad.
En otro pasaje destacado, Ussía añade:
“Si mañana decido cambiar mi identidad legal y me apunto al equipo femenino, ¿seré justo con mis compañeras o estaré aprovechándome de una coyuntura legal?”
Este interrogante encapsula el sentido último del artículo: forzar al lector a pensar hasta qué punto las normas buscan justicia o generan nuevas desigualdades. Ussía no responde directamente; invita más bien al debate abierto desde su mirada escéptica.
El final del texto recupera el tono amable pero crítico:
“En tiempos de contratiempos globales, uno agradece poder reírse aunque sea de sí mismo. Y si alguna vez me ven compitiendo con ventaja sospechosa… avísenme antes del ridículo.”
En suma, Alfonso Ussía utiliza “Contratiempo” para ofrecer una reflexión satírica sobre cuestiones deportivas y sociales actuales, empleando su inconfundible mezcla de autobiografía humorística y comentario crítico.
El artículo combina referencias personales con observaciones sociales más amplias, recurriendo siempre a la ironía como forma de sugerir —más que imponer— una posición ideológica.