«Considero una obligación moral dar cuenta a mis lectores, y también a los del Confi, de las circunstancias que condujeron a romper el guión de un medio de comunicación hoy descabezado y sometido al albur de un par de oportunistas sin escrúpulos». Con estas palabras contextualiza Jesús Cacho su feroz ataque a José Antonio Sánchez, consejero delegado de Titania Compañía Editorial, y Alberto Artero, a quienes responsabiliza de su despido de El Confidencial, en su columna publicada este sábado 15 de octubre de 2011 en su nuevo proyecto, Vozpopuli—El Confidencial:historia de una fechoría–.
Jesús Cacho fue despedido del digital anteriormente mencionado mediante una carta con su cese como director «mal escrita, como es norma de la casa» entregada por su «socio y antiguo amigo José Antonio Sánchez». Los motivos que le llevan ahora a dar su versión de los hechos, aunque el pasado 6 de julio ya dio un anticipo de su verdad en un foro organizado por Economía Digital–«El Confidencial hoy está huérfano de dirección, hay un divorcio entre la redacción y su actual director en la sombra»–son los siguientes:
«Los que exigimos transparencia a los poderes públicos debemos ser también transparentes a la hora de explicar nuestras conductas. Lo haré, bien es cierto, por una única y exclusiva vez, porque no volveré a tocar las cuestiones que a continuación se tratan»
Periodista Digital no puede estar más de acuerdo con está afirmación y por eso, desde que se produjo la salida de Cacho de El Confidencial, se ha intentado poner en contacto con él en repetidas ocasiones para conocer su versión de los hechos–Los abogados de Jesús Cacho le exigen «prudente silencio» para que sus palabras «no sean utilizadas en su contra«–.
«ARTERO SE REVELÓ COMO UN INTRIGANTE QUE ROMPIÓ EL VÍNCULO SOCIETARIO Y DE AMISTAD EXISTENTE ENTRE CACHO Y SÁNCHEZ»
Jesús Cacho señala directamente a Alberto Artero como responsable de su ruptura con José Antonio Sánchez, alias Totoyo, al que acusa de poseer un «escaso nivel de preparación para el despeño de las laborales gerenciales que tiene asignadas»:
«La llegada de Alberto Artero, alias McCoy, un analista de Deutsche Bank (donde gestionaba la SICAV en la que Totoyo y Juan Perea, responsable en su día de aquel negocio con ribetes de estafa que fue Terra, colocaron el pelotazo producto de las stock options de la Telefónica de Juan Villalonga) al que hace unos tres años fichamos para escribir una columna de mercados, vino a representar una especie de salvavidas para Sánchez. Artero estaba llamado a suplir las lagunas que como gestor atenazaban al citado Totoyo»
[…] Pocas dudas caben sobre la estrategia desplegada casi desde el momento de su aparición en escena: romper el vínculo solitario y de amistad entre Cacho y Sánchez, con las intenciones que son de imaginar. Su éxito, de momento, parece incuestionable»
Cacho asegura que Artero se inventó una suculenta oferta de Unidad Editorial para conseguir ver aumentados sus emolumentos, lo que no le deja en muy buen lugar ni a él ni a su socio por «picar el anzuelo», y que posteriormente tuvo consecuencias devastadoras para sus propios intereses:
«Pedrojota Ramírez me ha aclarado en fecha reciente que no hubo tal: «Lo tuvimos aquí para sondearle, sí, pero nada más. A los 10 minutos me di cuenta de que estábamos ante un tipo sumamente ambicioso. Tanto Sánchez como yo mismo, sin sospechar el engaño, decidimos retenerlo, aun sabiendo que tendríamos que mejorar su caché.»
«Pero llegados a la reunión del Consejo, febrero de 2010, que debía sancionar las nuevas condiciones ofrecidas al sujeto, me encontré con la sorpresa de que, al margen de las mejoras estrictamente salariales, Sánchez se había comprometido a entregar al susodicho el 5% del capital social, lo que suponía la dilución de los socios en el porcentaje correspondiente. Y con toda lógica me negué en redondo.»
Ese fue, en palabras de Cacho, el «principio del fin»:
«Ahí comenzó mi socio a maquinar la operación que habría que darle el control de la mayoría del capital de Titania. […] Es obvio que el afecto que durante años me unió a Sánchez había desaparecido hace tiempo. Seguimos unidos, no obstante, por el cordón umbilical de los intereses comunes en el Confi»
«La crisis consiguiente terminó cuando me plegué a los deseos de mi socio, que apeló in extremis a los intensos años de amistad compartida, es decir, a los sentimientos. Sacrifiqué mis argumentos y cedí. Cedí al 100% y sin contrapartida. Y lo hice para evitar el escándalo y salvar el proyecto de El Confidencial. Es obvio que me equivoqué.»
«Sabiendo que el caché de Artero era indefendible en términos de empresa, me propuse, como director y fundador, rentabilizarlo en lo posible. Con una plantilla tan corta como la nuestra, obligada a ir siempre con la lengua fuera, ese dinero solo se podía justificar logrando que el sujeto saliera a la calle regularmente a buscar noticias. La presión que en este sentido he ejercido sobre él ha sido constante en estos meses. Pronto me di cuenta de que aquello era misión imposible. Ya después del verano de 2010, tras una de las sonoras broncas que tuvo que soportar de mi parte, el sujeto tuvo el cuajo de manifestarme que «yo no he venido a esta casa a hacer de periodista».
«Y bien, ¿cómo justificar entonces la pasta que gana en el Confi? Mi argumento fue siempre el mismo: con ese dinero era posible fichar a 3/4 periodistas de prestigio, capaces de aliviar la presión sobre la plantilla y mejorar la cálidad del producto. La respuesta del inefable consejero delegado de Titania fue siempre la misma: «este tío no se va de aquí por mis cojones».
«ARTERO ES UNA ANÉCDOTA EN MI CARRERA PROFESIONAL. EL RESPONSABLE DE LA FECHORÍA DE LA QUE HE SIDO OBJETO ES SÁNCHEZ»
Si bien Cacho apunta a Artero como culpable de su ruptura con Sánchez, para el periodista no hay duda que él principal responsable de todo lo ocurrido es éste último, «un sujeto a quien yo salvé literalmente la vida en varias ocasiones a lo largo de más de 20 años. Sánchez y sus celos. En efecto, desde que el éxito periodístico del diario se hiciera evidente, mi presencia se había convertido en insoportable para la levedad del personaje: «¡Estoy hasta los cojones [siempre el mismo argumento] de oír hablar de El Confidencial de Cacho, como si yo no pintara nada en este proyecto…!»
«Sánchez es casi un niño. El chico que traía los cafés en Diario 16, un charlatán simpático que ni siquiera hizo Periodismo, necesitado siempre de una mano amiga para transitar por la vida porque te morirás siendo un ignorante. A todos los que te han ayudado, unos cuantos, has dejado en la estacada; a todos has traicionado»
«El Confidencial continuará siendo un diario de referencia en la Red, porque los redactores que forman su columna vertebral son buenos profesionales y conocen a la perfección su oficio. A todos, o casi, los fiché yo. Espero, por eso, ver pronto a los mejores trabajando en Vozpopuli.com»
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