Isabel Celaá, como el resto del Gobierno conformado por Pedro Sánchez para esta segunda legislatura, promete dar tardes de gloria al personal.
La que fuera portavoz del Ejecutivo y ahora ‘degradada’ a simple ministra tendrá que convivir durante todo el mandato con una de esas frases para el mármol, la de que ‘los hijos no pertenecen a los padres’.
La afirmación de marras venía por la polémica sobre el pin parental de VOX y la articulación de medidas para que los padres pudieran decidir qué tipo de educación se les da a los hijos en los colegios fuera de las asignaturas obligatorias, es decir las matemáticas, la historia, las ciencias, idomas o el lenguaje español.
Celaá insistía campanudamente en que la educación escolar no era una decisión que pudieran adoptar los padres y, amén de hacer elogios desmedidos sobre la escuela pública, volvía a masacrar a la educación concertada y especialmente a la enseñanza católica.
EL PASADO SIEMPRE VUELVE, CELAÁ
Lo que sucede es que las frases siempre recurrentes de la ministra de Educación suelen motivar que alguien se ponga a husmear en el pasado y recordarle que ella no envió a sus hijas a un colegio obrero, precisamente.
Lo que ‘la cochera de Drácula‘ le niega al resto de padres, es decir la libertad de escolarizar a sus hijos donde les plazca, ella eligió para sus niñas un elitista centro católico, concertado, con uniforme obligatorio, trilingüe y segregado por sexos.
Sus hijas Bárbara y Patricia estudiaron ambas en el Colegio Bienaventurada Virgen María, más conocidas como las Irlandesas de Lejona, en Vizcaya. Este centro es concertado religioso y en su ideario afirma estar inspirado en los valores del Evangelio.
Tiene además su aquel que Celaá escoja un centro de estas características cuando ella no solo lanzó ataques contra la enseñanza concertada, sino también contra la católica. Pero claro, como buena discípula del catecismo comunista, ella siempre pide a los demás que hagan lo que ella diga y no lo que por la puerta de atrás hace.
El colegio que eligió la lenguaraz Celaá para sus hijas se define en su página web como un centro educativo católico, concertado, plurilingüe e integral que pertenece al Instituto de la Bienaventurada Virgen María, impregnado del carisma de su fundadora Mary Ward, y una mentalidad abierta y comprometida con la sociedad y el entorno en el que vivimos, inspirado en los valores del Evangelio.
Al final, visto lo visto, la ministra de Educación cumple con varios dichos españoles muy populares como ‘del dicho al hecho hay un buen trecho’ o ‘consejos vendo y para mí no tengo’.