La absolución de Dani Alves por parte del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha desatado una tormenta política en España, con la exministra de Igualdad, Irene Montero, liderando las críticas contra lo que considera una muestra de «justicia patriarcal».
Sin embargo, la composición del tribunal que tomó la decisión, formado por tres mujeres y un hombre, añade un matiz significativo al debate.
Irene Montero, histérica, no tardó en expresar su indignación tras conocerse la sentencia absolutoria.
A través de su cuenta en la red social X, la exministra y actual eurodiputada de Podemos calificó la decisión como «un claro ejemplo de violencia institucional y de justicia patriarcal que desprotege a las mujeres».
Montero argumentó que este tipo de sentencias «mantiene la cultura de impunidad de los agresores», citando incluso a la ONU para respaldar su postura.
La pareja de Pablo Iglesias, impulsora de la catastrófica ley del «solo sí es sí», insistió en su lema: «Una y mil veces: solo sí es sí».
Esta reacción refleja la frustración de Montero ante lo que percibe como un retroceso en la lucha contra la violencia sexual y la protección de las víctimas.
Irene Montero presumía y razonaba el por qué gracias a su ley del Si es Si, Dani Alves iba a ser condenado
Esa ley no vale ni pa tomar por saco
Ahora Irene Montero tiene que pedir perdón a Dani Alves pic.twitter.com/FtXYo0X3Z9
— Renacido 🇪🇸 (@Renacidoaqui) March 28, 2025
La paradoja del tribunal
Lo que añade una capa de complejidad al debate es la composición del tribunal que absolvió a Alves. La sala de lo penal estaba integrada por tres mujeres y un hombre:
- María Àngels Vivas (ponente)
- Roser Bach
- María Jesús Manzano
- Manuel Álvarez
Este hecho plantea interrogantes sobre la afirmación de Montero acerca de una «justicia patriarcal», dado que la mayoría de quienes tomaron la decisión son mujeres.
La situación subraya la complejidad de los casos de agresión sexual y los desafíos que enfrentan los tribunales al evaluarlos.
La izquierda progre perpleja
La absolución de Alves ha generado una amplia gama de reacciones en el ámbito político y social:
- Ana Redondo, Ministra de Igualdad: Expresó su desacuerdo con la decisión judicial, enfatizando que «no se puede estar permanentemente cuestionando la voz de las mujeres».
- María Jesús Montero, Vicepresidenta del Gobierno: Llamó a la prudencia, pero reiteró su solidaridad con las víctimas de maltrato y abuso.
- Yolanda Díaz, Vicepresidenta Segunda: Manifestó su preocupación por la revictimización de la denunciante y abogó por una justicia que «camine de la mano de las mujeres».
- Soledad Murillo, exsecretaria de Estado de Igualdad: Criticó que cuando el acusado «tiene medios», se buscan formas de absolverlo.
- Pablo Fernández, portavoz de Podemos: Calificó la sentencia como «otro nuevo y flagrante ejemplo de justicia patriarcal».
- Ester García, abogada de la denunciante: Anunció que recurrirá la absolución y lamentó que esto supone «un retroceso en la lucha contra la violencia de las mujeres».
Implicaciones para la ley del «solo sí es sí»
La absolución de Alves ha reavivado el debate sobre la efectividad y las consecuencias de la ley del «solo sí es sí», impulsada por Irene Montero.
Críticos argumentan que la ley, diseñada para proteger a las víctimas de agresiones sexuales, puede haber tenido efectos no deseados en casos como este.
La decisión del TSJC se basó en «vacíos, imprecisiones, inconsistencias y contradicciones» en la valoración de las pruebas, lo que plantea preguntas sobre cómo se aplica la ley en la práctica judicial y si realmente está cumpliendo su objetivo de proteger a las víctimas.