No hay dinero para mascarillas, los ancianos mueren abandonados en los hospitales por falta de respiradores, los agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional tiene que trabajar sin protección y los sanitarios denuncian al ministro Illa por no darles medios y dejarles a merced de la epidemia, pero el Gobierno socialcomunista que preside Pedro Sánchez y donde juega cada día un papel más activo el chavista Pablo Iglesias, va a aprobar una multimillonaria ayuda financiera para las televisiones privadas.
Así lo anunciaba la vicepresidenta económica Nadia Calviño este 31 de marzo de 2020. Una frase llena de ambigüedades y donde evitaba hacer referencia a las televisiones en concreto, a ver si alguien no se entera:
Se da un tratamiento específico a aquellos sectores que tengan una enorme volatilidad en el ámbito del empleo o cuyo volumen de trabajadores pueda depender de una determinada prestación o evento como en el caso de las artes escénicas, cinematográficas o el sector audiovisual para poder recoger las especifidades de este y otros sectores
Pedro @sanchezcastejon ha apartado 15.000.000€ para que los autónomos no tengan que pagar hoy su cuota. Que no, que es broma, ese dinero es para las televisiones privadas. Los autónomos que se jodan y paguen.
— Mi otro yo ?? (@Miotroyo2parte) March 31, 2020
Queda feo citarse, pero lo dijimos hace unos días y titulábamos la pieza: ‘Caraduras sin Fronteras’.
Los anglosajones lo denominan ‘self-fulfilling prophecy‘ y hace referencia al fenómeno sociopsicológico de alguien que predice o espera algo, y esta predicción o expectativa se hace realidad simplemente porque uno cree que lo hará, y sus comportamientos resultantes se alinean para cumplir esas creencias.
No han sido, en este caso, nuestros comportamientos, sino los de un personaje sin escrúpulos apellidado Sánchez, sus asesores y todo eso que se conoce como la ‘Brunete Pedrete’ mediática, integrada no sólo por Antonio García Ferreras, los gremlins de LaSexta, la cadena SER y El País, sino por una legión donde se mezclan convencidos e interesados.
Pensando en ellos, para asegurar su apoyo y tratando de mantenerse en La Moncloa a pesar de los miles de muertos e infectados, Sánchez premia a las televisiones privadas estatales con una ayuda ‘con carácter excepcional, que de entrada asciende a 15 millones de euros.
Al resto, los magnates de la prensa y medios afines, se les ha hecho llegar desde La Moncloa que están preparando un ‘plan ambicioso para todos‘, aunque este martes no se aprobaba.
‘Cela va de soi’, que se dice en francés, pero queremos dejar claro ya, que en PERIODISTA DIGITAL renunciamos a cualquier ayuda oficial, subvención, dádiva o transferencia procedente del erario público, en el más que improbable caso de que nos la pretendan endosar.
La cifra de 15 millones, camuflada en consideraciones ‘tecnicas‘, como que la cantidad irá destinada a compensar una parte de los costes de las televisiones privadas estatales derivados de ‘mantener durante un plazo de seis meses determinados porcentajes de cobertura poblacional obligatoria‘, el objetivo inmediato es comprar voluntades y el último ganar las próximas elecciones.
En los 44 años, 4 meses y 13 días, transcurridos desde que se murió en la cama el general Franco, ningún Gobierno español ha acumulado tanto respaldo mediático como el engendro de 22 ministros montado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, con apoyo de los proetarras de Bildu, los nacionalistas del PNV, los golpistas catalanes y algún otro de ese jaez.
Cuenta Sánchez, el tipo que despachó a su mujer y a su suegra a las manifestaciones feministas del 8-M, sabiendo ya que había riesgo de contagio, con RTVE, todas las cadenas de televisión privadas y publicas -incluyendo por supuesto a Telemadrid-, todos los diarios en papel con excepción del ‘ABC’ –La Razón de Marhuenda dependerá siempre de lo que manden los de arriba-, la Agencia EFE y un batallón de tertulianos, muchos de los cuales salían en pantalla en tiempos de Rajoy, de cuya servil obediencia a las consignas de La Moncloa es imposible dudar.
Es importante reseñar que la proclividad gubernamental de bastantes integrantes de la ‘Brunete Pedrete’, no se debe a motivos ideológicos. Ni siquiera a afinidades políticas.
Se ponen genuflexos por puro interés crematístico.
Y Pedro Sánchez lo sabe, lo mismo que su socio Pablo Iglesias.
Hace algo más de una semana, las TV comerciales, atribuladas por la ‘drástica caída’ de la publicidad aparejada a la crisis del coronavirus, el confinamiento de la población, el cierre general y la paralización de la actividad económica, pidieron al Gobierno socialcomunista ayudas urgentes.
Las grandes cadenas de televisión, empezando por Atresmedia, dueña de Antena 3 y LaSexta, imploraron al socialista Sánchez que empezase a inyectarles a granel campañas publicitarias, además de darles bonificaciones en las cuotas de la Seguridad Social y ayudas variopintas: «un plan de ayudas e incentivos para poder mantener sus emisiones, el empleo y su labor de servicio público».
No se han planteado en momento alguno, con una desvergüenza que escandaliza, recortar los millonarios sueldos de García Ferreras, Wyoming, Evole o Motos.
Tampoco, renunciar a los suculentos bonus que suman a sus emolumentos salariales los José Creuheras, Mauricio Casals, Javier Bardají, Silvio González, y compañía, sino que, del erario público, de ese dinero que sale del bolsillo de todos los españoles y tan imprescindible será para atender a infectados, comprar respiradores, pagar vacunas, asistir a parados, ayudar a los autónomos o auxiliar ‘in extremis’ a decenas de miles de empresas que van camino de la ruina, se les de a ellos un buen trozo.
Con disimulo y a ser posible con campañas publicitarias lanzadas por el Gobierno central y los gobiernos autonómicos.
No había que ser muy imaginativo para adelantar que Sánchez acogería con ‘cariño’ la solicitud de los potentados de los medios de comunicación, como ha empezado a hacer este 31 de marzo.
Que la información periodística, sea vía radio, televisión, papel impreso o Internet, es un servicio público esencial, está fuera de toda duda, como también que una democracia auténtica precisa de medios de comunicación independientes.
En ningún lugar y hemos rebuscado mucho, hemos encontrado a alguien con dos dedos de frente, una pizca de sensibilidad y espíritu libre que diga que para prestar ese servicio público haga falta que los eximios miembros de esta nueva ONG llamada ‘Caraduras sin Fronteras’, los Crehueras, Casals, Ferreras, Wyoming, Pastor, Vasile, González, Bardají, Vázquez, Evole, Motos, Broncano y colegas de guateque, tengan que embolsarse varios millones al año.