Se habían quedado más solas que la una. Ione Belarra e Irene Montero, ministras de bastante poco en el gobierno de Pedro Sánchez.
Antes mandaban en Podemos, pero ahora ya ni eso, porque se está encargando Yolanda Díaz de hacerles la cama lo necesario para que no pinten nada y lo que pintan, como viene a ocurrir, resulte cómico.
La propia Irene Montero se desmarcó este fin de semana, para su disgusto, lanzando a los cuatro vientos su fórmula ideal para acabar con Putin. ¡Hacer diplomacia de precisión! ¡Cómo no se le habría ocurrido antes esto! Por suerte, la zurra que le metieron en redes hace justicia.
Este lunes 7 de marzo de 2022, además, el locutor de Onda Cero, Carlos Alsina, se marcó en su editorial un fastuoso troleo contra precisamente esta chupipandi podemita del Ejecutivo:
Ione Belara sigue siendo ministra del gobierno que envía armas a los ucranianos.
Irene Montero sigue siendo ministra del gobierno que envía armas a los ucranianos.
Extraño caso de tormento interior autoinfligido. Qué enorme debate interior han de estar teniendo estas dos ministras, partícipes, como ministras que son, de la prolongación innecesaria del sufrimiento de los ucranianos que provoca su gobierno al enviarles ametralladoras en lugar de apostarlo todo a la paz y la diplomacia para revertir la invasión rusa de su país.
No lo dice Alsina pero es así: no deberían amenazar con dimitir, como hizo Belarra, deberían dimitir directamente. A España le vendría mucho mejor no tener en el Gobierno a estas dos personas y, por extensión, lo propio debería hacer el ministro de Consumo, Alberto Garzón, cuyo partido (Izquierda Unida) anda clamando a estas alturas por un ‘no a la OTAN’. Ver para creer.
¿De quién es la culpa?
Obviamente tiene que haber un culpable en la forma de proceder de Montero y Belarra, Belarra y Montero, siempre amiguis. Y ese pareciera ser Pablo Iglesias, que unos días antes que empezara el circo de las ministras, ya había marcado el camino -salvo para Yolanda Díaz-:
Yo en esto quiero ser muy claro. Todo el mundo ve que hay una invasión, una agresión injustificable de Rusia a Ucrania y, cuando se plantea la pregunta sobre si los ucranianos tienen derecho a defenderse, la respuesta natural es decir que sí, que tienen derecho a defenderse. Lo que pasa es que cuando se tienen responsabilidades de gobierno, a veces, hay que ser lo suficientemente serio como para decirle a la gente a la verdad.
Os voy a contar algo muy importante a propósito de este debate sobre el envío de material ofensivo a Ucrania, que ha anunciado Pedro Sánchez y que responde a una clara presión social y un humor social muy concreto porque hace dos días no pensaba eso. Yo tengo amigos militares y, algunos de ellos, con experiencia de guerra. Les he preguntado si, efectivamente, ese material militar puede servir para que el ejército ucraniano o las milicias civiles ucranianas derroten al ejército ruso. A esto me han respondido que “en ningún caso”. “Es imposible dada la correlación de fuerzas que hay entre el ejército ruso y el ejército ucraniano y las milicias civiles”. Y les he preguntado cuál es la única manera de derrotar al ejército ruso. En su respuesta han sido inequívocos: “una misión militar e internacional liderada por Estados Unidos con otros países de la OTAN”. Ese es el debate que hay que tener.
El debate no es mandar armas. El debate es si tenemos que asumir ir a una guerra con una potencia nuclear. Hay quien dice que es muy cómo decir ‘no’ a la guerra’. Lo que es muy cómo es decir ‘sí’ a la guerra desde Twitter, un artículo de opinión, la tertulia de televisión o desde tu casa. Quienes dicen eso ni van a ponerse un chaleco antibalas, ni van a coger un arma para ir a jugarse la vida al territorio ucraniano.
En este momento, hay muchos sin vergüenzas, vendedores de armas que están pensando cómo hacer su agosto con este conflicto y que, a día de hoy, los que están teniendo el coraje de decir paz, esa minoría tienen toda la razón. Vamos a ver a gente de izquierdas diciendo que hay que mandar armas a la guerra, pero, hay que decirle la verdad a la gente: enviando armas no se cambia la correlación del conflicto. De lo que estamos hablando es de ir una guerra con una potencia nuclear.