La condena de Silvio Berlusconi –si el recurso no llega a buen puerto y, finalmente, entra en prisión, ¿podremos llamarle ‘Trenausconi’?– ha dado pie a diversas columnas en la prensa de papel española el 26 de junio de 2013. En alguna de ellas se trata el asunto para comentar sus repercusiones en España, o para ironizar sobre los apodos que podrían ponerse a algunos políticos de este país. Pero hay más temas. El follón con el ‘denesi’ (Montoro dixit) número 14 es comentado por varios columnistas, que no dejan en buen lugar ni a la Infanta ni a Hacienda. Para rematar, hay quien pide que algunos políticos sean sometidos a un trato ejemplarizante, tanto como puede serlo la decapitación (y no en sentido figurado).
Arrancamos esta jornada en La Razón. Alfonso Ussía anuncia que va a estar vigilante como Búho en la copa de madroño para ver el tratamiento que da Telecinco a la condena al ex primer ministro italiano. Y no se ahorra lo que pensamos que son ironías:
No albergo dudas de que Vasile, el cónsul de Berlusconi en España, va a conceder plena libertad a sus tertulianos rosas y amarillos para que opinen de la sentencia que ha condenado a Silvio Berlusconi a siete años de prisión e inhabilitación de por vida por un delito probado de corrupción de menores.
De paso, aprovecha para presumir de la independencia que a él le otorga el periódico de Marhuenda para criticar a otras empresas del Grupo Planeta:
Algunos me recomendarán, y con sobrada razón, que me ocupe de los informativos y otros debates de La Sexta, particularmente deleznables. Ya lo he hecho con absoluta libertad sabiendo que el accionista de referencia de este periódico lo es también de esa cadena de televisión devorada, pero no tanto, por Antena-3. Y nadie en LA RAZÓN me ha recomendado el silencio, porque aquí se respeta la libertad de opinión y la mía, en lo que respecta al rescate de esa cosa de Roures, Contreras y Milikito, es profundamente negativa, por mucho que Rajoy haya apoyado la extraña e innecesaria operación.
Vuelve a la carga contra la cadena de Mediaset España, y como quien no quiere la cosa mete una referencia a la empresa propietaria de ABC:
Berlusconi es el socio mayoritario de Telecinco, aunque su presidente en España sea uno de los fuertes accionistas de Vocento. En su cadena, Berlusconi ha permitido toda suerte de calumnias, injurias y basuras a desparramar por España y sus instituciones.
Continúa:
No me imagino el silencio en Telecinco ante la evidencia de un importante político europeo condenado por corruptor de menores. Y no me lo imagino, porque se ha condenado de por vida a personajes que no han sido juzgados y a los que no se les ha respetado eso tan limpio y democrático que se llama presunción de inocencia. Porque el propietario de Telecinco también ha sido condenado por abuso de poder e incitación a la prostitución de la menor participante en sus «bunga-bunga». Y ese debate es obligatorio en su cadena por razones de limpieza ética.
Este humilde lector de columnas tiene que reconocer que Ussía le tiene algo despistado, puesto que no sabe si la siguiente frase es pura ironía o va en serio. Valore usted, estimado lector:
Paolo Vasile, que es un italiano inteligente y que se conoce todos los secretos y trucos de la televisión, permitirá -no albergo ninguna duda-, que el personaje y su probado delito sean los principales alicientes de sus debates. No se trata de rumores y sospechas. No se trata de chismes y juicios de valor adelantados. No se trata de calumnias vanas ni de indicios no contrastados. Se trata de una sentencia en firme.
Otro que habla sobre el ex primer ministro italiano es Kiko Méndez-Monasterio en La Gaceta, con el título de Horteradas italianas:
Se le ha borrado la sonrisa a ‘il cavaliere’, ahora parece un Stromboli. Berlusconi está enfadadísimo con las jueces que le quieren llevar a prisión, piensa que no ha luchado con tanto coraje contra el tiempo para que el fruto de sus cirugías se acabe ajando en un calabozo, cuando debiera estar sirviendo de modelo para monedas y bustos.
Comenta con cierto cachondeo las fiestas que organizaba Berlusconi:
Las bacanales berlusconianas se parecen tanto que hasta invitaban a un hija adolescente de Saladino. Sólo faltaba Roldán y media docena de concejales de urbanismo.
Y es ahí donde aprovecha para reírse de dos destacados socialistas españoles:
Todo demasiado cutre para la imagen pulcra de don Silvio, que ni idea de cómo ha conseguido que le apoden ‘il cavaliere’. Es igual que si aquí a Rodríguez Zapatero le hubiésemos bautizado como «el sabio», o como si Elena Valenciano pretendiera que la llamasen «la estadista».
Y remata criticando a uno de los principales columnistas de El Mundo:
La cirugía estética y los implantes del italiano no han podido disimular el rufián que lleva dentro, algo que se demuestra con la encendida defensa que Sostres -ese skinhead catalanista- ha hecho de su causa. Un apoyo que acaba con los restos de duda que pudieran quedar, porque Sostres pertenece a esa crema catalana de la intelectualidad cuya referencia de elegancia son las figuritas de Lladró, y en estos casos lo único que lamentan es que no les hubieran invitado al guateque mediterráneo y hortera.
Pasamos ahora al diario de Unidad Editorial. Antonio Gala ha sacado su faceta más tremenda en Examen de conciencia. Arranca:
Los políticos manejan como les sale del níspero (o la níspera) el dinero de todos. La lista de inculpados abarca desde el más alto al más bajo de todos los partidos que tienen o han tenido poder. Y de los más próximos a ellos. Desde los ERE a los Bárcenas; desde los subrepticios a los públicos. La historia de la democracia aquí está llena de trincones insaciables y de gente desahuciada y hambrienta que tuvo algo de fe y la ha perdido.
Concluye con una propuesta letal, literalmente:
Quizá unas cuantas decapitaciones ejemplares, en escenarios públicos, ante niños comiendo pan con pan y ancianos moribundos, asesinados por compasión, haría abrir los ojos hoy cerrados.
Sobre el asunto de la Infanta Cristina y el error de Hacienda escribe, en tono crítico, Victoria Prego con el título de El cascarón blindado:
A estas alturas, dos semanas después de que se tuviera la primera noticia de que la Infanta Cristina había vendido, supuestamente, las fincas y viviendas más dispares en los lugares más inauditos, lo que ya se ha abierto paso es la intensísima sospecha de que la Agencia Tributaria, seguramente por orden del poder político, lleva años, décadas quizá, protegiendo las actividades fiscales de los miembros de la Familia Real.
No descarta que se estén ocultando otros trapos sucios de la Familia Real:
Puede también que, lo mismo que hemos encontrado esto con motivo de la investigación del caso Urdangarin, encontráramos cosas sorprendentes si, por algún nuevo requerimiento judicial, hubiera que husmear en las cuentas de cualquier otro de los miembros de la Familia. No hay otra explicación razonable al incómodo, perturbador y prolongadísimo silencio de quienes tenían la obligación de despejar nuestras dudas y a su muy insuficiente explicación de ayer noche.
Concluye:
Cuenta aquí Casimiro García-Abadillo que el ministro Montoro asegura a sus próximos que la Infanta no goza de ninguna protección informática. No, no, si lo que está emergiendo ante nuestros atónitos ojos es el efecto fiscal de una protección política, no el trucaje de un programa de ordenador. Por eso ya podemos esperar sentados a conocer las auténticas claves de lo sucedido. Para hacer algo así, antes tendría que despojarse Hacienda de su ropaje de tribuno impermeable a las debilidades e incompatible con los errores. Y no digamos con las trampas, especialmente si son suyas.
Melchor Miralles trata la misma cuestión desde las páginas de ABC. Pero hay un matiz importante. En Agujero negro carga todas las tintas sobre la Fiscalía y Hacienda, al tiempo que no hace ni una referencia a que, tal vez, se esté protegiendo a personas cuyos números de DNI tan sólo tienen dos cifras.
Con los imputados, que son legión ya en esta España nuestra que tantas veces invita a meterse en clausura, los fiscales aplican doble rasero. Y eso no está bien. Muy severos con unos y excesivamente blandiblús con otros. No juzgo ni condeno, pero tengo criterio propio. Me malicio que con Gürtel conviene mano dura, porque los que han palmado hasta ahora son de segunda fila. El terzolivello, los jefes de la cosa suya, los peligrosos del asunto, no han salido a flote. Y conviene ejemplarizar. Bárcenas, Correa, Crespo, Pérez y los demás tienen veinte ojos de toga en la nuca. Los otros se van a ir de rositas. Y con la gran estafa de las preferentes, el escándalo de Cajamadrid/Bankia/Blesa, o Urdangarín, la Fiscalía se ha travestido demasiadas veces en defensa.
Tras los fiscales, pasa a Hacienda y a Montoro:
Pero Montoro, que con el escándalo de los «deneís» de la Infanta se carcajea menos, ha evidenciado que no es sólo la Fiscalía. Lo de Hacienda da miedo. Sí, miedo. Aunque puede que al ministro le pase como a Tony Soprano cuando decía: «Me da igual que me tengan miedo. Dirijo un puto negocio, no un puto concurso de popularidad». Sólo que aquí el negocio lo han hecho unos pocos.
Concluye cargando con fuerza contra el ministro:
Los últimos diez días ha superado todos los récords con una serie de trolas y engañifas que le dejan a uno el cuerpo del revés. La conducta de Hacienda en el caso de la ciudadana 00000014Z es de aurora boreal. Donde dicen errores se vislumbran mentiras y delitos gravísimos. No hay fantasmas, ni conspiraciones. Hay un escándalo mayúsculo que inhabilita al responsable máximo del dislate. O sea, Montoro. Se ha convertido, él mismo, en un agujero negro. Y entre la Fiscalía, Montoro y compañía, el crédito de las instituciones está para el arrastre. Y Montoro no está en condiciones. No. Debe irse.
Lo dicho, ni una referencia a que nunca se investigara a la titular del número de DNI más famoso de España, a la que no cita ni por su nombre: Cristina de Borbón y Grecia.
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