La filtración de los mensajes de whatsapp entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos ha abierto una profunda herida en el PSOE, especialmente para Susana Díaz, quien ha reconocido públicamente sentirse «jodida» tras leer las conversaciones privadas en las que el presidente del Gobierno se refería a ella en términos poco amables.
«Como dice ese mensaje, sí, estoy jodida de leerlo», ha confesado la exsecretaria general del PSOE andaluz y expresidenta de la Junta en declaraciones a varios medios de comunicación. «Una cosa es que te cuenten, que te digan, y otra es verlo así por escrito», añadió visiblemente afectada tras conocer el contenido de los mensajes publicados por ‘El Mundo‘ el 11 de mayo de 2025.
El mensaje que desató la polémica
Entre las conversaciones filtradas, destaca un comentario que Sánchez habría compartido con Ábalos en noviembre de 2020 indicando que «Susana sí que está jodida». Este intercambio se produjo cuando Díaz aún era secretaria general del PSOE andaluz, aunque ya había perdido el gobierno de la Junta en enero de 2019 tras la investidura de Juanma Moreno (PP) con los apoyos de Ciudadanos y VOX.
El contexto de estos mensajes se enmarca en los meses previos a las primarias que la propia Díaz tuvo que adelantar antes del verano de 2021, proceso que acabó perdiendo frente a Juan Espadas, entonces alcalde de Sevilla.
«¿Te imaginas recordar lo que viví en aquellos días y además haberlo escrito en conversaciones? Pues siempre es muy duro», expresó la política socialista en una entrevista en ‘Todo es Mentira‘ (Cuatro). «Esto supera la ciencia ficción de ‘El cónclave’, porque ya no son fuentes filtradas ni elucubraciones, son transcripciones».
El papel de «poli bueno, poli malo»
Uno de los aspectos más reveladores de las declaraciones de Susana Díaz ha sido su descripción de la dinámica entre Sánchez y Ábalos. «Pedro Sánchez te hacía buen papel, pero luego enviaba a Ábalos para hacer el trabajo sucio, aunque fui consciente después de todo esto», ha explicado la senadora socialista.
Díaz evitó reproducir algunas de las palabras que, según ella, Ábalos le dirigió en aquel momento: «Eran muy fuertes, muy duras, afectaban a mi entorno personal, me dejaron muy tocada».
Una herida que trasciende lo personal
La expresidenta andaluza ha querido dejar claro que, a pesar del dolor, no guarda rencor: «Hace mucho tiempo que cambié de pantalla. No tengo rencor, por eso soy feliz, pero aquello fue demasiado jodido y mucho». Sin embargo, no oculta que el sufrimiento trascendió lo personal: «Mi padre se fue con ese sufrimiento. Mis amigos, todos. A mí se me construyó un relato que no se correspondía con mi manera de ser».
Susana Díaz ha insistido en que su conflicto con la dirección del partido no era una simple cuestión de poder, sino una diferencia ideológica profunda: «Antes de aquel fatídico 1 de octubre, hubo un debate de si merecía la pena gobernar a cualquier precio y con cualquiera. Algunos manteníamos una posición y otros otra».
El trasfondo ideológico del conflicto
La exlíder socialista andaluza ha subrayado que su postura siempre ha estado basada en principios: «Yo mantuve una posición política en la que creo. Tengo una lealtad al PSOE inquebrantable, por encima de quienes sean los dirigentes en cada momento».
Esta visión coincide con la expresada por otros «barones» críticos como Emiliano García-Page, quien ha señalado que «había un problema de fondo entre quienes no podíamos gobernar a cualquier precio y los que querían hacerlo. Esa tensión está desde entonces».
Díaz ha recordado también la postura política de Alfredo Pérez Rubalcaba: «Como decía él, el día que me dé igual el resultado que obtenga mi partido, no tendré que estar aquí». La exmandataria ha defendido que su posición política siempre ha sido «coherente con un modelo de país basado en los principios constitucionales».
La reacción del entorno de Sánchez
Mientras tanto, la publicación de estos mensajes ha generado reacciones en el entorno del presidente del Gobierno. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha censurado que el PSOE se «sorprenda» de la revelación de estos mensajes mientras, según ella, su formación «filtra datos anónimos de particulares» y promueve «inspecciones fiscales desde los poderes del Estado».
Una Susana Díaz más serena
A pesar del impacto emocional que le ha causado conocer estos mensajes, Díaz ha indicado que aquella Susana habría recibido esta noticia de otra forma. La de ahora es una persona más madura que sabe dónde tiene que centrar sus esfuerzos: «Siempre vivía con pasión y defendía el modelo de partido en el que creo. Con los años, una ha ganado en serenidad y templanza».
La exlíder socialista ha asegurado que cuenta con «el cariño de muchos militantes del PSOE» y que, con el tiempo, muchos se han dado cuenta de que el relato que se construyó sobre ella «no se correspondía» con la realidad.
Estas declaraciones de Susana Díaz ponen de manifiesto las profundas divisiones que han existido en el seno del PSOE durante los últimos años y cómo las luchas internas han dejado heridas que, a pesar del tiempo transcurrido, aún no han cicatrizado completamente.
En el mundo de la política española, donde las lealtades son tan importantes como las ideas, este episodio nos recuerda que detrás de las estrategias y los mensajes públicos, existen personas con sentimientos que pueden verse profundamente afectadas por las dinámicas de poder y las palabras que se pronuncian en la intimidad de las conversaciones privadas.