ARTÍCULO PUBLICADO EN ‘THE OBJECTIVE’

José Rosiñol sobre el valor de la palabra, precio de no callar en Cataluña y la traición del PSC

Una columna sobre el coste personal y político de resistir al independentismo en Cataluña

José Rosiñol sobre el valor de la palabra, precio de no callar en Cataluña y la traición del PSC

Es valiente, como siempre, la columna de José Rosiñol.

Se titula El precio de no callar.

En una jornada decisiva para la política catalana, José Rosiñol publica hoy en The Objective un profundo artículo, donde reflexiona sobre las consecuencias, públicas y privadas, de oponerse abiertamente al relato independentista.

El texto, publicado el 22 de abril de 2025, se erige como un testimonio personal y colectivo de quienes han decidido no guardar silencio ante la presión social y política en Cataluña.

Desde el inicio, Rosiñol sitúa la tesis central del artículo en la responsabilidad –y el riesgo– de quienes optan por no callar: «Su figura rompía el relato. Su presencia internacionalizaba la resistencia».

Con estas palabras, el autor subraya cómo la visibilidad de algunos opositores fue clave para desmontar el discurso hegemónico del independentismo y trasladar el conflicto catalán a la esfera internacional.

El autor, fundador y presidente del Consejo Consultivo de Sociedad Civil Catalana, no se limita a narrar hechos recientes; contextualiza el desgaste del independentismo tras los momentos álgidos del procés. Así lo expresa en uno de los fragmentos esenciales del artículo:

«Luego vino la violencia. Octubre de 2019, tras la sentencia del procés, las calles ardieron. No fue una explosión popular, fue una insurrección coordinada. El separatismo, sin mayorías, sin relato y sin salida, intentó doblegar al Estado por la vía del caos. Pero para entonces, algo había cambiado: el apoyo social comenzaba a desmoronarse.»

El análisis de Rosiñol destaca cómo la épica independentista perdió fuelle ante la fatiga social y una realidad cada vez más desconectada del relato oficialista. Sostiene que desde 2018 las encuestas muestran un descenso sostenido del respaldo al independentismo, señalando que «la gente se cansó de la épica. De los sacrificios. De vivir en una realidad paralela».

Pero si algo denuncia con especial claridad el autor es la responsabilidad atribuida al PSC y al gobierno catalán actual en el resurgir del nacionalismo excluyente:

«Y justo cuando el independentismo empezaba a perder su hegemonía, el PSC decidió devolverle las herramientas para reconstruirla. ¿Por qué? Por cálculo. Por miedo. Por obediencia a Pedro Sánchez. El Govern actual, en manos del PSC, no ha tocado ni una coma del aparato de propaganda nacionalista: ni los medios, ni la inmersión obligatoria, ni la subvención a entidades que alimentan el agravio.»

Estas palabras evidencian una crítica directa al papel que juegan los socialistas catalanes y al Gobierno central en mantener intactas las estructuras mediáticas y educativas del nacionalismo catalán.

En otro pasaje destacado, Rosiñol pone en cuestión los gestos simbólicos que perpetúan el relato victimista e identitario:

«Lo que hace la televisión pública catalana con Vargas Llosa no es una anécdota. Es un acto político».

Con ello denuncia cómo desde los medios públicos se orquesta una narrativa favorable al secesionismo mientras se margina cualquier voz disidente o plural.

A lo largo del texto emergen varias ideas clave:

  • El desgaste social tras años de confrontación.
  • El papel crucial de quienes se atreven a romper el silencio.
  • La instrumentalización mediática e institucional por parte del nacionalismo.
  • La ausencia de reformas estructurales por parte del PSC y su impacto en la pervivencia del conflicto.

Como glosador experto destaco cómo Rosiñol articula un alegato sereno pero firme sobre el precio —personal y colectivo— de no callar frente a quienes aspiran a uniformar identidades y voces. Su columna es también un recordatorio sobre la importancia de preservar espacios cívicos abiertos al pluralismo y a la discrepancia pacífica.

El artículo conecta así con un debate mayor: ¿cuál es hoy el coste real de disentir en Cataluña? ¿Qué queda tras los grandes relatos cuando quienes los sostienen empiezan a dudar? El testimonio recogido por Rosiñol revela que, más allá de las consignas políticas o las cifras movilizadoras, existe una sociedad civil viva que continúa defendiendo su derecho a expresarse sin miedo ni resignación.

En definitiva, El precio de no callar es tanto una crónica como un manifiesto: un alegato contra el olvido cívico y un llamamiento a que nadie —ni dentro ni fuera de Cataluña— tenga que pagar con su silencio la factura pendiente de nuestra democracia plural.

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