Imagina la escena: Koldo García, con el móvil en la mano, sudando la gota gorda mientras escribe a Isabel Pardo de Vera: «Oye, Isabel, dile a la chica que mueva el culo para lo de Joseba, que si no José (Ábalos) me corta los huevos».
Sí, amigos, así de fino y elegante se manejan los asuntos en los pasillos del poder sanchista.
Todo porque Jésica Rodríguez, la entonces amante de pago del ministro de Transportes y Nº-2 del PSOE, necesitaba un puesto en Ineco; uno de los de cobrar sin trabajar.
Y claro, el todopoderoso Ábalos no iba a dejar que su chica se quedara sin curro.
Total, para qué están los políticos de relumbrón si no es para enchufar a la pareja, ¿no?
Según la Guardia Civil, el mensaje de Koldo a Pardo de Vera no deja lugar a dudas: «Contrátala o aquí va a rodar algo más que cabezas».
Material para una comedia que ni el difunto Berlanga se atrevería a rodar.
Las presiones a Isabel Pardo de Vera
Isabel Pardo de Vera, quien presidió Adif entre 2018 y 2021, ha sido señalada como una figura clave en esta trama.
Según las investigaciones judiciales y parlamentarias, habría recibido presiones directas del exministro Ábalos y su asesor Koldo García para garantizar el fichaje de Jésica en Ineco primero y luego en Tragsatec.
Durante su comparecencia en el Tribunal Supremo dentro del marco del caso Koldo, Pardo de Vera negó haber recibido instrucciones explícitas para realizar estas contrataciones, pero reconoció haber sido consultada sobre los procedimientos administrativos en las empresas públicas involucradas.
Las pruebas, sin embargo, incluyen correos electrónicos y mensajes que indican un trato privilegiado hacia Jésica.
El presidente de Tragsa reveló ante el Senado que desde Adif se enviaron comunicaciones internas pidiendo explícitamente «no atosigar» a Jésica para que cumpliera con sus obligaciones laborales.
Este trato preferencial fue calificado por miembros de la oposición como un ejemplo claro del enchufismo institucionalizado.
Un proceso exprés y lleno de irregularidades
La contratación de Jésica Rodríguez por Tragsatec estuvo plagada de anomalías. En apenas siete horas se abrió y cerró el proceso selectivo que garantizó su ingreso. Entre las condiciones técnicas exigidas figuraban requisitos que coincidían exactamente con su experiencia previa en Ineco, un detalle que ha levantado sospechas sobre un posible concurso ad hoc diseñado específicamente para ella.
De los 638 aspirantes al puesto administrativo, solo siete cumplían con todos los requisitos; Jésica fue una de ellas. No obstante, testimonios ante el Senado han señalado que nunca acudió físicamente a su puesto de trabajo ni realizó las funciones asignadas. Más bien, documentos internos justificaban sus horas trabajadas sin evidencia concreta de su desempeño.
Además, las investigaciones han revelado cómo la responsable directa del fichaje de Jésica fue ascendida posteriormente, un hecho que refuerza las acusaciones sobre favoritismos dentro del organismo público.
El papel de Koldo García y José Luis Ábalos
El exasesor Koldo García, figura central en el caso Koldo, también está implicado directamente en esta trama. Según las declaraciones recogidas durante la investigación judicial, García presionó a Pardo de Vera mediante mensajes que incluso incluían amenazas veladas relacionadas con Ábalos: «Si no lo haces, José me corta los huevos», habría dicho en uno de ellos.
Por su parte, José Luis Ábalos vuelve a estar en el centro del huracán político tras este nuevo escándalo. Aunque oficialmente desvinculado del PSOE tras abandonar su cargo ministerial, las investigaciones revelan cómo utilizó su posición para beneficiar a personas cercanas a él. Desde contratos exprés hasta tratos privilegiados para evitar controles laborales sobre Jésica Rodríguez, las acusaciones contra Ábalos son cada vez más contundentes.
Las consecuencias políticas y judiciales
Este caso no solo pone bajo los focos a figuras como Pardo de Vera o Ábalos; también destapa una serie de prácticas sistemáticas dentro del sector público español donde las influencias políticas parecen haberse convertido en norma. Desde Moncloa se guarda silencio absoluto sobre este asunto mientras la oposición exige responsabilidades políticas inmediatas y transparencia total en la gestión pública.
En el ámbito judicial, el caso Koldo sigue avanzando con nuevas pruebas que podrían complicar aún más la situación para los implicados. La Fiscalía Anticorrupción ya apunta hacia posibles delitos de cohecho y tráfico de influencias relacionados con estas contrataciones irregulares. Mientras tanto, Ábalos enfrenta restricciones legales como la retirada de su pasaporte mientras continúan las investigaciones abiertas contra él.
Un capítulo más en la polémica gestión de Ábalos
Este escándalo se suma a una larga lista de polémicas asociadas al exministro socialista durante su mandato al frente del Ministerio de Transportes. Desde la crisis por los trenes defectuosos para Cantabria y Asturias hasta los contratos millonarios por mascarillas durante la pandemia, su gestión ha estado marcada por decisiones controvertidas que han erosionado seriamente su credibilidad política.
En definitiva, este nuevo episodio no solo revela un caso aislado de enchufismo; también pone al descubierto un entramado mucho más amplio donde las conexiones políticas parecen pesar más que el mérito o la transparencia institucional.