Le crecen los enanos.
Pedro Sánchez se encuentra hasta el cuello del fango de la corrupción de su Ejecutivo, de su partido y de su círculo íntimo. A eso, hay que sumarle la nefasta gestión de la tragedia ocasionada por la DANA en Valencia
Las estrategias que está aplicando el presidente de Gobierno para eludir sus responsabilidades por la inacción para atender a la población necesitada en el Levante han fallado miserablemente. Y es que el intentar descargar toda la culpa en el presidente autonómico valenciano, se le devuelve desde el primer argumento esgrimido en el relato: si Mazón es tan inútil como dicen, porqué no se metió desde el primer día. Quizá el que haya tardado 48 horas en aparecer tampoco es fácil de defender. Al igual que ese “si necesitan más recursos, que los pidan”, que ahora las terminales mediáticas sanchistas intentan tapar.
Como si no le bastara con el uso torticero de la tragedia de la DANA en el ámbito nacional, Sánchez también lo ha llevado al plano internacional. Pero de nuevo, la cosa no pinta bien para el líder del PSOE porque el nombramiento de Teresa Ribera como número dos del próximo Ejecutivo comunitario está por descarrilar.
La vicepresidenta tercera del Gobierno de España y ministra de Transición Ecológica ha hecho mutis desde el inicio de la tragedia y la lupa se ha puesto encima de su gestión. Un aspecto fundamental es lo referente a las obras para evitar que el barranco del Poyo se desbordara, y que llevan paradas desde 2021. El proyecto, anunciado por la propia ministra en el Senado en mayo de ese año, fue paralizado cuatro meses después por una supuesta “falta de disponibilidad presupuestaria”.
Los trabajos de adecuación y drenaje del área costaban 31 millones de euros pero fueron paralizados aludiendo a que chocaban con la “nueva visión del coste-beneficio”, y con la Ley 5/2018, de 6 de marzo, de la Huerta de Valencia, aprobada por Gobierno del socialista Ximo Puig.
Llama la atención que entre 2022 y el actual 2024, el departamento de Ribera, que alegaba que no habían recursos para acometer una obra fundamental “para proteger a varios municipios frente a avenidas” y así evitar una catástrofe de la magnitud que alcanzó, ha dedicado 42 millones de euros a ‘publicidad institucional’.
Para sumar a sus desgracias, está el caso Begoña. Lo de su mujer no hay por donde cogerlo. En su no-declaración en la comisión que investiga cómo obtuvo sus polémicas cátedras en la Universidad Complutense de Madrid aseguró que todo se trata de una campaña en su contra orquestada por la ‘extrema derecha’. Si esto así, ¿por qué no aclaró todo justamente en ese lugar? Hay pocos silencios tan inculpadores como el suyo.
Este y otros asuntos serán tratados por Alfonso Rojo en el ‘24×7’ de este jueves, 14 de noviembre, junto a Fernando Fanego.