Entre los trapicheos políticos que se suceden de forma constante en los medios de comunicación, el que merece una mayor cantidad de columnas este 13 de febrero de 2013 es el de la grabación de una conversación privada de Alicia Sánchez Camacho y la ex novia de Jordi Pujol Ferrusola por un detective que trabajaba por encargo, parece ser, de un fontanero del PSC de apellido Zaragoza. Tampoco es que este asunto tan chusco acapare demasiados espacios de opinión, pero sí más que ningún otro chanchulleo de partidos.
Eso sí, desde el autoproclamado ‘diario de la Catalunya real’ nos dan una lección sobre cómo comentar la cuestión sin escribir ni una sola vez el ‘sacrosanto’ apellido Pujol y a la formación política responsable de ordenar el espionaje.
El periodista-intelectual orgánico de Uniò y hombre de Durán y Lleida en El Periódico, Joan Barril, es el responsable de El vodevil catalán, publicado en la contrapartida del citado diario barcelonés. Es un texto en el que se habla de la familia Pujol siempre con sobreentendidos, pero sin nunca citar el nombre. Buen ejemplo es el arranque:
Puertas que se abren y se cierran, amantes y también algún amigo, hoteles en Acapulco y coches de carreras, llamadas de una madre amantísima anunciando que el dinero ya ha llegado y encuentros confidenciales con alguna desconocida. Por ahí cerca Mortadelo y Filemón poniendo micrófonos en el reservado de un restaurante.
Aunque evita escribir el nombre de la familia que tiene por patriarca a un doble del Maestro Yoda, así como el del socialista que habría ordenado poner los micrófonos, no tiene la misma delicadeza con la líder del ‘PP catatà’:
Dice Sánchez-Camacho que ella no puede ir por el mundo denunciando a terceros sin el consentimiento de estos. Lo que en principio sería una prueba de amistad recién nacida es, en el mejor de los casos, una ingenua visión de la ley. Porque la temerosa Victoria, tras comprobar que el amor también se acaba, le dijo a Alicia dos cosas graves. La primera lo del trasiego de dinero, constitutivo, sin duda vistas las sumas, de un delito fiscal. La segunda, la acusación de malos tratos reiterados por parte de su menos que honorable novio. ¿Qué hacer en estos casos, Alicia?
Barril recuerda que esa excusa no es correcta, que los malos tratos pueden ser denunciados por terceros y que la Agencia Tributaria «tiene previsto un sistema de delación de sospechas ante cualquier infracción fiscal».
Añade:
O sea: que pudiéndose hacer, no se hizo. Y ahora lo importante es imaginar a Mortadelo y Filemón buscando datos de una conversación que solo podía beneficiar al novio despechado y poderoso. Pero en los tiempos que corren más vale tragedia nacional que vodevil de provincias. El refrán dice que a perro flaco todo son pulgas. Y la señora Cospedal, sin duda la número uno en el hit parade de la insensatez, no desaprovecha ninguna oportunidad para continuar crucificando a Rubalcaba, ministro del Interior cuando los hechos.
Concluye:
Mientras tanto, el apellido del refundador de Catalunya va siendo carcomido por la ambición desmesurada de alguno de sus hijos. Una lástima.
Tanto se va carcomiendo el apellido del ‘refundador de Catalunya’ –este humilde lector de columnas no sabía que Cataluña había desaparecido del mapa y que Jordi Pujol la volvió a fundar– que Barril evita nombrarlo.
Tomamos el puente aéreo con destino a Madrid, donde empezamos con una columna de Elvira Lindo titulada Esperpento. Al margen de las numerosas cuestiones que trata en el texto, como la petición de Cospedal para que se sancionen los silbidos al Rey, la excusa de Ana Botella para justificar los pagos del Ayuntamiento de Madrid o el tema de los desahucios, nos quedamos con el arranque:
Ya no se puede escribir sin controlar cada media hora las noticias que saltan a los digitales. La realidad cambia en menos de lo que se escriben 300 palabras. En un tiempo más sosegado te hubieras entregado, por ejemplo, a la lectura de las teorías sobre las razones últimas de la dimisión del Papa.
Es una confesión poco común entre los articulistas del papel, tal vez porque la mayor parte de ellos no opinan de la misma manera. En este mismo espacio hemos lamentado en numerosas ocasiones que en los periódicos de papel la opinión mantiene la misma inercia que tenía –cuando no podía ser otra– antes de internet: escribir un día sobre lo que ocurrió el anterior para que el artículo se publique la siguiente jornada.
Lo más jugoso de la opinión en este día llega en El Mundo de la mano de dos catalanes, un hombre y una mujer. Al margen de eso, y antes de empezar a reseñarlo, este humilde lector de columnas quiere recomendar la lectura de un artículo publicado por un político. El que fue el último consejero de Economía y Hacienda con Esperanza Aguirre, Percival Manglano publica un buena esto, con antecedentes históricos incluidos, sobre la relación entre impuestos y representación popular. Es toda una crítica al Gobierno de Rajoy con el nombre de Subida de impuestos y rendición de cuentas. Nos quedamos con las frases finales:
Todo euro ingresado en las arcas del Estado es un euro sustraído a sus bolsillos. El necesario complemento del perjuicio creado debe ser una regeneración democrática que propicie mayor sometimiento de los políticos a la voluntad ciudadana.
Entre los articulistas catalanes del diario de Unidad Editorial, empezamos con Carmen Rigalt, cuya escritura presenta uno de los estilos más frescos, ágiles y divertidos que podemos encontrar en el periodismo español. En esta ocasión titula su columna, dedicada a Ana Mato, con un contundente Por gilipollas. Y tan contundente como el titulo es el arranque:
Tengo algo en común con Ana Mato: las dos somos gilipollas. Que no cunda el pánico. Aparte de nosotras, hay más, como Pantoja y la Infanta Cristina, dos mujeres que han sido presentadas ante la opinión pública como dos perfectas nulidades: desconocían los cambalaches económicos de sus parejas y vivían en la inopia feliz, asistidas por la creencia de que el amor está reñido con las cuentas. De ellas no hablaré, porque esconden más subterfugios de los que puedo imaginar. Pero lo de Mato me lo ponen a huevo. A ella me apetece, si no defenderla, justificarla. Por solidaridad, mayormente. Solidaridad de gilipollas.
Tras dejar claro que no todas las mujeres son como ellas, añade:
Por sus facturas (y no sólo de confeti) hemos conocido a muchos hombres. En esta causa general a la corrupción asistimos hoy a descubrimientos miserables. Y es que hubo un tiempo en que cualquier hombre de pocos escrúpulos se vendía por un coche de alta gama.
Concluye:
Ella [Ana Mato] silencia, por pudor, un drama personal en el que todos queremos meter baza como si fuera una folclórica con los menudillos expuestos. Su historia familiar, con el marido infiel y esas maneras de pija que tanto irritan a la prensa, no le hace merecedora de escarnio. Eso sí: las mujeres que no sabemos sumar y hemos vivido de espaldas a las cuentas estamos incapacitadas para ser ministras. Por gilipollas.
Salvador Sostres, por su parte, escribe sobre la cuestión que le inspira sus mejores columnas: Cataluña y la corrupción de sus dirigentes. Su artículo se titula El poder por el poder. A diferencia de Joan Barril, él no duda en dejar en negro sobre blanco los nombres de las personas a las que se refiere:
La regeneración de la política pasa por que personajes tan siniestros como José Zaragoza, ahora presuntamente implicado en un caso de escuchas ilegales, dejen de tener cualquier incidencia y protagonismo en la vida pública.
El retrato que hace del personaje es inmisedicorde:
Ahora aparece como quien supuestamente encargó espiar a una amante del primogénito de Pujol, pero su trayectoria en el lado marrón es extensa y de una sordidez extrema. Ha perseguido a periodistas, amenazándoles y privándoles de trabajar en los medios públicos que el PSC controlaba y en los privados a los que subvencionaba. Su gusto por la discrepancia es de república soviética. Sus modos son de taco y navaja. Por todo ello, David Madí , mano derecha de Artur Mas hasta que éste llegó a presidente, definió a Zaragoza y a su tropa como «los quinquis del Baix Llobregat».
Según Sostres, Zaragoza trató de ganarse a La Vanguardia y su director, José Antich, pero la jugada le salió mal:
Zaragoza, entre su primario instinto de poder y que conoció el lujo haciendo encuestas, se dejó seducir por uno que es más listo que él y que tiene un instinto de poder todavía más afilado. La farsa que desplegó Antich fue convincente: los matrimonios cenaban juntos cada viernes y pasaban juntos parte de las vacaciones, en la casa que los Antich poseen en La Seo de Urgel.
Cuenta que el tripartito fue generoso, en subvenciones y publicidad institucional con el diario del Conde de Godó y Grande de España. Añade:
El resultado fue que, llegado el momento, Antich se aseguró cobrar de Mas un importe muy superior a lo que el tripartito le ofrecía, dejó de lado al pobre Zaragoza y La Vanguardia empezó a practicar la más bochornosa propaganda a favor de un partido (CiU) que se recuerda en la Europa civilizada.
Concluye diciendo de Zaragoza:
Su presencia en la política es un símbolo de lo que la denigra y la vuelve cínica. El único interés que ha servido es el de mantenerse en el poder para vivir de nuestros dineros, porque sabe que acabaría en la indigencia si algún día dependiera exclusivamente de sus medios para ganarse la vida.
Cerramos nuestro repaso diario a las columnas de opinión en ABC, donde Melchor Miralles publica un artículo muy duro con el Partido Popular y con el registrador de la propiedad metido a gobernante. Se titula ‘Estriptís’ en el PP:
EL huracán Bárcenas ha dejado al PP desnudo ante su fragilidad. Ahora nos venden que el PP y Rajoy han hecho un striptease de sus cuentas. En sesión doble. Hablas con los dirigentes del PP, o lees a los arúspices del marianismo, y no te dicen otra cosa: ¿Y ahora qué decís?, que otros aprendan del striptease. Todo lo fían al striptease. Y es verdad. Otros podían hacer lo mismo. Lo que tienen las palabras es significado. Strip es desnudar. Tease significa engañar, provocar, molestar. El striptease, o «estriptís», es un espectáculo de insinuación. Un juego de provocación. Debajo de cada prenda que se deshoja del cuerpo termina apareciendo otra. Pero el gran «estriptís» no es nunca integral. Siempre queda algo para ocultar un tesoro que se presume.
Añade:
El «estriptís» doble de los populares es real. Por ello ha dejado prendas sobre el cuerpo, ajado, de un partido en apuros.
Concluye con dureza:
Y Rajoy, que en 2007 dijo «miro mi cuenta corriente a fin de mes, tengo los problemas que tienen todos los ciudadanos», resulta que registró una subida del 27,2% de su salario, entre 2007 y 2011. No se compadece este alza salarial con los problemas de todos los ciudadanos. Y algunos detalles más. Y conste que su sueldo es inferior al de cualquier consejero de una empresa del Ibex 35. El asunto de fondo no es si Rajoy gana mucho o poco (yo creo que menos de lo que debería ganar un presidente). De lo que estamos debatiendo es de una transparencia que no existe.
El PP y Rajoy han hecho un «estriptís», sí, pero la situación exige un desnudo integral. Son ellos los que han convertido el patio nacional en un tugurio.
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