Todo con tal de salvar, ya no la legislatura, sino su sillón en La Moncloa y su Falcon.
Pedro Sánchez está dispuesto a vender su alma al mismísimo diablo, travestido este de Carles Puigdemont, con tal de permanecer en la poltrona.
El líder del PSOE está dispuesto a cruzar una línea roja más, a pisotearla sin miramiento alguno y sin acordarse de toda la hemeroteca de declaraciones que le preceden a lo largo y ancho de su mandato.
De ahí que Vicente Vallés haya cazado la estrategia sanchista, algo que ya no es novedad en un político que ha hecho de la palabra dado un ejercicio continuo del incumplimiento más grosero.
En su vídeoblog de ‘La Razón‘ relata el director de la segunda edición de Antena 3 Noticias que:
Una de las tácticas que sigue Moncloa desde hace tiempo es la de hacer pasar el interés particular del presidente del Gobierno como si fuera el interés general de los españoles. Uno de los ejemplos más exagerados de esta forma de actuar se produjo cuando Pedro Sánchez pasó de considerar que la amnistía era inconstitucional a declarar que la iba a aprobar en nombre de España, cuando en realidad solo era para conseguir su investidura y todos los sondeos reflejaban que la inmensa mayoría de los españoles estaba en contra de esa medida.
Y asegura que ahora busca la foto con el prófugo independentista sin acordarse de todo lo que dijo sobre ese político y los secesionistas en general:
Ahora el presidente del Gobierno ha dado un nuevo paso en esa misma dirección. Anuncia Sánchez que se reunirá con Puigdemont, que como bien se sabe sigue siendo un prófugo de la Justicia, y dice el presidente que lo va a hacer porque la sociedad española ha pasado página del proceso independentista. Apenas unas horas después, Puigdemont desmintió al presidente del gobierno y uno de sus portavoces en Cataluña, Jordi Turull, se refirió a quienes opinan lo mismo que Sánchez como ilusos enterradores del procés. Pero el presidente necesita esa foto con Puigdemont para aprobar los presupuestos.