El don de la inoportunidad

¿Qué precio hará pagar Trump a España por el desplante de Sánchez en China?

Este viaje no representa a la Unión Europea, sino a una agenda personal y se ha hecho a la sombra del comisionista Zapatero

Pedro Sánchez y el PSOE en China
Pedro Sánchez y el PSOE en China. PD

Es más que probable que un tipo rencoroso como Donald Trump, conocido por reaccionar con dureza ante lo que percibe como deslealtades, tome represalias contra España debido al inoportuno viaje del socialista de Pedro Sánchez a Pekín.

Ir a Asia, para reunirse con Xi Jinping y aparecer obsequioso con los jerarcas comunistas, en plena guerra comercial, ha levantado ampollas en la Casa Blanca.

El viaje, en un momento de creciente tensión comercial entre EEUU y el gigante asiático por los aranceles y el déficit comercial, es visto por Trump como un desafío directo a los intereses estadounidenses.

El reciente viaje de Sánchez a China, en plena escalada de la guerra comercial entre Estados Unidos y el gigante asiático, ha encendido los ánimos tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

Este encuentro con el presidente Xi Jinping, el tercero en tres años, se desarrolla bajo un clima de tremenda tensión internaciona.

Mientras Sánchez se escuda en la necesidad de diversificar mercados y estrechar lazos con una economía tan poderosa como la china, desde Washington y Bruselas llegan críticas que califican este movimiento como arriesgado e inoportuno.

Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, no dudó en calificar la estrategia del marido de Begoña como «suicida» para los europeos.

¿Una apuesta comercial o un desafío diplomático?

Desde Moncloa se insiste en que este viaje estaba planificado con antelación y que no responde a las tensiones actuales entre Washington y Pekín.

Sin embargo, resulta difícil separar este gesto diplomático del contexto global. En su gira asiática, que también incluyó una parada en Vietnam, Sánchez ha cerrado varios acuerdos bilaterales con China para fomentar las exportaciones españolas de medicamentos, cosméticos y productos porcinos, sectores clave para nuestra economía.

Pero el desequilibrio comercial entre ambos países es evidente: mientras España importó 45.000 millones de euros desde China en 2024, sus exportaciones apenas alcanzaron los 7.400 millones.

En este sentido, Sánchez busca reducir esta brecha promoviendo relaciones más equilibradas con un socio que la Unión Europea define como «competidor y rival sistémico».

Sin embargo, desde Estados Unidos interpretan este acercamiento como un desafío directo a su liderazgo económico y político. Bessent incluso comparó las prácticas comerciales chinas con un flujo incontrolable:

«Es como aquella escena del aprendiz de brujo en ‘Fantasía’, donde las escobas nunca dejan de cargar agua».

China: socio económico, pero dictadura infame

El viaje también ha generado un fuerte debate interno en España. Desde el Partido Popular, su líder Alberto Núñez Feijóo lo calificó como una decisión «unilateral» que «daña nuestra posición internacional». Otros miembros del PP han señalado que Sánchez parece más interesado en desviar la atención de problemas internos como los casos de corrupción que asedian al Gobierno. Por su parte, desde el PSOE defienden el pragmatismo del presidente al priorizar los intereses económicos del país frente a una situación global cada vez más compleja.

La Unión Europea, aunque oficialmente coordinada con España en esta estrategia comercial, tampoco oculta sus reticencias hacia un acercamiento excesivo a China. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha recordado públicamente la necesidad de mantener una política común y evitar movimientos que puedan interpretarse como divisivos dentro del bloque comunitario.

El papel de China en este tablero global no está exento de controversias. Aunque su peso económico es innegable –con una clase media creciente que supera los 700 millones de consumidores–, no podemos ignorar su historial como una dictadura infame. El gobierno chino mantiene un férreo control sobre sus ciudadanos mediante censura masiva, represión política y violaciones sistemáticas de derechos humanos. Casos emblemáticos incluyen la persecución de minorías étnicas como los uigures y la represión brutal contra disidentes políticos e intelectuales críticos con el régimen.

Además, instituciones como el Instituto Confucio han sido señaladas por algunos analistas como herramientas de propaganda estatal disfrazadas de intercambios culturales. En este contexto, muchos cuestionan si España debería estrechar vínculos con un país cuyo modelo político está tan alejado de los valores democráticos occidentales.

¿Qué consecuencias puede esperar España?

El gesto diplomático del presidente Sánchez podría tener consecuencias tanto positivas como negativas para nuestro país:

  • En lo económico: Los acuerdos alcanzados podrían abrir nuevas oportunidades para sectores estratégicos españoles. Sin embargo, el riesgo es evidente si Trump decide tomar represalias económicas específicas contra España.
  • En lo diplomático: Este movimiento puede deteriorar las relaciones con Washington justo cuando Europa necesita unidad frente a las amenazas comerciales estadounidenses.
  • En lo político: A nivel interno, Sánchez se enfrenta al reto de justificar este viaje no solo ante sus opositores políticos sino también ante una opinión pública cada vez más crítica con China por razones éticas y políticas.

En definitiva, aunque la apuesta del Gobierno español por diversificar mercados pueda tener lógica económica a corto plazo, las implicaciones estratégicas son mucho más complejas y riesgosas en el contexto actual.

Curiosidades sobre el caso

  • Esta es la tercera visita oficial de Pedro Sánchez a China desde 2023, lo cual subraya su interés personal por estrechar relaciones con Pekín.
  • En contraste con las críticas actuales del PP hacia este viaje, varios líderes populares han realizado visitas similares a China en años anteriores sin levantar polémica.
  • Pese a ser uno de los mayores exportadores del mundo, China enfrenta crecientes críticas internacionales por prácticas comerciales desleales como el dumping y el robo sistemático de propiedad intelectual.

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