SÓLO SE EMITIÓ UNA EDICIÓN

Veinte años de ‘Hotel Glam’: El delirio televisivo llevado a la máxima potencia

A pesar de que nunca se retomó el formato quedó para el recuerdo de la telerealidad en España con concursantes como Tamara (Yurena), Pocholo Martínez-Bordiú o Yola Berrocal (la ganadora)

El presentador y los concursantes de 'Hotel Glam'.
El presentador y los concursantes de 'Hotel Glam'. El presentador y los concursantes de 'Hotel Glam'.

Hace veinte años, ¡parece mentira!, se estrenó uno de los formatos más revolucionarios de la denominada telerealidad. Tanto que nunca tuvo segunda parte.

Poco más de tres meses sirvieron para que quienes tuvimos la suerte de asistir a tamaña conjunción de pléyades de la prensa del corazón en su vertiente más bizarra y de otros realities.

Algo así como un cónclave de la ‘neofama’. Fue el 6 de marzo de 2003 cuando Telecinco dio luz verde a este proyecto producido por Gestmusic, los mismos de Operación Triunfo y Crónicas Marcianas. Los españoles ya habíamos deglutido unas cuantas horas de reality shows pero esto fue el culmen del género. Como un Gran Hermano dirigido por John Waters.

El programa era conducido por Jesús Vázquez y se basaba en juntar a varios famosos más o menos trash en un hotel. Las normas nunca fueron importantes y fueron evolucionando según evolucionaba el concurso que nació como Hotel Glamour, pero una denuncia de la revista Glamour acortó el título a Hotel Glam.

Entre los concursantes había nombres como Dinio (un cubano bien dotado por la naturaleza que debía su fama a haber ilusionado la madurez de Marujita Díaz), Yola Berrocal (género televisivo en sí misma, pero que debió su fama pretérita a un presunto romance con el polémico sacerdote José Apeles), la vidente Aramis Fuster o la vedette Malena Gracia.

También pescaron en su casting de Gran Hermano (Jorge ‘quién me pone la pierna encima’ Berrocal, Ismael Beiro, Encarni Manfredi) y un efant terrible de la aristocracia Pocholo Martínez-Bordiú, sobrino de la hija de Franco y exmarido de Sonsoles Suárez, hija del expresidente Adolfo Suárez. Pasó de los estudios financieros en Estados Unidos a las fiestas sin fin en Ibiza y a coqueteos con la prensa rosa con venta de desnudos bajo la técnica del ‘falso robado’ incluidos.

Pero sin duda, la estrella del programa era Tamara, hoy Yurena. La cantante vasca era en ese momento una de las mujeres más famosas del país. Cruce perfecto entre musa underground, reducto de la Movida Madrileña y folklórica desubicada, María del Mar (su nombre en el DNI) lo petó con su canción ‘No cambié’ pero su alrededor, como en el mejor cómic de Bruguera, empezaron a surgir otros famosos. Auténticos spin offs de su universo: Loly Álvarez, Leonardo Dantés, Toni Genil, Arlequín, la Momia

Tamara (hoy Yurena) con su madre Margarita Seisdedos.

Tamara (hoy Yurena) con su madre Margarita Seisdedos.

Dentro del Hotel, Tamara (hoy Yurena) vivió un romance con otro de los concursantes, Juan Miguel un peluquero de oxigenada cabellera que debía su fama a ser uno de los (breves) maridos de Karina con la que protagonizó una exótica boda en Bali y con la que tuvo una hija. El matrimonio con la eurovisiva duró tres cuartos de hora y Juan Miguel confesó ser bisexual. Por lo que sea, lo de Yurena tampoco duró y el breve amor dio lugar a enfrentamientos durísimos en plató.

Un plató que parecía una corrala a punto de guerra civil. Allí, concursantes a parte, también aparecían personajes como la madre de Tamara, Margarita Seisdedos, o un fan de ésta, que se hacía llamar Richy Bastante, que tendría su vida mediática propia convirtiéndose en Nova y pasando a odiar a Tamara y (ya que estaba en la tele) a La Veneno. Hoy ha destransicionado y se llama Izan.

Una paja, una posesión y una mochila

Aunque Tamara tenía todas las papeletas para ser la protagonistas otros personajes le robaron la función completamente. Yola Berrocal pasó a ser la más odiada por sus compañeros y, cumpliéndose la Constitución no escrita de los realities, la favorita del público que tiende a empatizar con el marginado.

En una excursión fuera del Hotel. Yola, vamos a decir supuestamente, le hizo una masturbación (vulgo paja) a Dinio y durante semanas si Yola había aliviado al cubano o no se convirtió en casi debate nacional. No llegó al Congreso porque en la España de los 2000 nos chupaba un pié la política y Crónicas Marcianas y Tómbola llenaban más horas de pantalla que la Cámara Baja.

Dinio dijo que sí, luego que no, el resto de concursantes que sí y Yola lloró.

Yola también tuvo un momentazo en el programa. Una española conocida a finales de la década anterior por ser la vidente de Lady Di visitó el Hotel y los concursantes tuvieron (más) contactos con lo paranormal. Yola acaparó el protagonismo gritando: “¡sácamelo!”. Al parecer, un ectoplasma se había convertido en okupa del cuerpo de la Berrocal y se negaba a salir. Tras este momento de histrión, el fantasma como vino se fue y no se empadronó en la anatomía de la sex-bomb.

Claro que si hubo un tema del que se habló hasta el cansancio fue de la mochila de Pocholo. El aristócrata no se separaba de ella pero alguien se la rompió. ¿A dónde se dirigieron todas las miradas? Exacto, a Yola. Otro drama estaba servido y otro debate.

“Señor Aznar, no somos telebasura”

El delirio llegó a tales extremos que incluso la vida política se cruzó con el asunto. José María Aznar, entonces presidente del Gobierno, criticó el programa. En esos años el concepto telebasura, que a día de hoy nadie ha sabido definir, caló en la prensa escrita y desde sus tribunas supuestamente más dignas escupían sobre algunos formatos televisivos.

Hotel Glam tenía todas las papeletas y hasta Aznar comentó los excesos del show. Claro que, también ayudó que en ese momento las relaciones del presidente y Telecinco no eran buenas. Las críticas del programa Caiga quien caiga y el cachondeo a costa de la boda de su hija Ana Aznar en Crónicas Marcianas sentaron muy mal en Moncloa.

Yola y Malena.

Yola y Malena.

El programa, donde los concursantes nunca estuvieron aislados del todo, supo del debate político y Malena Gracia y Yola Berrocal protagonizaron un discurso mirando a cámara digno del final de El gran dictador de Chaplin.

“Señor Aznar, no somos telebasura. Respetamos su opinión, pero si nos viera, nosotros somos personas que enseñamos cosas. Hemos pintado camisetas, hemos tocado castañuelas…”

Finalmente, el programa tocó a su fin el 12 de junio de 2003 en una reñida final entre Yola Berrocal y Pocholo Martínez-Bordiú. Ganó está que se embolsó 50.000 euros mientras los demás concursantes gritaban indignados. Todavía Dinio tuvo su plano al gritar que sí era verdad lo de la famosa paja.

Telecinco decidió no volver a convocar una segunda edición del concurso. Era café para muy cafeteros. Un delirio catódico que en la España actual se nos antojaría imposible. El modelo televisivo actual no se permitiría producir algo así. Por capacidad económica y no sólo por eso.

Hoy el modelo se basa en tertulias políticas interminables donde se ofrece, según algunos, un espectáculo más digno. Claro que la diferencia principal es que en Hotel Glam el reparto sabía que estaba haciendo espectáculo y no lo confundían con pretendidos ataques de dignidad periodística.

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Autor

David G. Álvarez

Redactor de política, sucesos y corazón

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